“El liderazgo estudiantil como transformador de la realidad social” - Felisa Liss

“El liderazgo estudiantil como transformador de la realidad social” - Felisa Liss

Video Relacionado:

 

Moderadora

Dra. Luci Bento

Directora de postgrado

Universidad Nihon Gakko

Paraguay

Nos decían esta mañana en la apertura, que la educación no transforma al mundo; pero sí, las personas educadas pueden colaborar en transformar el mundo. Así es que tenemos ese gran compromiso, esa gran responsabilidad, y esa gran oportunidad de poder colaborar con el título de nuestro tema, que es: “El poder transformador de la educación”.

 

“El liderazgo estudiantil como transformador de la realidad social”

Ante todo quiero saludarlos con el hola hebreo: ¡Shalom! ¿Y saben lo que significa Shalom? [Paz – responde la audiencia] ¡Qué bueno! Los mejores estudiantes que he conocido; entonces permítanme leerles algo:

«La actitud creativa termina con los lamentos y las excusas. Es calidad de percepción, acción inteligente que nos permite superar los conflictos con la riqueza alternativa que nos ofrece cada situación. La creatividad despierta el poder que duerme en nuestra imaginación; es osadía, aventura para descubrir y aprender de los cambios; es respuesta hábil, no impotencia explicada o reclamo por lo que nos falta».

No se preocupen, no es teoría, ahora comienzo.

Hace años un supervisor visitó una escuela, en su recorrido observó algo que le llamó poderosamente la atención: una maestra estaba atrincherada atrás de su escritorio, los alumnos hacían gran desorden; el cuadro era caótico. Decidió presentarse.

–Permiso, soy el supervisor del turno, ¿algún problema?

–Estoy abrumada señor, no sé qué hacer con estos chicos… no tengo láminas, el Ministerio no me manda material didáctico, no tengo nada nuevo para mostrarles, no tengo nada nuevo que decirles.

El supervisor, que era un docente de alma, vio un corcho (¡imagínense!) en el desordenado escritorio; lo tomó y con aplomo se dirigió a los estudiantes:

–¿Qué es esto?

–Un corcho, señor -gritaron los alumnos sorprendidos.

–Bien, ¿de dónde viene el corcho?

–De la botella señor, lo coloca una máquina, del alcornoque, de un árbol, de la madera… -respondían animosos los estudiantes.

–¿Y qué se puede hacer con esa madera? -continuaba entusiasta el docente.

–Sillas, una mesa, un barco…

–Bien, tenemos un barco. ¿Quién lo dibuja?, ¿quién lo hace?

Y los estudiantes continuaban…

–Un mapa en el pizarrón y coloca el puerto más cercano para nuestro barquito.

–Escriban: ¿a qué provincia pertenece?, ¿y cuál es el otro puerto más cercano?, ¿a qué país corresponde?, ¿qué poeta conocen de ahí?, ¿qué produce esta región?, ¿alguien recuerda una canción de este lugar?

Y comenzó una tarea de geografía, de historia, de música, economía, literatura, religión, etcétera, etcétera, etcétera.

La maestra quedó impresionada. Al terminar la clase, le dijo conmovida:

–Señor, nunca olvidaré lo que me ha enseñado hoy, ¡muchas gracias!

Pasó el tiempo, el supervisor volvió a la escuela y buscó a la maestra. Estaba acurrucada atrás de su escritorio, los alumnos otra vez en total desorden.

–¡Señorita! ¿Qué pasó, no se acuerda de mí?

–Sí señor, ¡cómo olvidarme! Qué suerte que regresó… no encuentro el corcho, ¿dónde lo dejó?».

Entonces, ustedes preguntarán… si tendríamos tiempo y una polémica, pienso que podríamos varias horas conversar sobre el corcho; pero no la tenemos. Entonces, lo que quisiera decir, que en estos casos el colegio, la educación, o respeta las ideas o las mata, o motiva a los estudiantes (porque hoy aprendí algo nuevo: por lo general digo “alumnos”, pero me gustó la idea de “estudiantes”), o motiva a los estudiantes o ahí se quedan.

Y la pregunta es si el colegio es donde se forman los futuros líderes; la pregunta es si la municipalidad es la que tiene que colaborar con los colegios para que se formen futuros líderes; la pregunta es si el Ministerio de Educación junto con la municipalidad tienen que ayudar a formar los futuros líderes. ¿Quiénes son los responsables: el Ministerio de Educación, las municipalidades, el Gobierno? Siempre se puede echar la culpa a alguien. Pero tal vez si se trabaja juntos esto ya se transforma en otra cosa. Hay muchas preguntas, no sé cuántas respuestas hay.

Yo vengo de la parte que creo que tenemos una juventud hermosa, pero tenemos también que saber cómo trabajar con ellos. Quisiera contarles aquí de qué manera lo hacemos en Israel.

Los que estuvieron antes de ayer, yo conté de la llave del corazón en la escuela primaria, cómo nos manejamos. En la escuela secundaria tenemos otra forma de trabajar con los muchachos: fuera de todas las disciplinas –voy a decir una contradicción– los obligamos a que tengan 60 horas de voluntariado.

Al principio los chicos de 13-14 años en adelante: “¡Oush! ¿Qué quieren de nosotros?” Porque no es en hora de estudios, es después de las horas de estudios; y está dentro del programa de estudios que los que no van a dar esas 60 horas, a fin de año no reciben su libreta de calificación y no pueden continuar. Es decir, que por un lado es una obligación; pero por otro lado les voy a contar qué es lo que pasa.

Se les da una lista y los estudiantes eligen dónde quieren hacer esas 60 horas: en la Cruz Roja, en los hospitales, en los asilos de ancianos, con niños discapacitados…, y también, si hay los que tienen... juegan al fútbol, juegan al básquet, bailan, cantan, se van armando grupos. Todo eso después de las horas de estudio.

¿Y saben lo que sucede? Lo contrario del principio; esas 60 horas ya hace rato que no son 60 horas; pues que los chicos que tienen problemas de conducta pero son buenísimos en el fútbol, en los deportes y todo lo que sea, hay campeonatos entre otros colegios, entre otras ciudades; y saben, qué felicidad cuando vienen con sus medallas: “salimos en el primer lugar, en el segundo lugar, en el tercer lugar”; ruegan “por favor” que los dejen salir.

Les puedo dar un ejemplo, porque…, muchos ejemplos; pero por ejemplo, un ejemplo de casa: mi nieta, que tiene hoy día 17 años, le encanta bailar y le encanta cantar; y por suerte, tuvo la suerte que la eligieron para el conjunto que representa a la ciudad: ensayos 3 o 4 veces por semana, cada fiesta que hay ellos van a los asilos de ancianos, van a la comunidad; y a fin de año tienen una función para todos los padres y los abuelos y para todas las familias.

Las clases en Israel comienzan en septiembre, ella está en el último año de secundaria. Me cuenta unos días antes de viajar: “Abuelita, tú no sabes: ¡me han pedido que yo enseñe bailes a los chicos de 4º y 5º grado, que recién comienzan!”. Con un orgullo, con una felicidad. “Y ¿sabes qué?, me dijeron que me van a pagar salario; ¡yo no lo puedo creer!”.

Fíjense lo que hace esta parte de voluntariado. Formamos líderes o no formamos líderes.

Por otro lado, tenemos también la educación no formal, que es algo… vuelvo (yo sé que hay gente acá de municipios), sin la municipalidad no lo podríamos lograr. Dentro de la municipalidad tenemos un área de educación no formal, y esa educación no formal es lo que forma a los futuros líderes del futuro; porque si tenemos todos los boy scouts, y todas las cuestiones juveniles, ¿quién lo hace? Chicos de 14 años van a los colegios, a las escuelas primarias, a convencer a los niños de tercer y cuarto grado que vengan a las actividades.

Moderadores de moderadores. Preparan a estos chicos que sean los moderadores de los chicos pequeños, una, dos veces por semana, campamentos…; y luego estos chicos continúan, tienen interés y siguen trabajando.

Y permítanme –como yo digo, doy ejemplos de casa. Tengo otra nieta, que está en la escuela intermedia y estudia en un colegio que –también hay que decirlo– sabe enseñar; y así como les conté el cuento del corcho, ahí es verdadero. Tienen cada trimestre un tema, y sobre ese tema es, ahora el primer trimestre, es adolescencia. Y sobre el tema de adolescencia estudian literatura, geografía, cine, teatro… fuera de matemáticas creo que todo. Y tuvieron un trabajo: ir a preguntarle a los papás qué se acuerdan de la adolescencia. Yo estuve justo en la casa de ellos cuando ella empezó a hacerle las preguntas al papá.

La primera pregunta fue: “¿Qué es lo que más te formó en la adolescencia?” Y el papá le contestó: “El movimiento juvenil”. Es ir 2 veces por semana, 3 veces por semana, se ponen una corbatita (ustedes lo conocen, porque creo que hay en todos los países del mundo); salir a los campamentos y estar con la gente; después, ser guía de los chicos, etcétera, etcétera.

“¿Qué es lo que... tienes un recuerdo que te quieres olvidar?” ¿Qué contestó el papá? Fácil de adivinar: “El colegio”.

Después fue y le preguntó la misma pregunta a la mamá: “¿Qué te acuerdas de la adolescencia?” (Y aquí yo sé que está el señor intendente de Trujillo, usted se va a emocionar). Mi hija en aquel entonces estaba en Trujillo y estudiaba en lo de la señora Stella Puga, y ¿qué dijo? Se acuerda de toda la parte del baile y lo que le daban; y no le importaba ir todos los días allá. Y cuando le preguntó: “¿Qué es lo que te quieres olvidar?” Con nuestro permiso, la misma respuesta. “Pero no a los chicos y a los muchachos que están ahí”.

Eso quiere decir que tenemos que trabajar juntos, porque hoy día ya es un poco distinto; y si tomamos en cuenta qué es lo que nos da el liderazgo, veremos que si tomamos en cuenta la cooperación y participación; participación social, motivación individual, gestión de conflictos, responsabilidad, dar al prójimo, motivación individual y motivación grupal, respeto al prójimo, trabajo de equipo, seguridad y protección.

Es decir, que nosotros podemos encontrar caminos para dar motivación, para dar valores a la juventud, para que pueda ser - tengamos un futuro un poco distinto de lo que tenemos hoy día. Porque estos chicos se transforman luego en líderes en los colegios. Hay colegios en Israel, que ellos son parte de la dirección junto con el director, junto con padres de familia, y hacen los cambios en el colegio.

La juventud de hoy ya no es como la juventud en la época que yo era estudiante. Dicen lo que piensan. Cuando les gusta algo, les gusta; cuando no le gusta, no le gusta. Y nosotros, todos los que estamos aquí presentes, queremos cambiar, queremos que la juventud de hoy –que es el futuro de mañana– pueda ayudarnos a ser Activistas por la Paz Mundial; pero en la práctica y no solamente en la teoría.

Y quisiera… (nuevamente dejo el micrófono porque quiero mostrarles algo).

Yo acostumbro a trabajar mucho con llaves, pero como son pesadas también hice estilo de cartas de trabajo con llaves. Y cuando hago talleres, pregunto: ¿Cuál es la llave que elegirían para ser un buen líder? Y recibo muchas respuestas. Y luego, lógicamente, pregunto: ¿Por qué?

Esta misma pregunta la puedo preguntar a niños de la escuela primaria, a estudiantes de la escuela secundaria y también a ustedes o en cualquier lugar del mundo donde lo hago.

Y recibí una respuesta de una niña de 8 años que se las debo mostrar:

“Ante todo elegiría la llave de la oreja, ¿y saben por qué?, para poder escuchar; luego la llave de la boca, para poder conversar; y luego la llave de los ojos, para observar no solo exteriormente, sino también el interior de la persona. Y si tenemos la llave de la oreja, la llave de la boca y la llave de los ojos podremos abrir muchas puertas y ayudar a cada uno que lo necesite, y ser transformadores de la realidad social”.

Muchas gracias.