La Universidad Nacional Autónoma de México se une a los Foros “Educando para No Olvidar - El Holocausto, paradigma del genocidio”
El 6 de marzo se desarrolló el Foro “Educando para No Olvidar - El Holocausto, paradigma del genocidio”, con la participación de profesores de diferentes facultades, estudiantes y activistas por la paz, en las instalaciones de la AAPAUNAM.
La Embajada Mundial de Activistas por la Paz y la Universidad Nacional de México iniciaron con un ciclo de actividades educativas en materia de Holocausto y sus repercusiones en los Derechos Humanos, las cuales se estarán llevando a cabo de manera conjunta, poniendo por obra las resoluciones de la ONU que insta a los Estados miembros a realizar actividades educativas con un enfoque en la enseñanza y promoción de los Derechos Humanos, y así como lo expresa el documento sobre la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia (celebrada en Durban, Sudáfrica, del 31 de agosto al 8 de septiembre de 2001). En el acápite dedicado a las “Medidas de prevención, educación y protección,” reconoció que “la educación a todos los niveles y a todas las edades, inclusive dentro de la familia, en especial la educación en materia de derechos humanos, es la clave para modificar las actitudes y los comportamientos basados en el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, y para promover la tolerancia y el respeto de la diversidad en las sociedades.”
El Foro inició con la intervención de la Secretaria General de la AAPAUNAM, Bertha Guadalupe Rodríguez: «Yo creo que el mejor homenaje que tenemos para este tipo de eventos, para el señor sobreviviente, el cual nos honra (lo repito y lo digo con voz en cuello) recibirnos, el mejor homenaje es escuchar sus palabras, el mejor homenaje es escuchar a nuestro Embajador Mundial por la Paz; no olvidar esta situación y recibirlos con un muy fuerte abrazo, y caluroso aplauso. Esta es su casa. ¡Bienvenidos!».
El doctor William Soto Santiago, Embajador Mundial de Activistas por la Paz, habló sobre la necesidad de comprender el poder de la educación: «Definitivamente la Educación es un poder; y con el poder de la Educación se forman abogados, médicos, ingenieros, maestros, entre otras profesiones. Sin embargo, debemos usar el poder de la Educación para alcanzar la paz. Debemos aunar esfuerzos para formar personas pacíficas, tolerantes, respetuosas de sus semejantes y de las diferencias, de las singularidades que dotan de identidad a todo ser humano; individuos que a través de la enseñanza conozcan y promuevan los valores universales, el respeto a la dignidad humana, los principios éticos y morales, y defiendan —ante todo— los Derechos Humanos.»
«La paz no es una utopía. La paz es más que un anhelo: es una necesidad», recalcó.
Por su parte, el Dr. Pedro Medina de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad, afirmó que: «Como profesores tenemos el compromiso de difundir y educar con los Derechos Humanos como principio. Ese debe ser nuestro gran compromiso con la familia humana». Por lo cual agregó:
«Mi reflexión va en torno a lo que ya mencionó el Dr. William Soto. Los Derechos Humanos y la violación de los mismos no es asunto solamente de un ser humano ni de una región del mundo; es asunto de todos.
Hoy en día es muy común hacer referencia a los Derechos Humanos, aunque desafortunadamente no siempre contamos con la información o con la preocupación para hacer valer esos derechos, que nos pertenecen por el simple hecho de existir. Así podemos reconocer como el principal de éstos: el derecho a la vida, el cual debe encontrarse acompañado de manera integral de otros, como el derecho a la libertad, a la alimentación, al trabajo, a la vivienda, a no recibir tratos crueles e inhumanos, y otros tan importantes en estos días como el debido proceso o la presunción de inocencia (como lo estamos viendo todos los días en las noticias)».
A su vez, el señor Bedrich Steiner, sobreviviente del Holocausto, señaló:
«El hecho es que fueron exterminados poblados enteros, desaparecieron familias enteras de los cuales no quedó ningún miembro, ni sabemos sus nombres.
A pesar de todo, el tiempo avanza; y así como avanza, tenemos que luchar también con el olvido. La memoria se está perdiendo: los sobrevivientes desaparecen; los contornos, las líneas y detalles de aquellos sucesos se están haciendo más y más borrosos.
Pero hoy no luchamos solamente con el factor del tiempo y memoria, hoy tenemos que luchar también contra la desinformación y contra las mentiras».
En medio de este contexto se develó la segunda Placa de “Huellas para no olvidar”, perteneciente a la familia Steiner.