Lic. Ximena Llamín | Visión de los pueblos indígenas para el respeto y la preservación de las aguas
Visión de los pueblos indígenas

Lic. Ximena Llamín | Visión de los pueblos indígenas para el respeto y la preservación de las aguas

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[Saludo en dialecto mapuche] EMAP, Embajada de Activistas por la Paz, a las autoridades, muy buenos días; a los amigos y a todos quienes nos interesa no solo el futuro, sino el presente de nuestra Madre Tierra, en la que estamos conviviendo con distintas situaciones que nos afectan, nos afectan la vida, nos afecta la dignidad como seres humanos.

Vengo desde un pueblo que está en el sur de Chile, pueblo Mapuche. Mapuche significa: “gente de la tierra”, ese es su significado traducido al castellano. Y lo primero, como mapuche, que hacemos es saludar. El saludar es muy significativo en las culturas de los pueblos indígenas, porque... Por ahí dicen: saludar es salud, saludar es estar bien; y a veces vamos por la vida muy rápido y nos olvidamos de algo tan sencillo y tan elemental que es natural en las culturas de los pueblos indígenas, que es saludar.

Mari mari. Y ustedes me van a responder: “Mari mari”. Ahora estamos listos y ahora estamos muy bien para empezar en esta conversación que nos invita a reflexionar sobre la realidad que viven los pueblos indígenas y en particular el pueblo Mapuche; y hablar respecto de la importancia no solamente de la Tierra, sino del agua, el agua como elemento de vida, elemento vital para alimentarnos, el agua con sus significados también. En la cultura de los pueblos indígenas el agua tiene un nehuen, nehuen es una energía, el agua tiene espíritu, el agua tiene vida, y el agua en definitiva nos permite existir; por eso es que es tan significativo.

Cuando muchas veces los ambientalistas nos hablan de que en un par de años más, en un tiempo futuro, hay malos pronósticos, en realidad no es tan allá; muchas veces se habla desde que nuestros nietos van a sufrir los efectos, y como pueblos indígenas pensamos que no son nuestros nietos, son nuestros hijos; son nuestros hijos quienes van a sufrir los efectos de las acciones que tengamos como seres humanos y como sociedad con nuestro planeta.

Parte de las reflexiones que pongo en este día tiene que ver también con el trabajo que hacemos en distintas organizaciones y comunidades de pueblos indígenas en nuestro país (en Chile) y también en Latinoamérica, donde hemos tenido la oportunidad de participar y donde coincidimos en distintos temas;  porque los problemas que aquejan a los mapuches son los mismos que aquejan a las comunidades en Colombia, en Guatemala, en el centro y sur de México y a nivel global.

Son, principalmente, porque las comunidades indígenas muchas veces están en espacios naturales donde hay recursos, recursos significativos naturales, y donde las multinacionales han visto estos espacios como una oportunidad también de negocio; y esta oportunidad de negocio que va con un impacto que es significativo, y que no se mira en el corto plazo ni en el largo plazo: que lamentablemente no se mira.

Y por ello, cuando conversamos respecto de la situación que se convive con la actual problemática ambiental, nos damos cuenta que es en los territorios indígenas donde están las mineras, es en los territorios indígenas donde están las empresas forestales, y las empresas forestales están con plantación no de árboles nativos; con plantación de pinos y eucaliptos. Y el pino y el eucalipto tienen un impacto en nuestras tierras; el pino y el eucalipto es natural (dicen) de lugares donde hay pantanos, como Australia.

Y resulta que  van estas plantaciones a lugares de las comunidades donde los vecinos y los pueblos, pueblos mapuche principalmente, tienen que convivir, donde la situación que hay es que estas plantaciones (mal llamadas “bosques”, porque no son bosques) hoy en día en nuestro país se le está llamando el “árbol del fuego”.

En el verano de Chile, que es en enero, febrero, hubo una situación tremenda y dañina, que fueron los incendios forestales, donde este árbol prendió y se quemaron pueblos y ciudades enteras; esa fue la última situación.

Entonces está afectando no solamente a los pueblos indígenas, ya empieza a afectar a la sociedad en su conjunto; y nos empezamos a dar cuenta que cuando nos empieza a afectar a todos, ahí le empezamos a tomar atención. Y esta situación nosotros tenemos que conversarla, hoy en día estamos en este espacio.

Para los pueblos originarios es natural la conversación, es natural que cuando nos sentamos a la mesa a comer, a almorzar, apagamos el celular y conversamos y nos miramos a las caras; y eso en las sociedades actuales lo estamos perdiendo, lo estamos perdiendo por la modernidad, y no nos estamos dando cuenta.

Y nos está pasando la cuenta con el tema del “tiempo”, que también es algo que hemos ido perdiendo; y el tiempo es tan significativo, así como el alimento; porque día tras día corremos en nuestro trabajo, en nuestras actividades y al final del día terminamos agotados y no sabemos cuánto hemos hecho y cuánto hemos dedicado a nuestra familia y a los nuestros.

Entonces por eso también reflexionar sobre la importancia del tiempo. Por ahí hay un dicho de los pueblos indígenas en general, que dice de que es un llamado de advertencia al hombre blanco, de algún modo, por decirlo, de que ustedes tienen los relojes y los pueblos indígenas todavía tenemos el tiempo.

Así es que eso es como un llamado a  reflexión, a hacernos parte de las distintas situaciones; porque también la paz y esta Cumbre de Integración por la Paz nos invita a reflexionar sobre los asuntos que nos afectan en el cotidiano; y en el cotidiano nos afecta esta situación de impacto ambiental que enfrentan las distintas comunidades y que ahora las sociedades nos tenemos que hacer cargo.

Porque cuando decían —ahora en el inicio de la Cumbre— del calentamiento global, que está cambiando también la estructura del tiempo, cómo estamos viviendo el tiempo y lo drástico que se ha vuelto el verano y el invierno. Hoy en día no tenemos las cuatro estaciones que una vez conocí desde pequeña; hoy en día tenemos dos estaciones, y dos estaciones muy extrañas, que han hecho también que el clima se vuelva más extremo; y esto sin duda va a generar cambios también en la agricultura y en la forma en que nos alimentamos.

Siguiendo con estas reflexiones, igual contarles que como pueblos indígenas y como mapuches tenemos una energía muy poderosa, que es el nehuen; el nehuen es la capacidad que tenemos nosotros de salir adelante, de luchar frente a la adversidad; y creo que todos los seres humanos lo tenemos, tenemos el nehuen, esta energía que nos invita a seguir trabajando y a seguir luchando.

Y yo creo que también el Dr. Soto, darle las gracias, porque él ha tomado en cuenta esta energía de los pueblos indígenas, y que nos invita a replantearnos un poco la vida y a tomar en cuenta de que no va a haber cambios en el mundo si es que no escuchamos a los pueblos indígenas. Y eso le damos en esta oportunidad las gracias al Dr. Soto, en el trabajo que ha hecho con las comunidades y en el trabajo con Hijos de la Madre Tierra, donde se han invitado a las comunidades de distintos lugares del mundo a contar las cosas, las situaciones que enfrentamos y lo que pensamos, en definitiva, para construir una mejor sociedad.

Siguiendo con el tema del agua, desde la cosmovisión mapuche no solo se refiere al elemento esencial para el consumo humano, sino como el motor de la existencia humana; decimos los indígenas y el pueblo Mapuche que el agua es la savia que corre por las venas de la Madre Tierra; para nuestros abuelos y nuestras abuelas, autoridades tradicionales como el lonco, la machi, que son autoridades de carácter tradicional y que han estado por muchos siglos guiando nuestro  destino, el agua es sagrada.

Cada año, cuando se inicia un nuevo ciclo (en el caso de las culturas en Chile, de pueblos originarios, entre el 21 y 24 de junio, que es el solsticio de  invierno), nos bañamos en un río para purificarnos y empezar una nueva etapa y detenernos, detenernos a reflexionar cómo estamos haciendo las cosas; por lo tanto, el agua es parte de nuestra vida.

Cuando decidimos cruzar un río, cuando decidimos bañarnos en un estero, en un lago, en el mar, pedimos permiso; y haciendo esta analogía del pedir permiso, está relacionado también con el hecho también de que cualquiera que entre a nuestro hogar debiera pedirnos permiso; entonces la invitación es que cuando nosotros vamos a un espacio natural siempre debemos pedir permiso.

Y sucede que lugares del sur de Chile ya los esteros ya tienen su cauce, su caudal, con un 80% de pérdida, las napas subterráneas se han ido secando, y eso por efecto también de la acción humana, de la acción —como comentaba anteriormente— del impacto de las forestales, que en forma indiscriminada llenan nuestros territorios; y cuando se habla de los conflictos indígenas muchas veces no se toma atención a esto y se desconoce cuál es la situación real que ocurre en cada lugar.

Para las mujeres mapuche y para las machi, que son las sanadoras, cuando deben guiar la sanación de un paciente deben ir a buscar distintas hierbas medicinales a las montañas, al mar, a distintos lugares; por ejemplo, quiero contarles que muchas veces la machi tiene un sueño, tiene un peuma, y deben ir a un lugar que a lo mejor incluso puede tener una piedra encima, y debajo brotar la planta que va a dar la sanación al paciente. ¿Y por qué esto es así? Esto es natural, porque es esa planta, que a pesar de tener una piedra encima, una roca, fue capaz de crecer; entonces esta planta tiene su nehuen, tiene su energía que va ser capaz de sanar a ese paciente; y por eso es tan relevante esta relación con la naturaleza.

Dentro del mundo mapuche  también  tenemos la situación que enfrentan las comunidades aledañas a las empresas forestales, sus pozos, vemos con pesar cuando vamos al sur y a la comunidad, que los pozos están secos; es lamentable ver que los camiones aljibes son hoy en día los que transportan las aguas a la comunidades; entonces esta es la situación, y en este lugar yo debo decirlo, debo decirlo con mucha tristeza, porque no es la situación que se daba hace 20 años atrás; hace 20 años atrás todavía existían los pozos con agua natural de vertiente; y situaciones así se están dando.

En la quinta región de Chile hubo una situación que ocurrió con una empresa sanitaria donde en un sector (que es una mezcla ciudad y también campo) una familia construyó su pozo para tener sus propias aguas, y resulta que vino la empresa sanitaria, y como esa agua que ellos le daba para el consumo familiar provenía de una vertiente, la empresa vino a cobrarles, a cobrarles porque esa agua le pertenecía a los otros; también ahí involucrado los derechos de las aguas.

Y son situaciones que se están dando, y son situaciones que se están presentando también a la justicia chilena para que las tome en consideración.

Dentro de la tradición mapuche existen los menocos, que son pozos y que son lugares donde fluyen las aguas, y hoy día son casi inexistentes; es así que el miedo se apodera de las comunidades y cada vez en Chile vemos en la televisión que el conflicto crece, el conflicto mapuche crece; y las voces de los expertos ambientalistas también nos hablan que el desierto chileno —que es uno de los desiertos más áridos del mundo— empieza a avanzar, empieza a avanzar hacia la zona más verde de nuestro país, la zona más verde y fecunda; y allí es donde el problema ambiental nos empieza a afectar la vida diaria, la vida de muchos indígenas que se ven obligados por esta situación a migrar a las grandes ciudades; grandes ciudades, como la capital de Santiago de Chile, que alberga más de seis millones de habitantes y donde los espacios, la ciudad empieza a crecer  para arriba, para los lados, y donde los espacios son cada vez más reducidos para poder habitar.

Esta situación se viene sucediendo hace muchos años; de hecho, quiero contarlo, que mi familia, mis padres (mi padre y mi madre) migraron de sus comunidades en busca de mejores oportunidades, y fue en ese camino que se conocieron (bueno, nací yo, mis hermanas), y venimos trabajando en el sector urbano dentro de la comuna de Peñalolén, que es una de las 54 comunas que existen en Santiago, y donde hace 10 meses tuve la oportunidad y la confianza de los vecinos y vecinas de Peñalolén de ser elegida la primera autoridad mapuche en la región metropolitana, y mujer.

Finalmente y como invitación a esta jornada, darle las gracias por permitirme estar acá, de ser un puente entre la voz de nuestro pueblo mapuche y también de estas voces de cada uno de ustedes va a ser muy muy especial y muy significativo en el trabajo que se realice, en el trabajo presente y futuro; porque cuando conversamos no solamente con las comunidades, me toca a mí hacer un trabajo también de educación con niños y niñas.

Fui elegida presidenta de la Comisión de Infancia de Peñalolén, y en conversaciones con niños y niñas, y planteándoles, muchas veces uno toma las temáticas como adulto, y ellos me dijeron: “No, no Ximena; nosotros no somos el futuro de la sociedad, nosotros somos el presente; y como somos el presente le queremos pedir que las temáticas se aborden pensando en que nosotros a lo mejor en el futuro vamos a trabajar estas temáticas, pero eso nos afecta aquí y en el ahora”.

Así que darles las gracias a cada uno de ustedes, como muchos que están acá que son estudiantes, son dirigentes, son activistas, ciudadanos, empresarios, autoridades, y que estamos trabajando por la paz (muchas veces en lo utópico de la paz); pero para construir la paz tenemos que tener salud, tenemos que tener buena vida, tenemos que tener agua; para desarrollarnos en este mundo tenemos que tener felicidad y tenemos que ser agradecidos.

Invitarles con esta mirada de presente más que de futuro, a construir una mejor sociedad; y también invitarles a que estas conclusiones y estas reflexiones nos lleven y encaminen no solo el futuro de los pueblos indígenas, sino el presente de nuestros pueblos indígenas en todas las partes del mundo, en todas las partes de nuestro continente y de nuestro planeta.

[Despedida en mapuche]

Muchas gracias.

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Fecha: 
access_time Lun, 10/16/2017 - 10:35