Julián Aguilar Estrada | Panel 1: Contribución de las Instituciones de Educación Superior (IES) para la promoción de valores universales desde los programas de formación

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“Procuremos ser más padres de nuestro futuro, que hijos de nuestro pasado”. Esto lo dijo don Miguel de Unamuno; y es un verdadero placer que nosotros estemos construyendo el futuro que queremos.

Un verdadero placer y agradezco infinitamente la invitación, le felicito y le pido a través de usted que le dé un saludo al doctor Soto, por esta gran obra junto con todas y todos los voluntarios, que se ve que transmiten paz a través del servicio que dan a cada uno de nosotros, y una felicitación también a cada uno de ustedes que nos damos la oportunidad, de poder aportar un granito de arena, primero en nosotros y seguramente después podemos hacerlo con alguien más.

Un placer compartir con ustedes, compartir con estas distinguidas personalidades, me siento inmerecedor de estar en este panel, agradezco mucho la distinción, de verdad. Muchísimas gracias.

Y un mexicano muy importante en nuestra historia, don Manuel Gómez Morín, decía: “Cada generación debe ser responsable de enfrentar los problemas que le corresponden”. Nosotros estamos viviendo en estos tiempos en todo el mundo, pero principalmente en nuestros países, momentos difíciles de inquietud, de consumismo, de materialismo, y eso es lo que nos reúne para que podamos hablar de paz.

Y que importante que, desde la educación, desde las instituciones de educación superior, podamos impulsar y proyectar una cultura de paz; tomemos en cuenta que en la educación superior es casi la última oportunidad que tenemos para que las nuevas generaciones realmente puedan asimilar la importancia que tiene una cultura de paz.

Dicen que educar puede ser desastroso, si no se sabe educar.

En nuestra institución, la Universidad Tecnológica de Cancún —que me enorgullezco en representar y ser el rector de la misma—, una universidad con veintiún años de existencia, que forma parte de un subsistema de universidades tecnológicas y politécnicas en nuestro país que se creó hace veintiséis años, con la finalidad justamente —como lo dije al principio—, de ver hacia el futuro, de poder otorgar a las nuevas generaciones, oportunidades de estudio de nivel superior.

Estas universidades se encuentran en los lugares más recónditos de nuestro país, por supuesto, también en ciudades importantes las hay, pero llevamos con este sistema a los jóvenes que menos oportunidad tenían de estudiar, estudio de nivel superior: A las zonas indígenas, a las zonas aisladas, ahí es donde las universidades tecnológicas están. Hay universidades que tienen, tal vez, doscientos estudiantes y otras hasta siete u ocho mil; la nuestra cuenta con tres mil estudiantes.

Y hablar de responsabilidad social universitaria, miren que en Cancún es muy importante. Cancún, paraíso tocado por la mano de Dios, muchos de ustedes seguramente lo conocen: hermosas playas, grandes hoteles, el turismo en su máxima potencia; sin embargo, todo esto conlleva también daños colaterales: tenemos una gran población flotante, muchos jóvenes o familias que buscan oportunidades, pero que no tienen un arraigo, que no tienen pertinencia en esa ciudad; y nos enfrentamos también a los efectos que tiene un polo turístico como Cancún. A esos jóvenes lo recibimos en la Universidad Tecnológica, ahí los recibimos con mucho amor, con muchos deseos de que cumplan sus sueños.

Nuestro gobernador Carlos Joaquín, en su primer discurso frente al congreso local dijo: “Que los jóvenes aprendan a soñar y que las instituciones educativas de nivel superior, sean el medio para que esos sueños se hagan realidad”. Esa es nuestra encomienda, eso es lo que buscamos y eso es lo que queremos ofrecer a nuestra sociedad, para lograr reconstruirla y poder lograr un día, tener una sociedad en paz.

Y les dejo con esta reflexión de Paulo Coelho, que dice: “Cuando deseas algo desde lo más profundo de tu corazón, el universo conspira para que se logre”, y estos corazones juntos deseamos la paz.