Iris Yassmin Barrios | Panel 1: Jueces responsables en la impartición de justicia y en la generación de una cultura de paz
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Nota de transcripción: El texto a continuación fue digitado y revisado en vivo, durante la transmisión de la ponencia y/o traducción. Es posible que esté en proceso de posteriores revisiones para su mejoramiento. De ser requerido, puede ser verificado con la grabación correspondiente. (Sugerencias o comentarios: transcripciones@emapaz.com)
Excma. Iris Yassmin Barrios Aguilar
Presidenta del Tribunal Primero de Sentencia Penal, Narcoactividad y Delitos contra el Medio Ambiente de Mayor Riesgo “A”
Guatemala
Buenas tardes a todos y a todas; quiero empezar dándole la cordial bienvenida a todos los invitados que nos gozan y nos vienen a refrescar con la presencia y con todos sus conocimientos, a toda la delegación internacional que nos está acompañando esta tarde. También quiero agradecer al doctor William Soto Santiago, a la doctora Lara y a todo el equipo de la CUMIPAZ por la invitación que me ha permitido participar en este evento.
Usualmente cuando hablamos de los mecanismos que podemos utilizar, lo primero que podría citar como herramienta es la independencia judicial. Cuando hablamos en un foro de la independencia judicial, generalmente se piensa que nos estamos refiriendo a los derechos de los jueces; pero no es así, esencialmente la independencia judicial es un derecho ciudadano, es una garantía para todos los ciudadanos que van a ser juzgados por jueces honrados, independientes y solamente obedientes a la Constitución y a los tratados sobre derechos humanos.
En síntesis, la independencia judicial es una garantía para todos los ciudadanos de cualquier país, es la mayor certeza de que quienes juzgan van a ser personas honradas, que no van a permitir ningún manipuleo de tipo económico, político o social, o que van a permitir hacer acepciones por ser de un grupo étnico, de un grupo religioso, por pertenecer a una clase social o a un grupo económico. La justicia es el valor esencial dentro de una sociedad; por lo tanto, estamos obligados a poderla aplicar en forma justa, en forma correcta y con independencia de cualquier poder.
Cuando hablamos de la independencia judicial, en primer término la tenemos que ver como una garantía; que es lo que les explicaba hace un momento, pero también es un control. Tenemos que recordar que la independencia judicial viene a expresar la soberanía del pueblo. Cuando nosotros vemos en el derecho constitucional, la soberanía es parte del pueblo, es la voluntad, y se radica en tres poderes: el ejecutivo y legislativo y el judicial.
En el momento que nosotros emitimos resoluciones, lo estamos haciendo a nombre del pueblo, en nuestro caso, representamos al pueblo de Guatemala, pero sé que en este momento nos acompañan juristas de diferentes países; entonces nosotros estamos representando a ese país, a ese pueblo que nos ha dado su voluntad para juzgar, y tenemos que respetarla.
También es importante porque es una garantía entre poderes, lo que nos asegura no intervención en el organismo judicial del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo; se tiene que respetar el poder que corresponde a cada uno. Tal vez, valdría la pena recordar el pensamiento de Montesquieu, cuando habla de los tres poderes, y a nosotros como jueces, no importa la latitud que tengamos, ni el puesto que ocupemos dentro del organismo judicial, nos corresponde hacer viva esa garantía judicial.
Por otra parte, podemos ver esa independencia judicial como una garantía real, que es la que nosotros ponemos en práctica cada día en nuestras resoluciones. En el momento que emitimos decisiones estamos ejerciendo esa independencia judicial, y momento, algo muy importante: somos los jueces y juezas quienes estamos llamados a defender esa independencia judicial, ¿por qué? Porque es garantía de los ciudadanos y porque también es un derecho y un deber de los juzgadores, tiene las dos facetas.
Por lo tanto, cada vez que nosotros estamos emitiendo una resolución estamos poniendo en práctica esa independencia judicial, que nos garantiza no solo nuestra Constitución, sino también los tratados y convenios en materia de derechos humanos y también los estatutos del juez, que son vitales y que no podemos olvidar, y que no podemos abstraernos de cumplir. ¿Por qué es importante todo eso? Indudablemente los jueces estamos involucrados en la construcción de un Estado de derecho, pero no de cualquier Estado de derecho, sino un Estado de derecho de carácter democrático, en el cual se respete la dignidad de las personas, en el cual el centro es la persona humana y alrededor devienen todas las demás normas jurídicas y toda su aplicación.
Ahora veamos, ¿cuál es el perfil del juez? En un Estado democrático el perfil del juez es diferente, no es solo es del cumplimiento de la ley, es de cumplir con nuestras resoluciones para que haya cambios dentro de la sociedad. Actualmente los jueces -y no solo en Guatemala, sino que a nivel mundial- vivimos en una sociedad globalizada, nos hemos constituido en agentes de cambio, tenemos que ser líderes dentro de nuestra propia sociedad y contribuir con nuestro trabajo diario a cambiar la sociedad, a resolver los problemas que se dan, no solo en el caso específico sino también en los efectos que va a producir dentro de la sociedad y lo tenemos que hacer en forma consciente.
El juez, más allá del trabajo que realiza en la Judicatura, la emisión de constante resoluciones, también tiene oportunidad de dar clases, de dar conferencias, de participar en las actividades de la sociedad; no podemos ser ajenos a lo que nos ocurre, somos parte de esa sociedad y estamos para brindarlos porque somos servidores públicos, lo cual no se nos debe de olvidar.
En cuanto a lo que nos decían, a los retos, tenemos pues varias situaciones que resolver, podríamos hablar, en término general, que tenemos que enfrentarnos como jueces y juezas a varias dificultades, entre ellas, no podemos olvidar que nuestro país, Centroamérica y a nivel latinoamericano, hay violencia; y los jueces no estamos lejos de esas situaciones, sobre todo si trabajamos en el área penal, por lo tanto; nuestro papel es protagónico y estamos también inmersos dentro de las amenazas y las persecuciones por administrar justicia, de tal forma que si nosotros como jueces y juezas somos capaces de velar por el respeto y las garantías constitucionales y procesales de las demás personas también el Estado tiene que tener la obligación de velar por la vida y la integridad de los jueces, me refiero a las amenazas y a las persecuciones de las cuales somos objeto.
Tenemos nuestra obligación como jueces de enfrentar la violencia, pero también tenemos que ser protegidos en los momentos que sea necesario, para seguir cumpliendo con esa obligación que nos manda nuestra Constitución y demás leyes.
Es importante que el Estado pueda determinar y verificar de dónde vienen las amenazas hacia los jueces, vengan de donde provengan, porque nuestra actitud y actividad de realizar justicia está comprometida directamente con la sociedad; por lo tanto necesitamos ese respaldo y no solo del Estado de Guatemala, sino también de la comunidad internacional, hoy que están presentes tantos representantes de la comunidad internacional, se les pide que sigan acompañando a Guatemala en ese proceso de crecimiento llamado democracia; la democracia es como una plantita que tenemos que alimentar todos los días y que, nosotros, los guatemaltecos queremos que siga creciendo y no solo en Guatemala sino también en toda la región centroamericana y en América Latina.
El respeto a las garantías individuales y también sociales, respeto a la libre expresión, al derecho de manifestación, al derecho de reunión, son derechos que la sociedad guatemalteca ya ha alcanzado y que en ningún momento queremos que vuelva a retrotraerse.
En fin, eso serían los retos especiales, pero no puedo dejar de hablar de un fenómeno económico jurídico y social que se está promoviendo lamentablemente en todo el mundo. La corrupción, la corrupción es un flagelo y, nosotros como parte del sistema de justicia, estamos llamados a combatirlo, en qué forma, con nuestras resoluciones apegadas al derecho, sin permitir ninguna injerencia, de ningún tipo, ni interno, ni externo.
Ahora bien, sé que tenemos poco tiempo y no quiero cansarlos, sé que hay todavía pláticas que tienen que escucharse, pero, ¿por qué es importante la actitud que podamos tener los jueces y juezas?, porque con nuestro trabajo diario podemos contribuir a alcanzar la paz, siempre he pensado que la justicia es un paso previo para que podamos todos alcanzar la paz, si no hay justicia entonces difícilmente puede existir paz; y me parece que no solo los jueces estamos llamados a luchar por esa paz, todos, desde la posición que ocupamos, tenemos que hacer nuestro mejor esfuerzo para alcanzar la paz.
Alguna de mis antecesoras decía “es un proceso”, me parece realmente que lo es, pero en ese proceso de paz tenemos que involucrarnos todos, sobre todo el sistema de justicia, en fin, a nosotros como jueces y juezas nos corresponde restablecer tejidos sociales que se han roto, tanto a nivel de un caso específico que juzguemos, como en toda la sociedad; nosotros tenemos desde ese espacio donde nos encontramos la capacidad de devolver la confianza en el sistema de justicia, y eso es lo que esperamos.
Quiero manifestar mi respeto y admiración para todos los jueces latinoamericanos, iberoamericanos que nos visitan y principalmente a mis compañeros jueces en Guatemala, porque sé del riesgo y las situaciones difíciles que nos ha tocado compartir por luchar por la justicia de nuestro país. Que tengan todos muy buenas tardes.
Conclusiones y cierre del panel
MODERADORA
Bueno, después de estas emotivas, interesantes y profundas reflexiones por parte de los distinguidos representantes de las Altas Cortes de latinoamérica, procederé muy rápidamente a unas conclusiones que básicamente se centran en los principios de lo que es el Estado de derecho y que han coincidido todos cuáles son; en primer lugar, la separación de poderes, y en segundo lugar la independencia judicial.
Los jueces, independientes, desde una dimensión tanto individual como colectiva, protegen el Estado en su amplitud y además garantizan el principio de legalidad. Cuanto la globalización afecta a todos los ámbitos, a todos los ámbitos incluidos también los ámbitos de decisión y una justicia globalizada puede tener dos caras. Esperemos que a través de un Estado fuerte que garantice a toda costa la seguridad de los operadores de justicia y la independencia de los poderes públicos se pueda garantizar una justicia globalizada de acuerdo con las normas nacionales y supranacionales.
Por otra parte, los agentes jurídicos deben ser conscientes también de todas las herramientas que ofrece la globalización, incluida también los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 para garantizar algo tan fundamental y tan básico como es el acceso a la justicia.
Con el acceso a la justicia podremos garantizar un Estado de derecho fuerte, una independencia judicial de la Judicatura que garantice también el debido proceso y la independencia interna.
Quisiera finalizar con una frase que ha pronunciado la jueza Carmen María Escoto, y es que debemos ser palanca y rueda. Con estos dos instrumentos creo que movilizamos y somos motor del mundo y transformación del cambio.
Gracias.