Ing. Tania Martínez | Biosistemas especializada en el riego y la producción de biocombustibles
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Nota de transcripción: El texto a continuación fue digitado y revisado en vivo, durante la transmisión de la ponencia y/o traducción. Es posible que esté en proceso de posteriores revisiones para su mejoramiento. De ser requerido, puede ser verificado con la grabación correspondiente. (Sugerencias o comentarios: transcripciones@emapaz.com)
Panel
Mujeres en la Ciencia
Moderador
Dr. Arturo Solis
(México)
Agradezco la oportunidad y saludo a todos, el cambio climático pues ya lo vimos que está terrible y los problemas son desde varios enfoques, la producción de alimentos, la producción de energía, la contaminación del agua a donde volteemos está complicado el tema, así que lo que lo que va a presentar la ingeniera Tania Martínez es muy interesante porque tiene, versa sobre la producción de alimentos que también es una urgencia, la tierra está perdiendo su capacidad para producir alimentos a pesar de las toneladas y toneladas de agroquímicos que se utilizan que ya sabemos que a la larga empeoran el problema, en este momento pareciera no haber opciones pero seguramente la inventiva humana nos va a permitir salir adelante. Es un problema urgente de la producción de alimentos tan solo en Estados Unidos hay 20.000000 de personas que viven en la inseguridad alimentaria, esto es, no saben si van a comer al otro día. Así que invito a la ingeniera Natalia Martínez, compatriota, que por favor nos platique de su trabajo.
Ing. Tania Martínez
Indígena mixe, Premio Nacional de la Juventud
(México)
Primero siempre tengo que adaptar los micrófonos porque soy muy bajita. Entonces, denme un segundo… Ya, todo mejor.
[Saludo en lengua mixe].
Muy buenas tardes a todos. Me da mucho gusto poderles saludar y visitarles en su tierra natal, me siento muy honrada de poder estar el día de hoy aquí.
Quisiera pedir si pudieran poner mi presentación, por favor.
El saludo inicial fue en mixe, mi idioma nativo (“wayú”, como decimos en México).
Lo que yo les voy a presentar… Bueno, el compañero me presentó como ingeniera, ahora estoy formándome como antropóloga. Es más una historia sobre el maíz nativo.
Normalmente vemos al maíz nativo no como una tecnología, nosotros que venimos como de un perfil tecnólogo, y creemos que tecnología es solo aquello que se genera en un centro de investigación con el método científico. ¿Pero qué pasa con todos esos saberes locales que han coexistido por miles de años en nuestras comunidades?
El tema de seguridad alimentaria se ha tratado de resolver a nivel mundial; ha sido una problemática constante, con tecnologías desarrolladas principalmente en centros de investigación grandes. Uno de los ejemplos principales es la Revolución Verde y las tecnologías modernas.
Si bien podemos decir que la Revolución Verde y las tecnologías que se promovían tuvieron un alcance positivo en algunas regiones, también ha sido altamente criticada porque llevó a la exclusión de muchos agricultores, sobre todo de aquellos con menores recursos; también llevó al deterioro ambiental y a la pérdida de biodiversidad.
Pero, yo me pregunto, ¿todo siempre es blanco y negro? Con lo que les decía, no; mientras que haya efectos positivos, también hay efectos negativos.
Particularmente en el caso de México (y podría decir que en América Latina), la mayor parte de los proyectos de desarrollo agrícola o el problema de seguridad alimentaria se ha visto desde ese enfoque productivista: semillas mejoradas, químicos. Y, bueno, ¿qué pasa con los saberes locales?
En el caso particular de México, ¿cómo es que ha coexistido el conocimiento tradicional, las semillas nativas? Porque se sigue cultivando, en Guatemala y en muchas regiones de nuestra América Latina también; y es parte de la soberanía de nuestros pueblos.
Normalmente, sobre todo para gente que trabaja en cuestiones antropológicas o de desarrollo, yo me encuentro muy seguido que hay como una tendencia grande a hacer dicotomías: tradicional y moderno.
¿Qué es tradicional? ¿Qué es moderno? ¿Pueden coexistir ambas cosas? Bueno, vamos a ver.
El maíz nativo en México
El maíz nativo en México, en el caso que yo presento, le tomo como una tecnología, porque sí, sí nos permite garantizar nuestra seguridad, nuestra soberanía alimentaria; pero también está entrelazada nuestra historia de una manera diferente.
Les voy a contar, por ejemplo, que mi abuela era una guía espiritual, y dentro de sus saberes, para hacer todo el…; como en algunas regiones utilizan la ayahuasca o el peyote o los hongos, en mi región la guía espiritual se hace a través del maíz, y era un maíz nativo que venía heredado de una generación a otra.
La comida
Yo no sé… La gente que sea de aquí de Guatemala o de Perú podría decir: “Estamos muy acostumbrados, cuando tenemos una comida tan rica, a que cierto tipo de variedades son los que utilizamos para cierta comida”.
En el caso de Oaxaca, por ejemplo, les puedo decir: un atole no lo hacemos con un maíz azul, lo hacemos con un maíz blanco; unos tamales de cerdo no los hacemos con un maíz blanco, los hacemos con un maíz azul. Y así vamos teniendo una relación muy distinta, que no necesariamente se puede tocar, no es tangible, pero está entrelazada con la vida de las personas.
El maíz nativo en México viene siendo parte de un sistema mucho más complejo que llamamos milpa. Guatemala no me dejará mentir, porque yo creo que ustedes también tienen milpa, ¿verdad? Y no solamente hay un solo tipo de milpa, tenemos una gran diversidad de milpas; estas milpas están adaptadas a las condiciones específicas de cada región.
Por un lado, también, cuando hacemos la selección de las semillas, tiene que ver con las preferencias y con la forma en como hemos crecido y las culturas o las tradiciones que hemos heredado de nuestros padres.
En el caso particular de Oaxaca, les puedo decir que nuestras milpas tienen calabazas, papas, diferentes colores de maíz, frijoles, incluso árboles frutales, y producimos aquello que nos permitirá sostenernos a lo largo del año.
¿Pero solo es eso? ¿Solamente es un sistema? No. Les mencionaba antes del tejido social y las relaciones que tenemos con el maíz.
La historia que les quiero presentar el día de hoy tiene que ver en una comunidad zapoteca en Oaxaca. Una de las preguntas que yo tenía…
Tengo que confesar (cuando yo hablaba hace rato de las dicotomías) que yo a veces peco de romántica porque, cuando hablo de mi pueblo y hablo de mis tradiciones, hablo de las tradiciones con las que crecí de niña; pero tenemos que aceptar que la vida cambia y que también nos vamos adaptando como seres humanos.
¿Pero el sistema milpa y las formas en que cultivamos el maíz son constantes? ¿Cambian? ¿Qué es lo que hace que esto cambie?, si es que ha cambiado. Y es un poco lo que yo quería investigar en Santa María Yavesía.
Esta historia se desarrolla en la Sierra Norte del estado de Oaxaca. Y para poder entender un poco cómo han cambiado las prácticas de maíz, me fui a hacer una reconstrucción histórica sobre cómo hacían las cosas antes y qué hacen ahora, y cuáles son los factores que han determinado que haya cambios.
Inicialmente, en los 40, era una zona minera; y aunque los agricultores (ahorita que estamos hablando de cambio climático) sí hablaban de fenómenos naturales, ellos decían que podían ser autosuficientes, podían producir lo que necesitaban para todo el año.
La minería, como muchas familias campesinas, diversifican las labores de trabajo: carpintería, tienen los huertos de traspatio, etcétera.
En los 50 llegó el Programa de Braceros a México, lo que empujó una oleada grande de migración, y es cuando tenemos el primer detonante que empieza a afectar las prácticas. La gente sigue cultivando, pero ya empieza a haber un flujo de migración, ya empieza a haber un ingreso también económico diferente.
Hacia los 60, la mina cierra, entonces la gente también empieza a migrar buscando otras formas de vida y se va hacia las ciudades, no solamente a Estados Unidos; aunque el campo sigue siendo una actividad principal.
Cuando inicialmente las comunidades vivían en la parte alta de las montañas…, y ahí cultivaban; conforme la migración se va dando, las familias (porque las mujeres son las que quedaban) comienzan a concentrarse más en el centro de la población.
Hacia los 70 la migración continúa, se siguen asentando más y más en el centro de la población; ya pocas familias van quedando sembrando en las partes altas.
¿Qué pasa aquí? Hablábamos hace rato también como de la influencia que tienen las políticas públicas. Lo que sucede en México es que en un momento, con las políticas neoliberales, se esperaba que se iban a sustituir o se les iba a llevar a los agricultores —a través de unas casas que llamábamos CONASUPO— los granos básicos. ¿Qué se esperaba? Pues que los campesinos migraran a las ciudades y fueran mano de obra y se integraran a otro tipo de mercados. Y sí, más o menos pasó así; pero creo que cuando se planificó esta política tampoco se miraba a largo plazo cuál iba a ser el efecto en la vida de las personas.
La gente empieza a interactuar un poco más con el ambiente exterior; por ejemplo, llegan los fertilizantes, y cuando uno les pregunta a los agricultores por qué usaban los fertilizantes, pues decían: “Bueno, es que me decían que nutría a mi plantita”, ¿no?, pero en realidad nunca hubo un estudio como tal para determinar si el suelo o la planta tenía esos requerimientos.
Llegan otros programas que empiezan a enfocarse al desarrollo de capacidades, como la carpintería.
Hacia los 90, lo que vemos es que ya un pequeño porcentaje es el que está cultivando la tierra. En la parte alta de las montañas ya no hay tanta gente. La gente compra maíz: “¿Para qué sembramos si tenemos suficientes ingresos?”. Sí cultivan, pero ya no son autosuficientes; cultivan solamente para los rituales más importantes de la región.
Se sigue mezclando como ese sistema tradicional de milpa con los árboles frutales, pero metiendo variedades mejoradas ya de duraznos que los agricultores pueden vender con un valor comercial mucho más elevado.
Pero luego llegan los 2000. Siguen los programas de empleo temporal, la cuestión sigue presente, de “¿Hay dinero? ¿Para qué sembramos? ¿Vamos a tener dónde comprar?”. Se sigue sembrando en pequeñas cantidades, pero ya no son autosuficientes.
Y la historia cambia después del 2005. ¿Por qué? Primero tenemos el huracán Stan, que bloquea caminos, pero la gente todavía consigue (tiene dinero) abastecerse de maíz de los pueblos que están mucho más arriba en las montañas.
Luego en el 2007 tenemos la “crisis de la tortilla”, con el boom de los biocombustibles en Estados Unidos, que también provoca que haya un incremento en el precio del maíz.
Vienen sequías, lluvias, y finalmente el 2010 es la gota que derrama el vaso: con los huracanes (porque fueron dos) y varias tormentas se cae el camino o el puente principal que comunicaba a toda una región de Oaxaca. No hay comida, no hay maíz. “Tenemos dinero, pero no dónde comprar”, dicen los agricultores; y entonces se empiezan a cuestionar: “Bueno, ¿somos soberanos?”.
Entonces este simplemente es un mapa (está como de cabeza). La parte alta es aguas abajo, es la altitud menor, donde el centro de la población se ha concentrado los últimos años; en la parte más elevada es donde vivían inicialmente, pero se fueron moviendo conforme... También, considerando un poco los sistemas tradicionales, cuando los hombres empiezan a migrar, pues las mujeres no se quedan solas en el monte, hay que bajar al centro de la población para estar más cercanos y más comunicados.
Estos son resultados parciales, pero de lo que he encontrado hasta el día de hoy es que ya hay, por ejemplo, poco maíz amarillo en esta región (porque el maíz amarillo se sembraba principalmente en la parte más alta, y también las papas); y sigue siendo parte de su dieta. Hay algunas familias que siembran maíz amarillo todavía, hoy en día, pero están trabajando como para readaptar sus semillas.
También otra cosa importante es que inicialmente, cuando trabajaban en la parte alta, en México, en Oaxaca, tenemos algo que se llama tequio o guelaguetza. Lo que hacemos es que somos cinco personas en un barrio, mañana sembramos en tu parcela, al día siguiente en la del vecino, y así sucesivamente, y así nos vamos ayudando.
Cuando la migración empieza a ser un factor que empieza a cambiar la dinámica de la comunidad, los tequios ya no son tan efectivos, entonces también las dinámicas sociales empiezan a cambiar.
Bueno, les decía que entonces la comunidad se queda toda pensativa diciendo: “Bueno, tenemos dinero, pero si no tenemos alimentos o qué comprar, ¿qué vamos a hacer?”. Entonces no, pues hay que regresar a sembrar nuestras tierras.
Y entonces aquí empieza una historia que me gusta mucho, a la que llamo mejoramiento comunitario de milpa. Comunitario porque la comunidad se organiza y entre ellos tienen que recuperar todas las semillas que tenían, yendo con los vecinos, con gente de otras comunidades, para readaptar sus maíces. Y luego dicen: “Bueno, pero es que la tierra está cansada, los patrones de lluvia han cambiado, sembramos en temporal. ¿Cómo hacemos?”.
Bueno, aquí sucede el encuentro con un ingeniero que ven en la foto, se llama Humberto Castro. Humberto Castro era un mejorador de maíz, de maíz nativo, y normalmente él solamente se enfocaba a mejorar la planta.
La historia de este pueblo y de Humberto es muy interesante porque normalmente pensamos (como científicos) que si a ti te enseñan, por ejemplo, a crecer sorgo, que solamente vas a crecer sorgo toda tu vida. Nada más eso. ¿Cómo adaptas eso al contexto de los agricultores?
Entonces Humberto dice que se dio cuenta de que la gente no solamente necesitaba mejorar su semilla, su semilla nativa —porque era semilla ya adaptada a esas regiones—; y se va también a las prácticas.
¿Qué son las prácticas? Densidad de siembra, espaciamiento, si tenemos agua ocupemos el agua de riego; pero todo en un proceso negociado con el agricultor. Entonces es un aprendizaje mutuo, bidireccional.
Entonces aquí, por ejemplo, lo que vemos es una foto de los campesinos en sus campos experimentales. Lo que hacían era llevaban su semillita, sembraban unas hileras y, al terminar (ellos le llaman “la escuelita”), al terminar la cosecha, entre todos elegían cuál era la que más les gustaba y la seguían reproduciendo.
Entonces Humberto también lo que les enseñaba es: “A ver, así como cuando elegimos a la chica o el chico que nos gusta, ¿cuál es el maíz que más te gusta y qué maicitos te gustaría tener?”. Entonces les enseñaba cómo proteger las plantas para polinizarlas y que tuvieran esos genes que en verdad les interesaba transmitir como de una generación a otra, de manera colectiva.
Este es su banco de semillas. La ventaja que tenía el banco de semillas es que los agricultores decían: “Bueno, es que, si se me perdió mi cosecha y no pude rescatar suficiente semilla, puedo ir a este banco. Si me gusta la semilla del vecino, le puedo decir que si me regala un poquito; y si ya no tiene suficiente, voy al banco y tomó la semilla de ahí”.
Cuando les hablaba de la reconfiguración de la milpa (más o menos esta foto muestra eso), inicialmente (pues por la diferente…, la foto que ven, que dice “en los 80”, muestra como…), inicialmente ponían 5 semillas de maíz, frijoles, papa, a 90 centímetros; porque había que dar espacio para que todo esto creciera.
Y Humberto les decía: “No, no, no, no, no, pero tenemos que incrementar la producción, entonces hay que reducir el espacio; vamos a poner menos semillas. Porque imagínate que tu suelo es como una madre de unos gatos; si amamanta a cinco, pues no le va a dar para todos; si amamanta a tres, es mejor. Entonces pensemos de esa manera en el suelo”.
Pero los campesinos le decían a Humberto: “A ver, espérate. Tú me dices que, si se trata de maximizar, pues sembremos a cada 20 centímetros; pero yo cuando voy al campo no puedo dar pasos de 20 centímetros. ¿Por qué no lo hacemos a algo que se adapte a mí?”. Entonces ya: “Bueno, ¿qué te queda mejor? ¿Unos 40? ¿Cómo es tu paso?”. Y empezaron a jugar igual en su escuelita con diferentes espaciamientos.
El símbolo más sagrado de este pueblo es el agua; y dicen los abuelos que a la milpa no se le riega, que la milpa se debe alimentar con el agua de lluvia, con el temporal. Las generaciones jóvenes dijeron: “Bueno, es cierto, pero también estamos batallando con todas las sequías que hemos estado teniendo. No es que estemos siendo irrespetuosos con nuestras creencias, sino más bien estamos tratando de adaptarnos a este contexto cambiante”.
Y empezaron a implementar unos sistemas de riego… Ellos les llaman “sistemas de riego”, en realidad son solamente como riegos de auxilio para ayudarle a la tierra a que pueda germinar el maíz; y si le preguntas a un estricto especialista en riego, te va a decir que no es un sistema de riego como tal; pero, digamos, ellos juegan con lo que tienen y adaptan.
Les decía, reconfiguraron las prácticas. Ellos no hacían como un manejo muy preciso sobre las semillas. Ahora utilizan silos, por ejemplo; los silos los hacen los artesanos locales, lo que también significa que se está generando mano de obra de manera local.
En la parcela que ven al lado izquierdo, bueno, también se deja el rastrojo como para alimentar a la tierra y no tener que usar fertilizantes o, en todo caso, fertilizantes orgánicos.
Bueno, hay cosas que no vemos cuando hablamos de milpa, de maíz nativo, los significados intangibles. Aquí ven tres familias que todavía siembran en la parte alta, que les mencionaba; y ellos se ayudan unos a otros, y quizás son el último grupo que siembra más o menos a los 2600, 2700 metros sobre el nivel del mar en esta comunidad.
La gente dice que cuando va a sembrar a la tierra…; porque primero hay que decirle a la Pachamama, con un traguito de mezcal (que es una bebida típica mexicana oaxaqueña), que por favor te dé abundancia; le vierten un traguito a la tierra. Y el mejor banquete que puedes tener es en la parcela. ¿Por qué? Porque hay que celebrar que estás sembrando y que ojalá tengas abundancia.
Las tortillas que ves ahí al lado, yo me preguntaba: “¿Por qué la gente que se supone que es anfitriona no lleva tortillas?”, y la respuesta es que es parte del intercambio de biodiversidad. Todos los que van a trabajar a estas parcelas llevan sus propias tortillas, y sobre el comal que tú ves ahí puedes decirle al vecino: “¡Qué bonito, y qué sabor, qué textura tan agradable! Yo quiero que me regales un poco de tu semilla”. Entonces se vuelve otra forma de intercambio, y es importante dentro del mismo tejido social.
Bueno, hoy estos agricultores volvieron a ser autosuficientes; de los 300 kilogramos que ellos cosechaban inicialmente, han pegado cerca de una tonelada utilizando sus propias semillas, sin tener que cambiar la milpa tanto, solamente haciendo unos ajustes.
Y esta historia la presento como para mostrar que no solamente los agricultores son gente pasiva que recibe: también nosotros como tecnólogos y como científicos debemos tener esta apertura para aprender de ellos y combinar lo mejor de estos mundos.
Ahora, con el maíz que tienen de excedente lo venden, le han dado un valor agregado, siguen manteniendo sus tradiciones, e incluso han comenzado una feria del maíz, que celebran en diciembre cada año. Les mostraba la imagen de las familias sembrando aguas arriba, y lo que escuchaba (y eso de hace un año ya del trabajo de campo) es que había gente muy entusiasta diciendo: “Quizá tengamos que volver arriba”, porque se vuelve también un sentimiento de nostalgia por lo que tuvimos en el pasado de niños, ese maíz amarillo o la papa, y que ya no tenemos ahora. La milpa sigue siendo parte del tejido social.
¿Por qué es importante esto? Porque las políticas públicas normalmente han estado orientadas a un tipo de tecnologías. Debemos abrir espacio para que se escuchen otras alternativas: los saberes locales.
En este caso las semillas nativas están adaptadas a ambientes extremos, y de ahí que no las hemos podido erradicar completamente, ¡y qué bueno! Son parte de la soberanía de nuestros pueblos. Tenemos también que entender que los contextos son dinámicos, entonces tenemos que irnos adaptando. Y bueno, las semillas nativas al final son parte de nuestra diversidad biocultural como pueblos.
Ya para concluir, quiero cerrar con una frase de Nazaria (2013), ella es una antropóloga; y esta es una frase quechua, que dice:
Cuando las montañas que te rodean son tu madre, el árbol frondoso tu abuelo, las rocas tus exploradoras, las papas recién cosechadas tus hijos, las matas de frijol tus hermanas, ¿y tú no te alejas de ellas para protegerlas?
Bueno, así es para muchas de nuestras culturas que seguimos habitando en un paisaje animado e íntimo: no hay espacio para la jerarquía y separación. Esto es la vida misma y a lo que los científicos podemos ponerle muchos nombres: biodiversidad, desarrollo, como sea. Gracias.
Moderador
Bueno, agradecemos a Tania su interesante plática, nos muestra que la agricultura es un reto formidable que ha ido evolucionando debido a que todos los factores concluyen energía, agua, crecimiento poblacional,estamos todos entrelazados y la necesidad urgente de producir alimentos lo vemos por ejemplo: cuando menciona a los fertilizantes, si, de repente dejaremos de usar fertilizantes la tercera parte de la población mundial Así que es algo muy es muy importante que la persona que inventó el método el invento los gases de guerra en la Primera Guerra Mundial y cuando terminó la Primera Guerra Mundial declaración de guerra y al año siguiente le dieron en la historia así son mis condiciones el reto de producir alimentos más alimentos sin utilizar agua utilizando menos agua sin exceso de pesticidas de sustancias que intoxican a la tierra es un reto formidable pero no todos mala noticia proyecto entre nosotros logramos replicar lo que la naturaleza Es decir a partir del co2 de la atmósfera lo combina con agua y obtenemos glucosa eso no había sido posible afortunadamente lo podemos lograr Hace 2 años en 2016 Así que conforme con mi paz y nosotros podamos impulsar esta producción de alimentos que es de Revolucionaria porque pues ya no vamos a necesitar agua ya no se necesita echar pesticidas fertilizantes va a disminuir la actitud Pues digamos predador ya que hay sobre la Tierra que queremos que den Todo lo que se hace en la producción de alimentos en el laboratorio va a ser uno parte aguas otro proyecto es la batería eterna que en promedio dura 50 años o qué en promedio dura 50 años o más y que también en conjunto con el centro de los estudios estamos perfeccionando y hablando de energía por la nanotecnología opción una gran papel una gran oportunidad así que pues va a ser interesante la plática de la doctora Susana Es sobre nanotecnología con énfasis en energía por favor.