Dr. William Soto | Acto de Instalación en Sesión Diplomática, Parlamentaria y Política, CUMIPAZ 2018
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En la actualidad es muy común encontrarnos todos los días en las redes sociales, la televisión y los medios de comunicación en general, titulares que hablan de altos niveles de endeudamiento y corrupción de los Gobiernos, situación de emergencia económica, crisis social, humanitaria y política en los diferentes países. Esta situación ha provocado el incremento en la falta de credibilidad y desconfianza en hacia los partidos políticos por parte de la ciudadanía, generando un consenso generalizado —y propagado por diferentes medios— de que la clase política se ha corrompido y de que las problemáticas que atraviesan los países se deben a las acciones equivocadas de quienes tienen la tarea de gobernar. Lo que ha provocado que se presenten fuertes discursos que exponen la posibilidad de ejercer política sin políticos.
Si bien es cierto que existen evidencias de que en muchos casos la clase política se ha distanciado de la sociedad, y hemos visto Gobiernos que dicen gobernar para el pueblo pero atentan contra la dignidad de sus propios ciudadanos, no se puede caer en posturas extremas, generalizar o repetir afirmaciones sin profundizar en cada contexto.
Existen políticos buenos y políticos malos. Como en cualquier profesión u oficio, están ambos lados en el desempeño y accionar del ser humano, y no podemos ni debemos desconocer que han existido y existen gobernantes y grandes líderes políticos que han trabajado y trabajan día a día con convicción por el desarrollo y bienestar de sus pueblos y en la defensa de sus derechos humanos, promoviendo importantes transformaciones en favor de la población.
Pero es indispensable que la clase política reflexione en el por qué se han generalizado estas afirmaciones como verdades absolutas, hasta terminar creyéndolas irreversibles. Acortar el distanciamiento con la sociedad, establecer un encuentro sincero que retroalimente una transformación profunda pero fundamentada en la esencia misma del origen de la política, es parte de una agenda urgente y necesaria para los líderes y partidos políticos.
Es fundamental recordar siempre que la esencia de la política es el ser humano, pues abarca todos los campos del hombre en sociedad, y no hay actividad que realice la persona que no se vea afectada por ella.
La política es una actividad humana honorable, que cuando se realiza conscientemente en forma responsable, con solidaridad y vocación de servicio, busca el bien común y está orientada a la habilidad de gobernar con la participación directa y continua de los ciudadanos, para tomar decisiones que permitan el desarrollo de las naciones y el bienestar de los habitantes que las conforman. Ese fue el propósito por el cual se creó, y ese objetivo no ha cambiado; lo que debemos es fortalecer los valores en todos y cada uno de los que participan en ella, es decir, en sus líderes y en las personas que integran la sociedad.
Se cuestiona la credibilidad de los partidos políticos, pero en general las entidades y las instituciones —sin importar su orientación—, los grupos de poder y los sistemas están integrados por personas; entonces donde debemos trabajar es en los corazones de los seres humanos que conforman los partidos políticos, en los corazones de las personas que conforman los poderes en una nación, y en los corazones de los ciudadanos que forman parte de la sociedad, que tienen el poder de elegir a los líderes.
La política involucra la toma de decisiones constantes; y para que estas decisiones sean correctas deben ser tomadas desde el corazón, fundamentadas en principios y valores, pero, ante todo, fundamentadas en el amor al semejante: ese semejante que puede ser una persona pero también todo ser vivo que habita en nuestra Madre Tierra.
Es difícil tomar una decisión que sea aceptada por todos, pero una decisión correcta es aquella que se realiza cuando se aprueban acciones, leyes, decretos, declaraciones, resoluciones o políticas públicas que son positivas y lo benefician a usted como líder, a su familia, a la sociedad en su conjunto y a la Madre Tierra. Porque las decisiones correctas promueven la igualdad, defienden la dignidad humana y los derechos universales, promueven el crecimiento social y económico, pero en el marco de un desarrollo sostenible.
Usted sabrá que la decisión es correcta porque sentirá paz en su corazón y contribuirá con el bienestar, la superación, la paz y felicidad de la familia humana y del planeta Tierra.
Por nuestra parte, como ciudadanos, tenemos el deber de ejercer un rol activo y participativo en la política de nuestros países. No es simplemente caer en críticas repetitivas y afirmaciones absolutas sino involucrarnos conscientemente en los procesos y en un diálogo reflexivo y constante. Aprendamos a tomar decisiones correctas al elegir responsablemente a los líderes con base en las fortalezas de sus propuestas y planes de gobierno.
Deseamos que nuestros líderes políticos, al tomar las decisiones que regirán el destino de una nación, lo puedan hacer sin presiones de poderes económicos, sin presiones de grupos que respondan a intereses de una clase social; que la única presión que nuestros líderes tengan, sea aprobar e implementar acciones que promuevan la justicia, la libertad, la igualdad; y eso se logra cuando tiene valores bien fortalecidos en su interior.
Honre su vocación como político, honre su credibilidad como un líder integral que puede transformar positivamente su entorno, honremos nuestro accionar como ciudadanos, y, ante todo, honremos nuestra esencia como seres humanos. Llevar adelante un país no es una tarea fácil, se necesita del compromiso de todos.
La política es un arte y una ciencia integradora que se fundamenta en el amor y el servicio por el ser humano; y debe adaptarse a las transformaciones sociales, económicas y tecnológicas que atraviesa el mundo, sin perder su esencia: la toma de decisiones correctas que produzcan el bienestar, la superación, la paz y felicidad de la familia humana y el respeto por la Madre Tierra.
Muchas gracias.