Dr. Óscar Cóbar | Conferencia de cierre, Sesión Ciencia, CUMIPAZ 2018
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Nota de transcripción: El texto a continuación fue digitado y revisado en vivo, durante la transmisión de la ponencia y/o traducción. Es posible que esté en proceso de posteriores revisiones para su mejoramiento. De ser requerido, puede ser verificado con la grabación correspondiente. (Sugerencias o comentarios: transcripciones@emapaz.com)
Dr. Óscar Cóbar
Secretario Nacional de Ciencia y Tecnología de la República de Guatemala
Guatemala
Bien, para no aburrirlos voy a hablar muy rápidamente, para que ya nuestros honorables invitados puedan conocer un poquitito de la ciudad; antes de cualquier cosa, ya vayamos a descansar, para continuar con las actividades de este magno evento el día de mañana.
La idea de mi charla (muy breve, no me llevaré más de unos 15 minutos, a lo sumo) va a ser darles una visión de cuál es el panorama de la ciencia y la tecnología en Guatemala y en el mundo, y cómo realmente podemos orientar y estructurar los sistemas nacionales de ciencia y tecnología para que realmente sean ejes fundamentales del desarrollo de los países y sean instrumentos de consolidación de la paz de nuestros pueblos. Esa es básicamente la idea del día de hoy.
¿Cómo la voy a enfocar? Primero, el estado de la ciencia y tecnología en el país. ¿Qué desafíos nos da la situación que se nos presenta?, ¿y qué hemos hecho para ir enfrentando esos retos y los dilemas que nos lleva la situación actual de la ciencia y la tecnología en el mundo?
Generalmente, los sistemas nacionales de ciencia y tecnología estamos con una estructura local, con una legislación nacional. Primero, Guatemala es de los países privilegiados, porque la ciencia y la tecnología se encuentran a nivel constitucional; la Constitución de la República de Guatemala, en su artículo 80, establece que la ciencia y la tecnología son ejes fundamentales para el desarrollo nacional.
Adicionalmente, hay leyes emanadas por el Congreso de la República de Guatemala —y sus respectivos reglamentos por el organismo ejecutivo— en las cuales, pues, da la estructura y los lineamientos para financiar la ciencia y tecnología en el país.
Aquí quiero resaltar nada más que Guatemala tiene una ley específica, que es la Ley de Creación del Fondo Nacional de Ciencia y Tecnología, en el cual del presupuesto de la nación se establece un monto (pequeño, por cierto, pero se establece un monto), ya de la ley del Congreso de la República (que se le dice un monto definitivo), para soportar anualmente y apoyar ciencia y tecnología en el país. No dependemos entonces de que si nos quieren dar un poquito o no, o más, sino ya es una ley que nos den una cantidad; eso es un paso adelante.
Adicionalmente, nos basamos en una Política Nacional de Ciencia y Tecnología 2015-2032 y un Plan Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (reciente) 2018-2025.
A nivel internacional, todos los organismos nacionales de ciencia y tecnología tienen representación en organismos de ciencia y tecnología de América: la Reunión de Ministros de Ciencia y Tecnología en la OEA, la Reunión de Ministros de la Secretaría General Iberoamericana (de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe), la Comisión de Desarrollo Científico y Tecnológico (de los países del Sistema de Integración Centroamericano), etcétera, etcétera.
Y una reflexión: a esos foros vamos el 90% los mismos siempre, a discutir agendas relativamente dispersas entre las diferentes instancias. ¿Qué es lo que tenemos que hacer? Unificar las agendas iberoamericanas —hablando de nuestra región— para hacer mucho más efectiva la cooperación bilateral y multilateral, y que realmente la ciencia y la tecnología tengan recursos enfocados a satisfacer las necesidades sociales de nuestro tiempo.
¿Cómo estamos en realidad con la inversión de investigación y desarrollo con relación al producto interno bruto? (Es decir, que es como nos miden con relación al apoyo a la ciencia y la tecnología).
Ahí vemos que los países que más invierten —como Israel, Corea del Sur y Japón— están alrededor del 4% de su producto interno bruto. Guatemala, que en estos indicadores de la RICYT (de la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología, de América Latina) aparecemos con el 0.03% de inversión, me puso contento, porque por lo menos aparecimos en las tablas; ni siquiera aparecíamos ahí. Pero estamos bastante bajos, sin embargo tenemos que invertir más en ciencia y tecnología.
Los países desarrollados, las economías emergentes asiáticas, están así porque han invertido en ciencia, tecnología e innovación como ejes fundamentales de su desarrollo.
Voy a pasar muy rápidamente. Yo quiero agradecer a Unesco porque en Guatemala se hizo el sexto informe mundial GO-SPIN, que es un relevamiento de la información sobre la situación de investigación e innovación que hacen en lugares del mundo. El sexto fue aquí en Guatemala, el primero en América y el primero en español, y nos sirvió de base para delinear todo el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2018-2025. Reitero mi agradecimiento a Unesco por este apoyo que se nos dio.
Algunos numeritos, muy rápido. Tenemos 411 investigadores y científicos a jornada completa en el 2012; 84 teníamos en 1976. Estos números son fríos, pero representan 16 veces menos investigadores y científicos del promedio de América Latina, y 262 veces menos que el de los países desarrollados. ¿Qué nos está diciendo? Tenemos que invertir en recurso humano de alto nivel.
En educación. Nuestra inversión en educación es el 2.8% del producto interno bruto y el 20.6% del presupuesto nacional. La gente de Unesco me decía: “Felicitaciones como país. Pocos países de su presupuesto general tienen más del 20% para invertir en educación”. Sin embargo, como vamos a ver más adelante…; porque nuestros recursos son escasos como país, derivados de la poca recaudación fiscal, y nuestras inversiones tal vez no han sido las mejores. Esta inversión no ha sido lo suficientemente eficiente y no ha logrado impactar realmente en nuestro sistema educativo. Evidentemente, pues no pasamos las pruebas TERCE de la Unesco, tanto en lenguaje como en matemáticas; tenemos números muy bajos.
Nuestra producción científica.
180 artículos se publicaron por científicos guatemaltecos en revistas indexadas con índice de impacto en el año 2015. Suiza, por ejemplo, publica 2400 por millón de habitantes; eso significa un 22 000% más que Guatemala. “Bueno, es Suiza”, me dirán.
¿Cómo nos medimos en la región? De 35 países, Guatemala ocupa el decimosexto en producción científica. Digamos que estamos a la mitad de la región de América Latina y el Caribe en producción científica.
Sin embargo, algo importante en esta producción científica (y por eso quise sacar esto por distribución de género). De las propuestas ingresadas sobre proyectos de investigación científica para financiamiento en la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología, los mejores punteos, las mejores propuestas calificadas fueron elaboradas por mujeres; o sea, la mujer, en ese sentido, sus propuestas fueron de mejor calidad que las que propusieron los hombres. Buenas noticias.
Quiere decir que la mujer realmente tiene muchísima capacidad, no se le duda, y ahí hay números que están comprobando esto. Muy interesante ese dato que sacó la Unesco.
Al final, en esta tabla, un poquito grande, tengo varios indicadores que tienen que ver con innovación, como el índice global de competitividad, la economía del conocimiento, usuarios de internet, etcétera, etcétera.
Hay países del mundo, en la primera columna; las dos columnas siguientes son el ranking que ocupamos y el valor. Es importante el ranking, y ahí vemos que Guatemala, por ejemplo, ocupa (en el primer índice de competitividad) el lugar 78 entre 178 países, 99 en 145 en el otro indicador, 130 de 179, 93 de 139, etcétera, etcétera. Es decir, comparándonos…, y ahí podemos poco a poco comparar con otros países que realmente estamos en una posición baja con respecto a los indicadores de ciencia y tecnología en el país.
Y esta última es, muy bien, necesitamos recursos entonces para invertir en todas las necesidades del país; pero si ven esta gráfica —sacada en el año 2018— con relación al producto interno bruto, la recaudación fiscal, Guatemala es el país en América Latina que menos recaudación fiscal tiene. Es decir, ¿cómo vamos nosotros a querer financiar educación, salud, infraestructura, seguridad alimentaria, nutricional, y tanto problema?, ¿no? Digamos, apoyar ciencia y tecnología como un lujo, digamos, que puedan pensar con esos recursos, ¿no?
Yo no digo que incrementemos impuestos, pero sí tenemos que ser inteligentes en una mejor recaudación fiscal, porque el Estado necesita recursos para financiar todo el servicio que se le da a la sociedad. Esos son números interesantes; e increíblemente el país que más impuestos tiene (como ven ustedes en esta tabla, con relación al producto interno bruto) es Cuba, cuando uno esperaría que ahí no lo tuvieran.
Tenemos entonces retos, retos en formación de capital humano de alto nivel, retos de cómo orientar la investigación y generación de conocimiento científico, retos en emprendimiento, transferencia y tecnología e innovación, y retos en popularización de la ciencia y la tecnología para crear una cultura científica en nuestras sociedades. Eso es clave en países como el nuestro, que la sociedad demande que la ciencia y tecnología deben ser el eje fundamental de su desarrollo.
Tenemos desafíos, como ya los vimos; estamos en la sociedad de conocimiento, hay una producción científica y tecnológica que yo le llamo una mutación (no evoluciona, muta). Y los países no somos capaces de adaptarnos a esas mutaciones, como los virus se adaptan, ¿verdad?, fácilmente a las vacunas; mutan y ya no les hacen los antivirales. De esa misma manera la ciencia y la tecnología está impactando, y nosotros como países no somos capaces de adaptar estas cosas.
Importante: si queremos crear cultura científica, eduquemos a nuestros niños y a nuestros jóvenes, desde pequeñitos, desde el hogar, y en los primeros niveles de la educación pública; pero para eso, ¿qué tenemos que hacer primero? Capacitar a los maestros. ¿Capacitar a los maestros en qué? El conocimiento de las ciencias, porque son deficientes en cierta manera en el conocimiento de las ciencias, y más aún en una metodología científica moderna que nos ayude a que enseñen bien las carreras de ciencias; y que el niño y el joven no diga: “Yo nunca voy a estudiar una carrera de ciencia porque es aburrido, difícil y pierdo”, que vean que la ciencia es divertida y que se puede aprender haciendo.
Nuestra política entonces, y las políticas de los países, deben estar enfocadas, para mí, en cuatro principios:
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Hay que formar capital humano de alto nivel; es clave.
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La investigación científica y la generación de conocimiento debe ser orientada a necesidades sociales y productivas.
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Mucho impulso actualmente en los procesos de emprendimiento e innovación tecnológica para buscar transformar a nuestras industrias, a nuestro aparato productivo, desde una base artesanal a una base tecnológica; eso es clave. Y la innovación y el emprendimiento deben ser ejes transversales de eso.
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Crear una cultura científica en el país; permear a las sociedades de que la ciencia y la tecnología es lo que nos va a sacar del subdesarrollo en el que estamos.
También estamos orientados y vinculados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible; eso no lo debemos olvidar. Tanto en nuestro Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología como en nuestro Sistema Nacional de Innovación, están orientados a buscar coadyuvar al cumplimiento de esos Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
¿Cómo estamos estructurados? Estamos estructurados en base a la concepción de la quíntuple hélice. ¿A qué me refiero con esa concepción de la quíntuple hélice y la teoría de sistemas? Las tres hélices iniciales es la vinculación del sector público, sector académico y el sector privado; la sinergia entre los tres sectores de la sociedad. La cuarta hélice, que sea de beneficio social; y la quinta hélice, que sea amigable con el ambiente y buscando la protección del ambiente. Son las cinco hélices en las cuales debemos orientar todo nuestro sistema de ciencia y tecnología.
Que en mi opinión está bien estructurado: vicepresidente de la República, el diputado Ovidio Monzón (aquí presente) como presidente de la Comisión de Educación, Ciencia y Tecnología del Congreso de la República (que, por cierto, muchas gracias por todo su apoyo en el consejo, en las actividades de ciencia y tecnología); el ministro de Economía para los procesos de emprendimiento e innovación, los presidentes de las tres principales cámaras del país; y el rector de la Universidad de San Carlos, un rector por todas las privadas, las universidades privadas del país (que son alrededor de 14 o 15), y el presidente de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de Guatemala. Es decir, los tres sectores juntos trabajando por generar política pública de ciencia y tecnología, basada en ciencia.
También creamos un Sistema Nacional de Innovación, buscando crear un ecosistema de innovación en el país, y aquí lo aprobamos en el año 2017; no tiene ni un año de haber sido aprobado; y ahí buscamos que todas las instituciones públicas, privadas y académicas converjan para crear un ecosistema de innovación en el país, fomentar el emprendedurismo y, como les dije antes, buscar trascender de un aparato productivo artesanal (en cierta forma) a uno de base tecnológica.
¿Cómo lo estamos haciendo? Creamos cuatro programas basados, cada uno, en los ejes de nuestra política nacional.
Fomentamos apoyo económico para que se vayan a estudiar becas de doctorado y maestría al exterior; y luego un programa de repatriación, que se le integra al CTI, para que los que nosotros formemos se queden en el país trabajando. Si los formamos, está bien, se forman, pero la gran mayoría se queda afuera; entonces tenemos que tener estrategias para traerlos de nuevo a Guatemala.
El segundo de los cuatro programas ya es la generación de conocimiento, que le llamamos la “Gestión de conocimiento”, que tenemos desde investigación básica, que es la generación de conocimiento, su aplicación y transferencia de tecnología. Fomentamos —financiando de una manera prioritaria— proyectos conjuntos entre academia, industria e iniciativa privada; apoyamos proyectos con consorcios internacionales de gente que se ha ido a participar en proyectos de la comunidad europea y de otros lados con éxito, les financiamos los proyectos en Guatemala.
La Dra. Rachel es un ejemplo de que sí se puede, y el equipo que ella presentó acá han sido pioneros en la participación en consorcios internacionales de investigación científica y desarrollo tecnológico.
Líneas de emergencia, líneas de investigación social, porque no podemos nosotros separar la ciencia/tecnología de la sociedad, porque hacia ahí vamos nosotros; es una nueva línea que se creó, que no estaba creada antes. No olvidemos que tenemos que ir a resolver problemas sociales basados en ciencia y tecnología.
El tercer programa es el “Desarrollo tecnológico e innovación”, buscando fomentar el emprendedurismo en nuestros jóvenes. Miren, nuestros países tienen un talento increíble; nuestros jóvenes, nuestros niños son talentosos. Fomentémoslos, ahí están, apoyémoslos.
Entonces esos son fondos para apoyar el emprendedurismo, principalmente de los jóvenes; y buscar apoyar a las pequeñas y medianas empresas en que mejoren sus procesos productivos, buscando transferencia de tecnología o mejora de las tecnologías que actualmente desarrollan sus productos.
Y en el cuarto y último programa, que es el programa de “Popularización de la ciencia”, ahí lo que buscamos es todas aquellas actividades: financiamos congresos, seminarios, movilización de científicos, de expertos que vayan, que vengan, que los jóvenes compitan en olimpiadas internacionales de ciencia, de robótica, de matemáticas, física y química; y un programa agresivo de popularización de la ciencia, buscando (repito) crear una cultura científica en el país.
Si la sociedad no se apodera de que realmente la ciencia es importante, ¿quién va a demandar de la ciencia?, ¿quién va a demandarles a los tomadores de decisiones políticas, si no debe ser la sociedad? Pero la ciencia tiene que demostrarles que la ciencia les es útil para resolver sus problemas sociales.
Muy bien, y ya para finalizar, también estamos metidos en otras cosas, buscando apoyar el Estado en su modernización: que el Estado les preste un servicio moderno a las sociedades, los procesos de Gobierno abierto, los procesos de Gobierno electrónico. Crean que es difícil, pero hay que crear esa cultura en los Gobiernos y hay que impulsarlo; y debemos ser nosotros, como ciencia y tecnología, los que busquemos impulsar esas iniciativas para transparencia, mejor ejecución de los fondos del Gobierno y prestarle mejores servicios a la sociedad.
El ejemplo final que quiero darles; el ejemplo final no es nada más que un ejemplo de cómo a través de la investigación científica se han rescatado tradiciones de nuestras naciones mayas. Y tenemos varios proyectos enfocados en uno solo, que se denomina “Superalimentos mayas”, así se le denomina (Mayan superfoods en inglés, como se vende la marca, digámoslo así, en el exterior, ¿verdad?), y no es otra cosa que resultados de proyectos de investigación científica, de generación de conocimiento de nuestra flora: hojas, raíces, semillas. Se han no solo rescatado conocimientos, sino validado científicamente, y se ha logrado de alguna manera ya generar alimentos comerciales. Hay ferias que se han hecho aquí y actividades donde se les brindan los alimentos cocinados por gente de la región con los diferentes granos, semillas mayas de tradición guatemalteca.
Hay flores, hay hojas, y aquí al otro lado está el proyecto de investigación, que generó esa investigación.
También se ha hecho investigación científica donde se han validado propiedades de cada una de ellas; minerales, por ejemplo, oligoelementos, etcétera, etcétera. O sea, no solo se han convertido en propiedades alimenticias, sino se ha tratado de validar científicamente su capacidad que tienen, tanto nutricionalmente como medicinalmente.
Aquí yo quiero darle en estas transparencias un reconocimiento al Dr. Armando Cáceres, investigador y científico guatemalteco, que es el que ha coordinado los proyectos de investigación que han llevado a la elaboración de estos superalimentos mayas, y que tanto éxito han tenido; e incluso, paralela a esta sesión, el día 4, el día jueves, se inaugura un congreso sobre estos alimentos supermayas a nivel de estudios en varias universidades del país. Yo tengo que estar allí el 4, pues, inaugurando este evento; me dieron el honor de hacerlo como me lo dieron el día de hoy.
También hay minerales, oligoelementos; se ha validado científicamente su composición antioxidante, qué es lo que tienen, etcétera, etcétera; y se está trabajando en la composición química: qué tipo de flavonoides tienen, por ejemplo, qué tipo de glicósidos cardiotónicos hay ahí. Se está trabajando en eso.
Es un trabajo un poco más minucioso, que poco a poco va avanzándose en la validación científica de nuestra flora medicinal guatemalteca.
Los platos que generalmente se han producido y que realmente se comercializan: hay caldos, la mayoría sopas, tortitas, hierbas, tamales, arrocitos, pastas; hay de todo, y todos hechos con alimentos mayas, con alimentos que fueron estudiados y analizados de la cultura de los pueblos ancestrales mayas; y convertirlos no solo validando su valor nutricional, sino convertirlos en alimentos, pues realmente que es lo que va… Es decir, es un ejemplo de cómo la ciencia y la tecnología —y la investigación científica básica, que genera conocimiento— pues puede llegar a una aplicación en el rescate y valorización de nuestros valores ancestrales.
Y, para concluir, solo quiero hacerlo con una frase de Louis Pasteur, quien en 1857 dijo: La ciencia es el alma de la prosperidad de las naciones y la fuente de vida de todo progreso.
Muchas gracias.
MODERADOR
El cambio climático de París como lo prometimos, así mismo quisiera felicitar a todo el equipo que coordinó esta sesión: Dayana Pérez, Daniela Pérez, Carmen Salzano, los demás que son coordinadores y los del equipo de trabajo, así como todos los voluntarios de la Embajada de Activistas por la Paz y la gente de la EMAP de Guatemala.
Ya para clausurar, recordando que mañana continuamos. Hoy es el inicio son cinco sesiones, y mañana va a ser la Sesión de Responsabilidad Social Empresarial, que vamos a estar en el Salón de Convenciones del Western Camino Real a la hora señalada.
Sin más preámbulos, quien ha sido nervio motor aquí ha estado pendiente de cada una de las conferencias, de cada uno de los detalles, como siempre su estilo, nuestra directora general de la Embajada Mundial de Activistas por la Paz, la Dra. Gabriela Lara.