Conferencia magistral:“El desafío de los líderes democráticos del siglo XXI: Alcanzar la paz y la felicidad del ser humano integral y de la Madre Tierra” - Dr. William Soto Santiago

Conferencia magistral:“El desafío de los líderes democráticos del siglo XXI: Alcanzar la paz y la felicidad del ser humano integral y de la Madre Tierra” - Dr. William Soto Santiago

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A todas las autoridades y líderes presentes en este recinto de la Democracia, muchísimas gracias por responder afirmativamente a la convocatoria de la Embajada Mundial de Activistas por la Paz para la CUMIPAZ 2016 Paraguay. Su presencia en esta Cumbre es una clara expresión del compromiso de todos por trabajar unidos, para hacer realidad los nobles ideales de una sociedad más justa, inclusiva y en paz.

Abraham Lincoln dijo en una ocasión: «Ningún hombre es lo bastante bueno para gobernar sobre otro sin su consentimiento». Esta frase ilustra el funcionamiento de nuestros sistemas democráticos, donde el pueblo renuncia a una parte de sus libertades y derechos, para concederle el poder (a unos pocos) de tomar decisiones, y la facultad de actuar en su representación para llevarlas a cabo.

La fuerza de esta premisa resalta con claridad la obligación consecuente de los líderes: buscar lo mejor para sus conciudadanos. El buen líder es aquel que además de gobernar y dirigir los destinos de las instituciones, consagra su vida al servicio de la sociedad.

Para cumplir este cometido, todo líder político debe visualizar en su mente y en su corazón la confianza y aceptación que debe generar en los demás para gobernarlos, y que además es depositario de los sueños, metas y expectativas de vida individuales y colectivas, que necesariamente incidirán en el bienestar, la prosperidad y la felicidad de toda una nación.

En el 2015 los Estados Miembros de la ONU, en conjunto con diferentes organismos no gubernamentales y ciudadanos del mundo, establecieron 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) con metas al 2030; objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad de los pueblos.

Esta propuesta de la ONU es una ruta ya trazada para que los Gobiernos trabajen con el propósito de buscar la superación, felicidad y paz de la familia humana. Suponen un verdadero cambio de paradigma para impactar las cuatro dimensiones fundamentales de la sostenibilidad: social, cultural, económica y medioambiental; y estos tienen que incorporarse como directrices para el sector privado, implementando modelos económicos sostenibles. Es fundamental transmitirlos y enseñarlos a la sociedad civil a través de la educación en los colegios, escuelas y universidades, y en general a toda la comunidad, para que esta tome conciencia de su importancia y se empodere de los mismos.

El objetivo número 16: «Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles», convoca a grandes transformaciones, insta a los Estados a trabajar por la paz como un derecho inalienable para todo ser humano.

La paz es un derecho intrínseco de la persona, que engloba todos los derechos fundamentales.

Para que una nación viva en paz se exigen: justicia, libertad, igualdad, seguridad, respeto por la vida y la dignidad del ser humano, sin importar su cultura, nacionalidad, origen, género, idioma, posición socioeconómica, opinión política o religiosa. Este derecho a la paz es el que debemos promover y salvaguardar para que todos los demás estén garantizados.

Necesitamos líderes con voluntad política, que gobiernen con ética, justicia e igualdad, por encima de sus intereses personales, para alcanzar el derecho a la paz.

Los gobernantes tienen un papel fundamental en el desarrollo de las políticas trasformadoras, ellos representan el alma de cada nación; por lo tanto, su liderazgo determinará el rumbo del país.

El amor del líder por su pueblo y el respeto a su diversidad, garantiza más la justicia y el derecho a la igualdad, que toda la Constitución política del país.

Todos los actores sociales reconocen y comparten el anhelo de construir la paz, de acabar con la pobreza, la discriminación y la intolerancia; coinciden en la necesidad de proveer el acceso a una educación de calidad, a la salud pública, al desarrollo económico, a un ambiente sano, al agua y a una buena alimentación.

Es fundamental que los líderes trabajen por el reconocimiento e implementación de los derechos humanos, y luchar con especial énfasis por la protección de los grupos más vulnerables, de los pueblos que por siglos han estado segregados por razones de su origen y culturas ancestrales. Y me refiero directamente a nuestros pueblos originarios.

Por esa razón, me permito en nombre de todos los presentes, como ciudadanos y ciudadanas de las Américas y de otros continentes, felicitar a la Organización de los Estados Americanos por la reciente aprobación e inmediata proclama de la Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, el pasado 15 de junio, en el marco de su Asamblea General.

Con estas acciones, la OEA se convierte en una referencia ante los demás bloques regionales, en lo que se refiere a la promoción y protección de los derechos de nuestros pueblos originarios.

Pero ahora es necesario y urgente fortalecer e implementar estos derechos. El llamado es a todos los sectores para fomentar los espacios de discusión y recolección de las propuestas de nuestros pueblos originarios para la rápida y correcta implementación de sus derechos.

En ese sentido, la Embajada Mundial de Activistas por la Paz está realizando desde el mes de julio de 2015, los Encuentros de los Hijos de la Madre Tierra; actividades en donde los pueblos y naciones originarias de Norteamérica, Centroamérica y Suramérica están elaborando propuestas basadas en sus conocimientos ancestrales, con el fin de fortalecer sus derechos, ayudar a la restauración de la Madre Tierra, al rescate y protección de sus valores e identidad cultural ancestral, y a nuestra adaptación como seres humanos al cambio climático.

Aprovecho esta oportunidad que me dan de dirigirme a tan honorables líderes, para hacer un llamado especial de atención sobre la urgente necesidad de trabajar por el reconocimiento de la dignidad, protección y restauración del más importante SER VIVO: nuestra Madre Tierra.

Todos los Estados del mundo, y en especial los de las Américas, debemos reconocer que la Madre Tierra es un ser vivo; y como ser vivo, es sujeto de derechos.

Por eso, en el día de hoy, la Embajada Mundial de Activistas por la Paz comparte con ustedes la propuesta de la PROCLAMACIÓN DE LA MADRE TIERRA COMO SER VIVO Y LA CONSTITUCIÓN DE SUS DERECHOS.

Tenemos que defender a nuestra Madre Tierra de los crímenes tan atroces que se han cometido y todavía se cometen contra ella. Los seres humanos hemos estado destruyéndola, sin darnos cuenta que nos estamos destruyendo a nosotros mismos y poniendo en peligro nuestra propia existencia.

Y por eso felicitamos a la Corte Penal Internacional, ya que el pasado 16 de septiembre publicó un documento donde declara que «prestará especial consideración a la persecución de los crímenes comprometidos a través del Estatuto de Roma o que tengan como resultado la destrucción del medio ambiente, la explotación ilegal de los recursos naturales o el despojo ilegal de las tierras».

Esta decisión de la CPI, de sentenciar sobre los delitos ambientales, refuerza la necesidad de establecer normativas internacionales ambientales que sean vinculantes, ya que entonces se podrá denunciar ante dicha entidad internacional, y ellos estarán en el deber de juzgar sobre los casos planteados.

La Embajada Mundial de Activistas por la Paz ha estado socializando ante diferentes instancias internacionales y Estados, los proyectos de ley orientados a la Prevención y Sanción del Delito de Ecocidio y Etnocidio.

Con respecto al ecocidio, considerado por los expertos como el máximo delito ambiental de orden nacional e internacional, pretendemos que sea tipificado en todos los países y que a la vez sea admitido como el quinto delito competencia de la Corte Penal Internacional, a fin de responder al reto de frenar la impunidad de los delitos en contra de la Madre Tierra; y perseguir, enjuiciar y castigar a quienes la están destruyendo, así como restaurar los daños causados.

Por otra parte, somos conscientes de que muchas son las resistencias y los obstáculos que ha tenido la justicia internacional, derivado de diversos intereses, principalmente económicos, menoscabando sus esfuerzos por impartir una justicia universal, eficiente y eficaz, especialmente en el tema ambiental. Esto provocó que el proceso de regionalización de la justicia se observe en la mayoría de los regímenes internacionales que ahora existen.

Lo que afecta a una nación en materia ambiental también tiene consecuencias en otras naciones. Por eso proponemos un acuerdo regional para la creación de la Corte Interamericana para la Defensa de los Derechos de la Madre Tierra, descentralizada, autónoma y especializada, que tenga competencia amplia para conocer del Delito de Ecocidio y demás crímenes ambientales que se cometan en nuestra región, que se encargue de perseguir y sancionar a quienes los cometan, y que promueva la Justicia Restaurativa por los daños causados a la Madre Tierra.

En esta ocasión queremos hacer entrega oficial al señor secretario general de los Estados Americanos, doctor Luis Almagro, de un documento que la Embajada Mundial de Activistas por la Paz ha estado trabajando en conjunto con expertos y la participación de la sociedad civil, el cual hemos llamado “Propuestas para la creación de la CARTA AMBIENTAL INTERAMERICANA”, y contiene:

Primero: Proclama de Constitución de los Derechos de la Madre Tierra.

Segundo: Ley Marco para la Prevención y Sanción del Delito de Ecocidio.

Tercero: Carta para la Protección de la Madre Tierra y creación de la Corte Interamericana para la Defensa de los Derechos de la Madre Tierra.

Estas propuestas, unidas a la Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, tienen un sustento sólido en diversos documentos y estudios internacionales, especialmente en tres de los más importantes promulgados por la Organización de las Naciones Unidas:

 

  • La Resolución 37/7 del 28 de octubre de 1982 (la Carta de la Naturaleza), en la que se plasmó el compromiso de los Estados por tomar las medidas pertinentes para la conservación de la naturaleza y la protección del medio ambiente;
  • la Carta de la Tierra, divulgada en el año 2007, donde se reconoce a la Madre Tierra como nuestro hogar común, y que el bienestar de la humanidad dependen de la preservación de una biosfera saludable, que contenga todos sus sistemas ecológicos;
  • y los 17 Objetivos para un Desarrollo Sostenible, en especial los objetivos 13 y 15, que expresan la urgencia de tomar medidas para combatir el cambio climático y sus efectos, y otros daños que le estamos ocasionando al planeta, entre ellos la pérdida de la diversidad biológica.

 

Estamos conscientes que son conceptos y documentos en los cuales se están tocando intereses particulares y, por consecuencia, nos enfrentaremos a muchas barreras y obstáculos; pero se requiere que los acuerdos que comúnmente aceptan y vinculan a los países a través de tratados bilaterales y multilaterales, se traduzcan en acciones para alcanzar los objetivos trazados.

Finalmente agradezco esta oportunidad de dirigirme a ustedes y, en especial, de compartir estas propuestas que están orientadas a transitar un camino de paz que conduzca a la felicidad del ser humano integral en armonía con la Madre Tierra.

Este es el DESAFÍO DE LOS LÍDERES DEMOCRÁTICOS DEL SIGLO XXI.

 

Muchas gracias.