Dr. William Soto Santiago | Presentación "Huellas para no olvidar", Congreso del Perú
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Presidente de la Liga Parlamentaria de Amistad Perú-Israel, congresista Ing. Juan Castagnino Lema; Oficial Nacional de Información de las Naciones Unidas para el Perú, Sr. Christian Sánchez; Agregado Cultural, Comercial y de Cooperación Internacional de la Embajada de Israel en Perú, Sr. Yossi Aviram; Ministro Consejero y Encargado de Negocios de la Embajada de Alemania, Sr. Oliver Schramm; representante de la Liga Parlamentaria de Amistad Perú-Israel, congresista Dra. Luis María Cuculiza Torre; sobreviviente del Holocausto, Sr. Hirsz Litmanowicz; miembros de la comunidad judía, señores y señoras; muy buenos días.
El 1° de noviembre de 2005, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó asignar el 27 de enero como el “Día Internacional de Conmemoración en memoria de las víctimas del Holocausto”. Naciones Unidas eligió esa fecha porque fue el 27 de enero de 1945 cuando el ejército soviético acorraló a las fuerzas militares alemanas, y liberó a los presos que en condiciones infrahumanas se hallaban recluidos en el campo de concentración de Auschwitz.
Hoy y siempre recordaremos a las víctimas del genocidio nazi, pues somos conscientes de que un solo día no es suficiente para recordar a los sobrevivientes de los diferentes genocidios. Es necesario promover, establecer y ejecutar actividades en diferentes escenarios políticos, sociales, culturales, académicos y gubernamentales, para que, en acatamiento a la exhortación de la Organización de Naciones Unidas, reflexionemos día a día sobre las causas, la lesividad, las repercusiones y las lecciones de este crimen internacional.
Durante muchos años, erradamente se ha pensado y se ha difundido la idea de que el Holocausto fue un crimen solamente contra el pueblo judío. El Holocausto, si bien tuvo como víctimas directas a todo el pueblo judío, cuyo exterminio se pretendía, también fue un crimen contra otros grupos y pueblos; en realidad fue un crimen contra la familia humana.
Este hecho tan atroz dejó lecciones universales que debemos enseñar en las escuelas y universidades, como una eficaz herramienta para prevenir y evitar la futura comisión de actos genocidas de esa naturaleza, que desbordan la maldad, el odio y la intolerancia que puede expresar el ser humano contra sus semejantes.
Testigos de Jehová, judíos, gitanos, homosexuales, disidentes políticos, discapacitados físicos y mentales, fueron considerados “no puros” por el régimen nazi y, como tal, enemigos de la “puridad” de la sangre.
Lo que movió a Hitler fue el odio étnico contra el pueblo judío. Ese odio se transformó en una ideología racista fundamentado en la idea de una presunta jerarquía de la raza aria frente a las otras, consideradas inferiores o parásitas, cuya eliminación era necesaria; y así justificaban el exterminio. Una ideología extremista que los nazis implantaron desde las escuelas.
El Holocausto es una mancha de indignidad y oprobio en la hoja de vida de la familia humana; porque no solamente fueron culpables de la muerte de millones de personas aquellos que perpetraron los hechos, sino también quienes al guardar silencio negaron el refugio a las víctimas y se convirtieron en cómplices de la barbarie.
Hoy cobran actualidad las palabras del entonces Primer Ministro de Israel, David Ben Gurión, cuando en el 1961 expresó: “Queremos que la opinión pública sepa que no sólo la Alemania nazi fue la culpable de la destrucción de seis millones de judíos europeos. Queremos que todas las naciones sepan que deben avergonzarse.”
En la Resolución 60/7 del 1° de noviembre de 2005 la Organización de Naciones Unidas, “insta a los Estados Miembros a que elaboren programas educativos que inculquen a las generaciones futuras la enseñanza del Holocausto con el fin de ayudar a prevenir actos de genocidio en el futuro”.
Y en la Resolución 61/255 del 26 de enero de 2007, “se rechazan las tentativas de negar el Holocausto, que al ignorar el carácter histórico de estos terribles sucesos aumenta el riesgo de que se repitan”.
En acatamiento a estas Resoluciones de la ONU, la Embajada Mundial de Activistas por la Paz, tiene como propósito promover la enseñanza de “El Holocausto, paradigma del genocidio” en escuelas y universidades, tomando la historia del Holocausto como un referente necesario para prevenir otro genocidio en la humanidad, para reflexionar sobre la importancia de una Educación basada en valores y principios éticos y constitucionales, que permita al estudiante tomar acciones en defensa de los Derechos Humanos frente a manifestaciones de violencia, injusticia o intolerancia, que amenacen tanto su entorno como el de otras culturas, pueblos o naciones.
Con este fin, la Embajada Mundial lleva a cabo Foros en diferentes universidades de América Latina con el tema “Educando para No Olvidar – El Holocausto, paradigma del genocidio.”
La Embajada también promueve la expedición de una ley para incluir “El Holocausto, paradigma del genocidio” como tema de estudio en el sistema educativo de los diferentes países latinoamericanos.
La Embajada Mundial de Activistas por la Paz también ejecuta el proyecto “Huellas para no olvidar”, ideado con el objetivo de mantener vivo el testimonio de los sobrevivientes del Holocausto, y dar a conocer las lecciones universales que dejó esta etapa tan oscura, que dividió la historia de la humanidad en un antes y un después.
Como parte de esta iniciativa se elabora una Placa como la que hoy y durante un mes se exhibirá en este recinto de la democracia peruana, con las huellas palmares de un sobreviviente del Holocausto y de sus descendientes.
En forma paralela se generan espacios de estudio y de reflexión a través de foros educativos en universidades, institutos, colegios de profesionales y escuelas.
El Holocausto es un hecho del pasado que tiene enseñanzas vivas para las presentes y futuras generaciones; hechos que, aunque hayan acontecido en otro continente, permitirán al estudiante aprender sobre las consecuencias de la intolerancia, el odio, la discriminación, los prejuicios, los estereotipos, y la falta de respeto por la vida y la dignidad humana. Les ayudará a identificar las señales de alarma frente al surgimiento de gobiernos, grupos o personas extremistas, que puedan desencadenar un nuevo crimen internacional, bien sea un genocidio, un crimen de lesa humanidad, un crimen de guerra o un crimen de agresión.
El genocidio no es un accidente de la naturaleza, es un crimen premeditado que se puede prever, y como tal se puede prevenir. Como decía el pensador italiano y maestro del Derecho Penal, Francesco Carrara: “El que prevé, previene.”
De hecho, en la actualidad están dadas las condiciones precursoras para que ocurra otro genocidio; sin embargo, es evitable si concientizamos a la población mundial que no podemos ser indiferentes ni pasivos ante las circunstancias actuales de intolerancia y de indiscriminación. Y al ver en América Latina y en Europa el resurgimiento de grupos extremistas, especialmente neonazis, nos damos cuenta de que estamos frente a las señales de alarma que nos convocan a la acción.
Todos los legisladores, autoridades y educadores del mundo, tienen la libertad, pero también la responsabilidad política y el compromiso ético y moral, de promover proyectos, promulgar leyes en defensa de los Derechos Humanos, que garanticen el derecho a la vida y proscriban toda forma de discriminación.
La enseñanza de la génesis, historia y repercusiones del Holocausto como paradigma del genocidio, concientizará a las presentes y nuevas generaciones de los estragos del odio, la intolerancia y la discriminación; les permitirá identificar las señales de alarma para contrarrestarlas, y así prevenir la repetición de otro genocidio.
Señoras y señores, es mejor educar para prevenir, que juzgar para castigar.
Muchas gracias.