Dr. William Soto | Homenaje a Pierre Wolff
Señor Viceministro de Cooperación para el Desarrollo, licenciado Jaime Miranda;
excelentísimo Embajador del Estado de Israel, Sr. Shmulik Bass
excelentísimo y reverendísimo Monseñor León Kalenga;
representante residente adjunto de Belice y El Salvador para el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, Stefano Pettinato;
miembros del cuerpo diplomático acreditado en El Salvador, representantes de organismos internacionales,
autoridades presentes, miembros de la familia Wolff;
señora Frida Castellano, hija del Coronel Arturo Castellano “Justo entre las Naciones”;
sobreviviente del Holocausto Raymunda Weil,
señoras y señores; muy buenos días.
En nombre de la Embajada de Activistas por la Paz, damos las gracias a las personas que se han reunido hoy aquí, para rendir homenaje a don Pierre Wolff, cuya vida ha sido para la humanidad un ejemplo de fortaleza, perseverancia y superación; pues aun habiendo perdido a sus padres durante la persecución del régimen nazi, logró superar las secuelas de esta tragedia, formar una familia e iniciar una nueva vida en El Salvador.
También agradezco la oportunidad que nos brinda la Cancillería para presentar nuestro proyecto “Huellas para no olvidar”.
La historia de don Pierre, así como la de los demás sobrevivientes de diferentes genocidios, no debe ser mirada como un simple hecho trágico del pasado, sino como el testimonio latente de una historia “viva”, colmada de valiosas enseñanzas para la actual y las futuras generaciones, acerca de la necesidad de romper el silencio y contrarrestar el antisemitismo, la intolerancia, el odio y la discriminación.
Hoy develaremos la placa con las huellas palmares de don Pierre Wolff y de su familia, y aunque él ya no esté más entre nosotros, esta placa es un símbolo que honra su vida; símbolo que al ser expuesto durante un mes en este recinto, permitirá a muchas personas conocer una de las páginas más tristes de la historia de la humanidad, pero al mismo tiempo reflexionar sobre la capacidad del ser humano de sobreponerse a las peores tragedias.
La placa forma parte del proyecto “Huellas para no olvidar”, el cual ha sido diseñado como una herramienta para enseñar y reflexionar acerca de la barbarie genocida y prevenir que se repitan estos graves crímenes contra los Derechos Humanos.
Este proyecto nos permite generar espacios de reflexión en parlamentos, congresos, cancillerías, embajadas, universidades, institutos, escuelas, colegios, lugares públicos, museos y medios de comunicación, con el propósito de enseñar sobre los genocidios; en especial, el Holocausto y sus consecuencias. Pero ante todo, con el objetivo de crear espacios de estudio y reflexión para educar a las presentes y futuras generaciones, y así evitar que crímenes de lesa humanidad se repitan.
Otra meta importante que promueve la Embajada de Activistas por la Paz es la inclusión del “Holocausto, paradigma del genocidio” como materia de estudio en escuelas y colegios, y como cátedra transversal en las universidades.
Tenemos que tener siempre presente, que las víctimas del régimen nazi durante la Segunda Guerra Mundial, no sólo fueron los 6 millones de judíos, también fueron perseguidos y asesinados otros grupos; entre ellos los Testigos de Jehová, homosexuales, opositores políticos, los romaníes (gitanos) y los discapacitados. Por lo tanto, este no fue un crimen contra un solo pueblo, este fue un crimen contra la familia humana.
Desde que Hitler ascendió al poder en 1933, hasta el final de la guerra en 1945, el régimen nazi mató a más de 20 millones de personas.
EL HOLOCAUSTO es el paradigma del acto genocida; dividió la historia de la sociedad civilizada en un antes y un después. Al cometer este crimen contra la humanidad un grupo de seres humanos, usando el poder político e invocando una infundada superioridad racial, ejecutó una barbarie humana.
Fue un intento, sin precedentes, de aniquilar a un pueblo indefenso por el hecho de considerarlos pertenecientes a una “raza inferior”. Para Hitler era más importante matar a todos los judíos, que ganar la guerra. Con este propósito, de manera sistemática, organizada y planificada, el régimen nazi industrializó la muerte, utilizó la tecnología y los avances científicos de la época, para aniquilar en forma masiva a los judíos, aun a aquellos que se encontraban fuera del territorio alemán; todo por la razón de ser “judíos” y ser considerados por los nazis como personas inferiores a la raza “aria”.
Hitler utilizó la educación como una estrategia para expandir sus ideas extremistas en las escuelas y universidades. Por eso consideramos que es en las escuelas y en las universidades donde podemos formar individuos que promuevan los valores fundamentales, el derecho a la vida, a la dignidad humana; y construyan caminos para la paz y el entendimiento entre personas de diferentes culturas y nacionalidades.
Muchos de ustedes se preguntarán: ¿y por qué estudiar específicamente el Holocausto?
Porque el Holocausto es el paradigma del acto genocida.
En conmemoración del Día Internacional en memoria de las víctimas del Holocausto, la UNESCO publicó un folleto titulado: “¿Por qué educar sobre el Holocausto?”, donde el profesor Yehuda Bauer, una autoridad mundial en la historia del Holocausto, afirma:
“Aunque uno viva en el África central, en la República Popular China, en el Pacífico Sur o en Suiza, hay que ser consciente del peligro que representa el genocidio. La educación relativa al Holocausto tiene como objetivo último, poner a la humanidad lo más a salvo posible de semejante tipo de exterminio masivo.”
En la Embajada de Activistas por la Paz vemos con preocupación que los jóvenes tienen poco conocimiento sobre el Holocausto, y como decía el filósofo George Santayana: “Aquellos que no recuerdan el pasado, están condenados a repetirlo.” Por eso es tan importante crear espacios para conocer y reflexionar sobre este tema con los estudiantes.
El desarrollo del conocimiento científico y tecnológico no es suficiente para evitar la repetición de un hecho tan atroz como ese genocidio, que costó millones de vidas humanas. Hitler llevó a cabo el Holocausto en una de las naciones más avanzadas para aquella época y llevó adelante estos crímenes con la ayuda de científicos, médicos, académicos, entre otros profesionales, formados en los mejores centros de estudio; por lo tanto, sólo una educación con valores nos garantiza que no se repita un nuevo genocidio.
Por esta razón, quiero proponerles, con todo respeto, que juntos emprendamos acciones y promovamos que mediante una ley del Congreso se apruebe la enseñanza del HOLOCAUSTO en las escuelas, colegios, y como una materia transversal en las universidades.
Si esta idea es bienvenida entre ustedes, ofrezco toda la ayuda que la Embajada de Activistas por la Paz pueda brindar para, en acatamiento de las resoluciones de la ONU, hacer de la educación una herramienta fundamental en la prevención de los crímenes de lesa humanidad, entre los cuales el HOLOCAUSTO figura como crimen capital.
Muchas gracias.