Dr. William Soto | Exposición de placa “Huellas para no olvidar” en el Congreso de Paraguay
Diputada nacional, Emilia Alfaro de Franco, Primera Dama de la Nación y Vicepresidenta Segunda de la Honorable Cámara de Diputados; Ministra de Defensa Nacional, profesora, doctora María Liz García de Arnold; Cónsul Honorario del Estado de Israel, ingeniero Max Haber; señores parlamentarios, miembros del cuerpo diplomático acreditado en la República del Paraguay presente; señora Sima de Gutsztein, sobreviviente del Holocausto y demás miembros de la comunidad judía; señoras y señores; muy buenos días.
Es un honor para mí estar en este recinto de la democracia y poder dirigirme a ustedes con motivo de la instalación de la placa “Huellas para no olvidar”, un proyecto de la Embajada de Activistas por la Paz que promueve y defiende el respeto a la vida y la dignidad del ser humano, que surgió como respuesta al grave problema que implica no aprender de nuestros errores.
Nos sorprende que en pleno siglo XXI las voces que niegan el Holocausto sean no sólo escuchadas sino difundidas, cuando el genocidio producido durante la Segunda Guerra Mundial es una mancha en la historia de la especie humana y sus secuelas siguen marcando la vida de millones de personas. Han habido muchos más genocidios, incluso ustedes fueron víctimas de uno en la Guerra de la Triple Alianza donde su población descendió de 1'300.000 a 200.000 personas; pero el ocurrido con el pueblo judío se ha desarrollado con características especiales, pues para los nazis era más importante matar a los judíos incluso que ganar la guerra.
Al finalizar los combates, los aliados tuvieron que proclamar la Carta de Londres, que sirvió de base para los llamados Juicios de Núremberg, y se convirtió en la herramienta legal para juzgar las atrocidades de los campos de concentración y las cámaras de gas, pues hasta entonces no había sido tipificado un delito que describiera conductas tan horrorosas.
Tenemos hoy con nosotros a la señora Sima de Gutsztein, sobreviviente de la Shoá, quien ha impreso sus huellas palmares junto con las de sus descendientes. El testimonio de su sufrimiento nos lleva a la certeza acerca de la urgencia y necesidad de elaborar leyes y apoyar proyectos que promuevan la defensa de los Derechos Humanos y el respeto por las diferencias, ya sean políticas, religiosas o de cualquier índole.
En ustedes, honorables legisladores, ha sido depositado el privilegio de hacer cumplir las hermosas palabras del preámbulo de vuestra Constitución Nacional, donde luego de invocar a Dios reconocen la dignidad humana con el propósito de asegurar la libertad, la igualdad y la justicia; al leer esto, supimos que nuestro proyecto “Huellas para no olvidar”, encajaba dentro de ese supremo mandamiento.
Hacer leyes justas, que busquen la paz, la armonía, el bienestar y la prosperidad de sus conciudadanos, es uno de los honores más altos al que se pueda aspirar. Esas leyes se convertirán en los bastiones contra la discriminación, el odio y la violencia.Adicionalmente existe otra herramienta importante para este cometido y es la Educación, pues a través de ella podremos evitar que se repita un genocidio en cualquier parte del mundo. Que ante una amenaza de una atrocidad semejante contra cualquier grupo de personas, ya sea por razones de religión, cultura o nacionalidad, el pueblo paraguayo se levante en defensa de los Derechos Humanos. Que el pueblo paraguayo sea el adalid de la paz, la armonía y la concordia entre las naciones.
Para lograr esa meta quiero proponerles, con el mayor respeto, que mediante una ley del Congreso se incluya el Holocausto o Shoá como tema de debate en los últimos grados de estudio en los colegios y como una materia o cátedra transversal en las universidades; y si esa idea es bienvenida entre ustedes, ofrezco toda la ayuda que la Embajada de Activistas por la Paz pueda brindar.
Muchas gracias.