Discurso - Yoriko Yasukawa - Coordinadora Residente del Programa de las Naciones Unidas en Costa Rica

Discurso - Yoriko Yasukawa - Coordinadora Residente del Programa de las Naciones Unidas en Costa Rica

DÍA INTERNACIONAL DE CONMEMORACIÓN ANUAL

EN MEMORIA DE LAS VÍCTIMAS DEL HOLOCAUSTO

 

Cancillería de Costa Rica

Viernes, 24 de enero de 2014

 

Yoriko Yasukawa

Coordinadora Residente del Programa de las Naciones Unidas en Costa Rica

 

Muy buenos días estimado don Alfio Piva, Primer Vicepresidente de la República; estimado don Enrique Castillo, Ministro de Relaciones Exteriores; don William Soto, don Salomón Fachler y demás miembros de la comunidad judía en Costa Rica, autoridades nacionales, miembros del cuerpo diplomático.

Para el Sistema de Naciones Unidas en Costa Rica es un honor y un privilegio participar en este Acto de Conmemoración del Holocausto. También es motivo de gran satisfacción que el Acto cuente con la participación del señor Vicepresidente, el señor Canciller, y otras autoridades del más alto nivel; una muestra de la importancia que el Estado costarricense otorga a esta Conmemoración.

Fue en 2005 que la Asamblea General de las Naciones Unidas resolvió designar el 27 de enero (el día que las tropas soviéticas liberaron en 1945 el campo de concentración de exterminio, de Auschwitz), como el Día Internacional de Conmemoración del Holocausto. Al aprobar esta Resolución, los Estados miembros buscaron recordar aquellas millones de personas judías y también de otras etnias, convicciones religiosas y formas de vida rechazadas por el régimen nazi. Seres humanos como todos nosotros aquí en este salón, que sufrieron de manera atroz y perdieron sus vidas a causa del odio y la intolerancia, y a manos de seres humanos también como nosotros.

Por otro lado, las Naciones Unidas quiso que la Conmemoración de esta tragedia sirviera para ayudar a todas las naciones y a todos los ciudadanos del mundo, a avanzar en la construcción de mejores sociedades; sociedades que entiendan y actúen con base en la verdad tan sencilla y a la vez poderosa, articulada tan claramente en el Artículo 1° de la Declaración Universal de los Derechos Humanos:

“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están

de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.”

Esta feliz síntesis que hoy día nos parece producto del más elemental sentido común, tomó varios siglos en verse transformada en una norma de validez universal.

Cuando rastreamos las primeras manifestaciones de esta noción fundamental para los Derechos Humanos, la historia nos lleva también al Pentateuco y al Talmud, a Salomón y a Maimónides.

La comprensión del valor de la persona humana no podría resumirse mejor que cuando el Talmud Babli dice: “Quien salva una vida, es como si salvase al mundo entero.”

También quiero rescatar el precepto judío de tzedaká, que apela a uno de los más hermosos conceptos de la justicia, aquel que tiene que ver con la obligación de dar a cada cual según sus necesidades.

Esperamos que Costa Rica siga ejerciendo un liderazgo importante en el mundo, en el esfuerzo de transformar en realidad los ideales de la Declaración Universal, y así también las aspiraciones de los Estados miembros de las Naciones Unidas, al designar este día para la Conmemoración del Holocausto.

Costa Rica optó por el camino de la paz, la democracia y el respeto a los Derechos Humanos, temprano en su historia; y se ha esforzado a lo largo de su historia para garantizar las condiciones básicas de una vida digna para todos sus ciudadanos y ciudadanas. Por tanto, ha sido un referente moral para el mundo desde hace varias décadas.

En particular, el país ha acogido con brazos abiertos la migración de personas judías de diversas partes del mundo; y los ciudadanos judíos de Costa Rica, a su vez, han aportado de manera importante a la construcción de una sociedad inclusiva, solidaria y próspera.

Costa Rica además ha jugado un papel muy especial en la promoción de la paz y el diálogo en el mundo, haciendo velar su propio ejemplo como pionero en este camino. Su destacado liderazgo en el proceso de paz centroamericano y en la formulación y aprobación de la Convención Internacional de Control de Comercio de Armas, son dos ejemplos que nos inspiran a todos.

El mundo ha venido avanzando poco a poco, gracias a los esfuerzos perseverantes de los países y líderes comprometidos con la paz y los Derechos Humanos.

El principio de la igualdad de derechos va permeando cada vez más a todas las ciudades del mundo, y los actos de intolerancia y de odio son cada vez más vistos como inaceptables.

Al mismo tiempo, es desalentador ver que sigue habiendo demasiados ejemplos de cómo los seres humanos somos capaces de dejarnos llevar por la intolerancia y el odio, y las consecuencias trágicas de ello.

En Siria más de 100.000 personas han muerto desde el inicio del conflicto armado en 2011; en el Sudán del Sur miles de personas han muerto en las últimas semanas, y al menos 80.000 han tenido que dejar sus hogares para huir de la violencia y la miseria; en la República Centroafricana, cerca de un millar de personas han muertos en las últimas semanas por los conflictos políticos y religiosos que enfrentan a los pobladores del país; y muy recientemente perdimos compañeros trabajadores de Naciones Unidas en un ataque terrorista contra civiles en Afganistán.

Estos casos nos dicen que sigue siendo imprescindible recordar el Holocausto, y aprender las lecciones que esta tragedia nos enseña, precisamente para no repetirla.

Estos países nos podrían parecer muy lejanos; por eso es importante que hagamos el esfuerzo de recordar, que tanto las víctimas que sufren y mueren en Siria, en el Sudán del Sur, en la República Centroafricana, en Afganistán, como los victimarios en estos países, son seres humanos como nosotros; porque una de las lecciones que nos imparte el Holocausto, es que la negación de la humanidad del otro nos permite a los seres humanos cometer atrocidades; y el genocidio es la expresión más extrema de esa visión que dice que ciertos grupos de personas no son parte de la familia humana, y por tanto deben ser eliminados.

En este sentido valoramos mucho los esfuerzos como el de la Embajada Mundial de Activistas por la Paz, para mantener viva la memoria del Holocausto.

Ojalá Costa Rica pueda seguir ejerciendo un papel activo para promover que los conflictos armados se prevengan, y que resuelvan pacíficamente, y que la violencia de todo tipo, por razones de intolerancia y discriminación entre los seres humanos se elimine. Para eso también es importante que la sociedad costarricense siga siendo un ejemplo para el mundo.

El último informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, sobre la convivencia en Costa Rica es alentador, en el sentido de que encuentra que los costarricenses tienen una buena disposición para convivir con personas de diversas culturas, etnias y maneras de pensar y de vivir; es un pueblo solidario incluso con personas desconocidas.

Al mismo tiempo los costarricenses reconocen que la vida es más difícil para ciertos grupos de personas, como los migrantes nicaragüenses, los indígenas, o las personas sexualmente diversas; y un porcentaje importante de la gente reporta haber sido discriminado en algún momento de su vida.

El país también está enfrentando dificultades en el combate a la pobreza y la creciente desigualdad, que ponen en riesgo la convivencia.

Hoy es un buen día para reflexionar entre todos, cómo Costa Rica puede superar estos desafíos para avanzar todavía más en la construcción de una convivencia que de verdad incluya a todos y a todas, en la que todos y todas cuenten por igual. Así también Costa Rica podrá impulsar con cada vez más fuerza la propagación mundial de los valores, de respeto a las diferencias y fraternidad hacia todos y todas.

La comunidad judía, con su historia tan terriblemente marcada por las consecuencias devastadoras de la negación de estos principios, podrá jugar un papel especial en este esfuerzo.

El Sistema de Naciones Unidas está deseoso de acompañar al país en este esfuerzo crucial para la humanidad.

Muchas gracias.