No se esperaba que se podía sobrevivir; nadie nos creyó, porque no supimos nada lo que era afuera, nosotros solamente lo que era adentro, no supimos lo que pasa. Recién después de la guerra supimos qué paso.
Orgullosamente judía. Un Jueves, lo poco que tenía lo cargo sobre su espalda, salió y nunca más volvió a su casa.