Héctor Alejandro Canto | Contribución del Estado en la formación y el desarrollo de ciudadanos de paz: perspectivas y desafíos
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Bueno, muy buenos días respetables viceministros de Educación de Guatemala, funcionarios de esta misma entidad que tiene a su cargo la rectoría de Educación en Guatemala; respetables invitados de distintos países y de distintos sectores; es una honra para nosotros poder contar con la presencia de ustedes en Guatemala en el marco de esta Cumbre de Integración por la Paz. Sean todos bienvenidos y bienvenidas a este país y a esta Sesión Educativa, que corresponde en el marco de esta Cumbre.
Quiero saludar y agradecer a cada uno de ustedes por estar en Guatemala y quiero pedirles de manera respetuosa que brindemos un fuerte aplauso a Guatemala. Guatemala es el corazón de Mesoamérica que vio nacer a dos Premios Nobel: Premio Nobel de Literatura Miguel Ángel Asturias; y el tema que nos ocupa hoy: Premio Nobel de la Paz, la doctora Rigoberta Menchú, una mujer maya quiché. Creo que son baluartes y son íconos de este país —que muy pocas veces se habla de ellos o de ellas alrededor del mundo.
Pues en ocasión de la Cumbre de Integración por la Paz y temas de educación, creo que es digno mencionar a estos dos grandes personajes guatemaltecos que han resaltado el nombre de este país a través de su esfuerzo y su trabajo y su contribución al desarrollo social y la paz en el mundo.
Para mí es un honor participar en esta oportunidad y poder desarrollar una temática de mucha importancia, y precisamente es la contribución del Estado en la formación de ciudadanos de paz. Las perspectivas y los desafíos en este tema son interesantes, y quisiera desarrollarlo de la siguiente forma.
(Podemos apreciar en ésta… voy a auxiliarme de estas estas diapositivas para ir desarrollando el tema).
Es importante mencionar cuáles son los desafíos de la educación latinoamericana o iberoamericana para la consolidación de la paz y cuál es la contribución de los Estados para una educación ciudadana integral.
Dos temas que son de alta trascendencia y sin duda alguna, los sistemas educativos necesitan orientarse hacia una nueva ciudadanía y democracia.
Probablemente muy pocas veces hemos reflexionado como ciudadanos, como funcionarios, como tomadores de decisiones sobre qué tipo de educación tenemos para la ciudadanía. Y quiero hacer un esbozo rápido acerca de las tres fuentes de lo que hoy conocemos como educación para la ciudadanía.
En principio, para no ir tan lejos, hay que recordar el siglo XVIII y siglo XIX: La Revolución francesa, la Independencia de Estados Unidos de América, el surgimiento de las constituciones políticas de cada uno de los países, el surgimiento de la escuela; de hecho, la escuela corresponde —como todos sabrán— especialmente —digamos—, a la era industrial.
Toda esa época de entre 1700 hacia 1900, fue la época en que surgieron los Estados nacionales. Y se consolidaron esos Estados, o sea, se trabajó de manera sistemática para consolidar esos Estados durante el siglo XIX. Ejemplos: Estados Unidos, Francia y más tarde los países de latinoamérica.
En función de la necesidad de fortalecerse esos Estados y esos sistemas políticos, porque había una necesidad de construir legitimidad, cohesión social; había que crear herramientas para lograr eso. Había una necesidad de socializar y convertir en ciudadanos a los niños y los jóvenes de esos Estados y sistemas políticos. Entonces, los nuevos Estados que surgieron en el siglo XVIII y siglo XIX, tenían esas tres necesidades.
¿Qué era lo que se requería? Para consolidar esos Estados nuevos del siglo XVIII en adelante, se requería crear condiciones mínimas de igualdad social y unidad cultural, a través de un lenguaje común y mediante un sistema escolar obligatorio, gratuito y uniforme.
Por eso, no es casualidad que en los siglos que nos antecedieron, siempre la rectoría de los sistemas educativos fue la uniformidad. Casos particulares como Guatemala y otros de la región, el establecimiento de un idioma oficial, el establecimiento de escuelas con currículos que tenían, buscaban la orientación hacia el fortalecimiento del concepto de Estado y de pertenencia a un Estado, a un sistema político. También se requería involucrar valores asociados a la nacionalidad, a través del conocimiento de una historia patria, geografía, instituciones sociales y entorno social.
Por eso es que, probablemente, la mayoría de los que estuvimos en la escuela en el siglo pasado (y creo que no hay nadie del siglo antepasado), siempre los contenidos curriculares fueron orientados a conocer la historia patria: conociendo a los próceres, conociendo a los actores de las batallas, quién ganó la batalla, quién perdió la batalla, quiénes fueron los vencidos, el tema geografía, el tema de instituciones sociales; esos eran los contenidos más regulados y dictados por el sistema educativo nacional, porque eso es lo que se buscaba fortalecer.
De manera que así la educación para la ciudadanía a través de la escuela asumió dos funciones básicas. Y es importante recordar que la escuela tal como la conocemos surgió en los siglos XVII y XVIII con un maestro, con estudiantes uniformados, con un timbre para indicar la hora de ingreso y hora de salida; porque al final, estaba construyéndose una escuela para una era exclusiva que era la industrial, y para el fortalecimiento de los Estados en esa época.
El desafío es que los Estados, la dinámica social es distinta y las escuelas se estancaron en el tiempo.
Entonces, en ese tiempo y desafortunadamente algunas veces ahora, la cohesión —digamos— las dos funciones básicas de la escuela era lograr la cohesión social en torno a las identidades nacionales. En muchos países, estas identidades nacionales, negó las identidades de otros grupos culturales. Guatemala, México, Perú, Bolivia, otros países de esta región, se uniformó el sistema educativo en español, sin considerar los pueblos originarios, sin considerar la construcción de propuestas educativas desde el enfoque de los pueblos originarios de sus actividades económicas.
De esa cuenta es que estas sociedades actualmente enfrentan desafíos por erradicar la discriminación, buscar la igualdad, atender la ruralidad; pero esto es producto de todo un proceso sistemático llevado a cabo con mayor intensidad en los siglos XVIII y XIX.
Prueba de ello que, por ejemplo, en México al nuevo presidente electo se le presentará o se le ha presentado a través de un equipo de antropólogos y sociólogos, una alta preocupación por la desaparición de varios idiomas originarios de los mexicas o en el área de México; pues Guatemala no es un país ajeno a ese tema en donde pueblos y culturas han renunciado a sus idiomas, consecuencia de todo un proceso sistemático.
Por el otro lado, otra función asumida por la escuela en esos siglos era modelar el comportamiento de los individuos a través de las leyes y las normas: La constitución política, todo el ordenamiento jurídico y, se dejó fuera de toda consideración las otras formas o las formas alternativas de resolver conflictos como lo hacían los pueblos originarios y, se uniformó el sistema de justicia.
Todo, todos esos procesos nos llevaron a tener una sociedad fragmentada, una sociedad con paradigmas, una sociedad estereotipada.
Y entonces, para concluir, podemos definir que el propósito de ese tipo de educación en el siglo XIX y primera mitad del siglo XX, era consolidar los Estados nacionales y no necesariamente de la democracia. Se trabajó para consolidar Estados, no para consolidar la democracia.
Entonces, ¿por qué necesitamos un nuevo enfoque de educación ciudadana? Por lo anterior, porque no se trabajó para consolidar democracia, sino para consolidar Estados.
En la segunda mitad del siglo XX se produce un replanteamiento de los contenidos de la educación como influjo de la nueva ola de la democracia. Se dice que la educación para la ciudadanía debe formar individuos con estructuras de comportamiento basada en el conocimiento de sus derechos y obligaciones.
Y entonces empezó otra nueva ola, era necesario que los ciudadanos conocieran sus derechos y sus obligaciones, que tuvieran el conocimiento, el discernimiento en el cumplimiento de las normas jurídicas y éticas que regulan la conducta del hombre; y entonces se empezó a trabajar para que se tuviera conocimiento sobre historia, geografía, leyes e instituciones.
Empezó a transformarse el currículo y el currículo empezó a centrarse en el aprendizaje de la democracia formal, pero no propuso aprendizajes prácticos. En las escuelas empezamos a trabajar que hay que elegir, hay que votar, hay que empadronarse, eso es la democracia formal; pero no nos enseñó a resolver o no desarrolló capacidades para el diálogo, para la búsqueda de acuerdos; ese es otro nivel de capacidades que a lo largo del tiempo en la región iberoamericana y, probablemente en el mundo —digamos— en el mundo general, no se ha apostado a este tipo de aprendizajes.
Pese a los cambios curriculares, el sistema escolar se ha transformado muy poco y las viejas prácticas derivadas del viejo paradigma del siglo XVIII y XIX, persisten.
Se partió del supuesto que la promoción de la nacionalidad lleva implícita la formación ciudadana, o sea, con que usted conociera la historia que le cuenta el sistema educativo de su país, podía ser ciudadano. Poco se reflexionó hacia dónde lleva el civismo formal: ¿Por qué los países tienen una bandera, tiene un símbolo… tienen símbolos patrios, tienen un himno? Y se pensó que la ciudadanía era aprender eso nada más, pero la ciudadanía no se limita a civismo.
Entonces, los sistemas educativos en la región iberoamericana y en el mundo, tienen esos desafíos: Cómo dar un paso de un enfoque retórico a un enfoque práctico.
¿Cómo se justifica esto? En realidad, uno de los... tenemos, por ejemplo, en Guatemala: la Constitución Política de la República de Guatemala, hay una Ley de Educación Nacional, como sucede en la mayoría de los países o en todos los países, y ahí se establecen cuáles son los fines de la educación. Y podemos... ¿Por qué es necesario cambiar ese enfoque? Porque el aprendizaje de la cultura de paz, la memoria histórica y los Derechos Humanos es uno de los fines de los sistemas educativos.
De manera que hay que hacerle ajustes a los sistemas educativos para que nos lleve a eso.
Se justifica el cambio de enfoque porque hay muchas corrientes actualmente: hay muchos enfoques educativos, psicológicos, sociológicos actuales y, desde el ámbito académico, se acepta que transformemos estos paradigmas.
Cuenta con el… hay mucha legislación nacional, internacional, hay compromisos asumidos por el Estado. En el caso de Guatemala, en la década de los 80 y 90, firmó una serie de compromisos que se les llama acuerdos de paz. Son alrededor de ocho acuerdos entre sustantivos y adjetivos los que se firmaron y esos son un marco referencial de los compromisos del Estado para consolidar la democracia, la paz.
Entonces, hay compromisos internos y hay compromisos asumidos en el ámbito internacional, de que obliga a los Estados y a todas las personas que trabajamos como agentes del Estado, a contribuir para que el sistema educativo asegure ese cambio de paradigma y el cumplimiento de los compromisos legales y políticos asumidos por Guatemala; y así como Guatemala, así todos los países del mundo. Está plasmado en los procesos de reforma educativa, está incluido en los currículos nacionales de educación.
También otro otra causa que justifica el cambio de enfoque es que, si no cambiamos el enfoque educativo, si seguimos creyendo que ciudadanía es civismo, entonces nunca lograremos reconstruir el tejido social, los conflictos sociales, los conflictos armados internos; los enfrentamientos armados en los países, ha roto el tejido social y necesitamos construir el tejido social y el tránsito hacia una sociedad respetuosa de los derechos y en convivencia armoniosa.
La realidad socioeconómica y política de los países en el mundo demanda un cambio, refuerza la necesidad de formar ciudadanas y ciudadanos comprometidos con sus países, con una democracia profunda con la ciudadanía activa informada, con una sociedad para todos, con una sociedad que tenga responsabilidad social empresarial consolidada, con una sociedad que sepa vivir en una cultura de legalidad, con una sociedad que tenga respeto a la diversidad y tenga un sentido de inclusión, esos son los desafíos sociales que tenemos como países y, en consecuencia, tenemos que hacer ajustes en los sistemas educativos, para que en diez, en veinte años tengamos personas con mejores capacidades para resolver estos temas.
La nueva ciudadanía privilegia la comprensión y la acción. Podemos preguntarnos entre nosotros cuánta comprensión hay, cuánta acción, con cuánta dificultad o facilidad logramos acuerdos.
El nuevo enfoque de educación para la ciudadanía democrática enfrenta los siguientes retos:
-Tenemos que trascender el enfoque de la nacionalidad por un enfoque para la vida democrática.
-Tenemos que superar el enfoque de acumulación de datos históricos, leyes, geografía o instituciones nacionales, por el aprendizaje de los mecanismos de la democracia, aprender a resolver problemas cognitivos, morales y legales que plantea la vida pública y la convivencia.
-Tenemos, uno de los desafíos que tiene este cambio es trascender la estrategia de formación de valores en abstracto, para orientarse a la resolución de problemas y procedimientos de la democracia, que incluya la aplicación de esos valores. Muchas veces los sistemas educativos se han orientado a promover que los estudiantes aprendan la definición de los valores, conozcan los valores, lo reciten, pero cómo aplicarlos, cómo utilizarlos como herramienta para la convivencia diaria, ese es un desafío importante.
Por supuesto que para que se logren esos desafíos, hay que formar docentes, hay que tener materiales educativos, hay que tener mejor inversión en educación; entonces existen una serie de factores que condicionan el éxito o el fracaso en esta fase de transición.
Además, se requiere una atmósfera institucional democrática en las instituciones educativas, desde las cúpulas de los ministerios de educación, los espacios intermedios; en Guatemala tenemos direcciones departamentales de educación, los coordinadores distritales, las escuelas, qué tan democrático somos en los distintos espacios donde nos desenvolvemos.
Estos son desafíos y son mejoras que cada uno de nosotros debe mejorar y así como somos en el Ministerio de Educación en Guatemala, así son todas las instituciones del mundo, entonces es una oportunidad para preguntarnos qué tan democráticos y participativos somos nosotros en el ejercicio de nuestras acciones.
Y por el otro lado, es que también se requiere que el cambio no solo sea de contenidos ni de actitudes, se requiere que las escuelas, que los maestros abandonen la certeza de los contenidos, de las metodologías y de los materiales y que todos asuman la incertidumbre que trae aparejada la argumentación, que aceptemos la argumentación; pero se aceptará la argumentación cuando asumamos que todo es incierto y que nada es absoluto.
La educación para la ciudadanía democrática debería ser la plataforma para que estudiantes y docentes hablen y escuchen, lean y escriban acerca de la vida pública.
Voy a mencionar algunas características de la nueva ciudadanía: una ciudadanía crítica, creativa, activa, democrática, intercultural y a favor de la equidad, dialógica e informada.
Crítica porque debe ver más allá, delibera, discute. Creativa porque emprende, porque crea nuevos mundos. Activa porque participa, porque propone. Democrática porque respeta y defiende los derechos y vive una cultura de legalidad. Interculturalidad y a favor de la equidad, porque convive con diversidades y se compromete contra la inequidad. ¿Cuánta inequidad hay en el mundo?, ¿cuánta inequidad hay en Iberoamérica?, ¿cuánta inequidad hay en Guatemala? Y, ¿cuánto es el compromiso de los distintos actores sociales para luchar contra esa inequidad? Dialógica porque respeta posturas distintas, dialoga, resuelve sin violencia. Informada porque conoce su historia, conoce los problemas sociales, su entorno, posee herramientas teóricas para entender la realidad.
Entonces estas son las características de la nueva ciudadanía que requieren sociedades actuales.
El Ministerio de Educación de Guatemala desea compartirles... hay varios programas que se llevan a cabo para la transformación de esta formación ciudadana y hay cosas muy prácticas que surgen, que probablemente tengan matices del siglo pasado, pero que se hacen esfuerzos cada vez más, para que esos matices vayan desapareciendo y tengan características más participativas.
Tengo a bien presentarles una experiencia de estudiantes adolescentes y jóvenes, que se organizan en sus establecimientos educativos, en gobiernos escolares; y esos gobiernos escolares, pues son un ejercicio inicial de participación y de formación práctica para la ciudadanía, porque no solo es la democracia formal, sino que se organizan a nivel comunitario, gestionan, dialogan, conversan y buscan soluciones a muchos de los problemas.
Si ustedes me permiten les presentaré a continuación un video corto que les va hablar de una experiencia.
[Presentación de video]
El programa de gobiernos escolares que se desarrolla en el sistema educativo guatemalteco, es un programa exitoso y muy trascendente para el desarrollo del contexto comunal de nuestro país; los jóvenes y las señoritas se organizan, participan, desarrollan valores importantes a favor de su crecimiento personal y de la autogestión, en beneficio de la educación de nuestro contexto. Los jóvenes, las señoritas son actores fundamentales para el desarrollo a través de los gobiernos escolares, generan actividades diversas que permiten que su comunidad, su escuela, desarrolle de diferentes formas. Felicitaciones por el éxito de los gobiernos escolares.
En Guatemala el problema a resolver fue formar a los jóvenes en ciudadanía y desarrollar en ellos valores cívicos y democráticos, es por ello que se ha hecho necesario diseñar y elaborar un manual de gobierno escolar dirigido específicamente para estudiantes del nivel medio con objetivos concretos y medibles, alineados con los componentes y subcomponentes del área de ciencias sociales y formación ciudadana contenidos en el currículum nacional base del nivel medio.
Se busca promover la participación y la formación ciudadana con valores cívicos y democráticos de los estudiantes del ciclo de educación básica y diversificada, en todas las modalidades de entrega educativa del sistema educativo.
Dentro de los actores y líderes de cambio responsables de la ejecución del proyecto que permitieron generar las transformaciones alcanzadas, están:
Todos los estudiantes de los ciclos básico y diversificado al nivel nacional, las 25 direcciones departamentales de educación de toda la República de Guatemala; y desde el gobierno central, el señor presidente de la República, Jimmy Morales, el señor ministro de Educación, doctor Oscar Hugo López y actores importantes como la cooperación internacional, representada por el doctor Luis Enrique López DGZ EDUVIDA, gobiernos locales y municipales, cooperativas, consejos comunitarios de desarrollo, consejos departamentales de desarrollo, organizaciones de padres de familia, entidades locales, gubernamentales y no gubernamentales.
Dentro de los principales logros y resultados alcanzados con el proyecto en Guatemala, está el abordaje práctico de gobiernos escolares que se ve reflejado en proyectos que los estudiantes de diferentes centros educativos de los ciclos básico y diversificado concretan y, en el que llevan a la práctica procesos de diálogo político, abogacía y gestión para el logro de metas que favorezcan el desarrollo del entorno educativo e inclusivo de sus comunidades.
Yo soy Édinson Ronaldo Sánchez Ranío, yo vengo de Núcleo Familiar Educativo para el Desarrollo Nufed 595, aldea de la comunidad Joyabaj, Quiché. Nuestro... fue implementación de escritorios para nuestro establecimiento, pues con eso se está logrando que cada niño y cada joven tenga, cada quien su escritorio propio, para poder tener una mejor educación y sin menos peligro, porque ahora tenemos escritorios nuevos.
Mi nombre es Katherine Migdalia Rasis representante del Instituto Nacional Educación Básica Josefa Jacinto, de la Zona 2 de Coban, Alta Verapaz. Uno de los mayores logros que he tenido, ha sido siempre con el proyecto de mi instituto limpio, saludable y seguro, del cual proviene lo que es la implementación de papel higiénico, jardinización, así como también la seguridad de los jóvenes implementando lo que es el patrullaje escolar.
Mi nombre es, Edinson Romeo Casú Murataga y represento al Instituto Nacional Educación Básica Telesecundaria Cuesta Chica, municipio de San Rafael Las Flores, Departamento de Santa Rosa; y mis principales logros es la jardinización y decoración del establecimiento y forestación de los árboles que plantamos en nuestro centro educativo y la limpieza que hicimos en el Lago de Ayarza que nos apoyó Banrural, la municipalidad de San Rafael Las Flores para hacer sus logros y así llegar a nuestro proyecto y gracias a Dios estamos aquí.
Es una muestra probablemente de un ejercicio incipiente para la transformación de los procesos de formación ciudadana, porque al final los gobiernos escolares o los estudiantes que participan en estos procesos, nosotros podemos ver el producto de su trabajo, pero no nos damos cuenta algunas veces de todos los procesos de gestión, de diálogo que ellos llevan a cabo.
Y para mencionar algunos puntos que deben ser campos temáticos o articuladores de nuevos procesos es la democracia, Derechos Humanos, interculturalidad, memoria histórica y cultura de paz.
Se menciona el tema de abordar los conflictos armados internos que han sucedido en los países probablemente como parte de todo un proceso de justicia transicional, el hecho de conocer y discutir esos temas las causas, las consecuencias; y en el caso de Guatemala y países con condiciones similares, los acuerdos de paz que se han firmado en el tema.
Se necesita llevar a cabo acciones concretas acordes al enfoque de la nueva democracia de ciudadanía, se requiere el montaje de exposiciones, elaboración de revistas, cortometrajes y videos cortos, otras herramientas acordes con la tecnología y la accesibilidad que tengan los estudiantes. Hay muchas acciones que se requieren como la promoción del diálogo, la organización de cafés ciudadanos, conversatorios, foros, teatro foro, otras herramientas más participativas para reflexionar la realidad de los países y mecanismos para su transformación.
Muchas gracias, que tengan todos buen día.
MODERADOR
Fueron las palabras del honorable Señor Héctor Canto Mejía viceministro técnico de educación de la República de Guatemala.