Entrevista - Sobreviviente Hirz Litmanowiccz
Pregunta: Cuéntenos, ¿qué significa para usted esa frase de la campaña? Pero más como concepto. ¿Qué significa para usted, qué quiere decir: Huellas para no olvidar?
Respuesta: Bien, las Huellas para no olvidar son una obra magnifica; yo no sé quién fue el iniciador de la idea, pero va hacer un recuerdo eterno; y está tan bien redactado; lo poco que llegué a leer en el libro, es sumamente importante, y la veracidad de los hechos, y lo que se ve, es imborrable.
Pregunta: ¿Qué significó? ¿Qué significa dejar la huella como un legado?
Respuesta: Bien, significa que hay creencia en lo que se presenta, porque hay mucho testimonio que va acompañando, y afirma la veracidad. Porque, así como se prueba que desde que se terminó la Guerra, en los primeros 25, 30 años, ningún sobreviviente se atrevió de hablar del Holocausto. Sin embargo, existió, ¿por qué razón? Porque no había testimonios, no había quien pruebe la veracidad, y esta Embajada que estamos cooperando es indispensable, fue una idea genial lo que se hizo esto.
Pregunta: ¿Qué opinión le merece el movimiento negacioncita que ha surgido en estos últimos tiempos?
Respuesta: Bueno, me parece que es una causa sumamente justa, y creo que va a servir para mucha otra gente como ejemplo, lo que es humanidad, lo que es ser humano, lo que es vivir, respetar, la igualdad de la raza, las religiones y todo esto; eso es lo más importante. Nosotros somos perseguidos por unos locos, que el resto del mundo no les importaba nada, porque les habían enseñado todo esto, pero nadie se imaginaba lo que representaba y era un silencio total; hoy en día esta todo abierto, todo se puede probar, usted puede contar todo, si no es verdad se le dice que usted ha mentido ¿Por qué? Porque hay pruebas, o sea, que era indispensable; a pesar de que existen pequeñas informaciones, pero no tan correctas ni tan bien hechas como esta.
Pregunta: ¿Y usted qué opina sobre esa corriente de negar el Holocausto, la corriente negacionistas?
Respuesta: Estos que niegan el Holocausto no son gentes normales; lo que sí me sorprende es donde ellos emiten esto, que no se les prohíbe y no se les castiga, porque es intencional eso de negar el Holocausto.
Una persona normal, por más culta que sea o por más estudios que tenga, el Holocausto no se puede negar, no hay ningún motivo, ningún punto débil en el tema de que se pueda negar. No se puede negar, esto existe.
Vamos de nuevo con la misma pregunta.
Pregunta: Han surgido muchas corrientes que niegan el holocausto. ¿Qué opinión le merecen estas corrientes negacioncitas?
Respuesta: Bueno, me parece que, si esta gente lee esta revista y también la niega, entonces son gente ciega o mal intencionado o locos, de otra manera no me puedo expresar.
Pregunta: ¿Por qué usted cree que han surgido estas corrientes negacioncitas?
Bueno, son intereses políticos solamente para países que les conviene que así sea. Los que lo niegan, lo niegan una o dos personas o diez personas en un país, y el país le conviene, le sonríen a esta gente.
Pregunta: Esta mañana compartió un poco de su historia, dentro del Congreso, sin embargo, muchas personas no conocieron a profundidad ¿Usted nos podría contar un poquito su historia, de cómo fue su pasar por el tema del Holocausto?
Respuesta: Como no, Yo nací en el año 31 en una pequeña ciudad muy cercana de Auschwitz, en la Alta Silesia, yo llegué a cruzar el colegio en Polonia, un año, del año 38 al 39; la Guerra estallo en la temporada vacacional para que yo ingresara al segundo año. Al segundo año ya me encontré que era el comienzo de la Guerra y comenzó el hostigamiento alemán; lo primero se prohibía los colegios y así sucesivamente han surgido diariamente restricciones, obligaciones, crímenes, no teníamos ningún remedio, no teníamos nadie que nos defendía.
Las poblaciones, en la mayoría de los países no intervenían y los alemanes por supuesto condenaban y castigaban tanto la gente, mostraron la brutalidad con la cual llegaron a cambiar la mentalidad de la gente, del pensamiento; todo el mundo temía de meterse, y eso no es admisible, gente que podía cambiar, revertir esta situación, no querían saberlo. No sé si tengo derecho de nombrar quiénes, cómo, yo no soy juez, pero esta gente lo sabía que ahí ellos podían revertir esto y eso tenía remedio. Y Hitler procedió hasta el último acto sin ninguna objeción de parte de ningún país, de ninguna fuerza, me refiero a fuerzas de generales, que fueron advertidos, que tenían la obligación moral de intervenir y nosotros en Polonia perseguidos, y en los otros países igual esperábamos una esperanza, que intervenga, todo el mundo esperaba al Mesías que llegue. Eso no llegó.
La brutalidad alemana que demostraron y el sadismo es incalculable. Tenían universidades los altos oficiales para inculcarles la brutalidad y no había castigo para nadie. Hay detalles que había alemanes que se plantaban en una esquina disparaba a un judío que pasaba en la vereda de al frente, como un cazador, y no hubo castigo, ni la gente que pasaba que estaba en la otra vereda o cerca, no pasaba nada, nadie reaccionó. No quiero tomar parte de señalar, pero supongo hay gente que saben que podía hacer algo y no hicieron, tienen que sentirse culpables. Esa es la opinión.
Las negacionistas son gentes anormales o intencionales financiados por la gente que le conviene, se ve que el mundo está revuelto hoy en día y sin embargo felizmente Israel es un país correcto, democrático, demuestran buena fe, todo está muy bien, pero tienen que luchar para defender la vida.
Pregunta: ¿A los cuántos años usted pasó por el holocausto?
Respuesta: El holocausto lo pase yo desde el primer día que entraron los alemanes porque esto sucedió el 1 de septiembre de 1939, yo en ese preciso momento me encontraba en la calle con mi hermano mayor de tres años que yo, o sea, yo tenía 9 años, él tenía 12, como era verano íbamos a comprar a un jardín donde vendían girasoles. Y en este momento, eran como quizás 10:00 ó 11:00 de la mañana, entraron los alemanes al pueblo, no hubo ningún disparo, no hubo nada, y ellos por supuesto ya tenían los proyectos como debía suceder, etc. Al día siguiente incendiaron el barrio donde se encontraba la sinagoga, con toda la gente adentro no dejaron salir a nadie, mataron a la gente el primer día, el primero y segundo día; yo tengo fotos como era la calle antes con la sinagoga y después de la sinagoga.
¿Quién se atrevía a decir que esto no está correcto? Hitler ya había preparado la gente bajo el tema antisemita, la discriminación, nos negaron todos los derechos, nos acusaron de todos los males, acusaban que los judíos tenían toda la plata del mundo, éramos la comunidad más pobre de toda Polonia, así de simple. En los países donde había un banco, todos los bancos eran de judíos, no era verdad.
Y esto era intencionado por los otros bancos y por otra gente, y todo el sistema funcionaba así. Yo me acuerdo de actos antisemitas, y yo no era consciente, no sabía qué quería decir, simplemente lo consideraba como gente opuesta a nosotros, hasta que llegó el famoso Plan de yout line que comenzó, comenzaba primero a juntar gente para trabajos forzados que los mandaban a Alemania para trabajar para las industrias alemanas y en todo orden gratuito como esclavos, después deportaron la gente anciana, después deportaron los niños y todo por mil maneras, es infinidades de formas como llegaron a engañar, a pesar de que no somos un pueblo tonto que nos dejáramos llegar, pero la fuerza con ellos que reprimieron y no había nada y nadie levanto un dedo. Esperábamos alguna esperanza, de alguien que nos acoja.
Pregunta: ¿Y cuando ellos entraron usted tenía su hermanito de 9 años, ellos los llevaron a un gueto?
Respuesta: No, eso todo fue planificado sistemáticamente y técnicamente. Entraban al pueblo lo dejaron tal como estaba los primeros meses, después daban órdenes: en esta calle que desocupen los judíos. No había otra vivienda, o sea, que ir acumulando sobre lo que ya existía formando estreches, etc. Después a un esto no concordaba, a otro lugar… a otro lugar…, fuimos trasladados tres veces en la misma ciudad en diferentes lugares desocupando toda la ciudad.
En el caso mío, en mi pueblo había 50% de la población era judía, entonces imagínese una ciudad, el 50% la población desocupa, todo lo que dejan, viviendas y no podían llevar a ningún lado porque no nos brindaban otra vivienda, dicen simplemente que se los arreglan como pueden.
En una de las ocasiones nosotros, cuando nos botaron de la primera vivienda, encontramos en una plaza un local comercial y nos fuimos a vivir ahí, vivíamos en el local comercial, al poco tiempo del local comercial por la ubicación nos mandaron a otro, todo esto era por hostigarnos. Y poco a poco iban formando los transportes, despejando la ciudad de la población.
En el año 43 en la época que yo fui tomado preso ya vivíamos fuera de la ciudad, donde no había nada, no había nada, eran lugares abandonados y nosotros hemos obtenido un establo, un verdadero establo, no es imaginativo, en perfecto estado, establo cerrado y yo tenía un tío que vivía en la ciudad, y el tío no conseguía nada, entonces dividimos el establo entre dos con una cortina y ahí hemos vivido corto tiempo porque ya comenzaba la persecución definitiva de la limpieza de los judíos de la ciudad. Y así sucedió, porque haya no había ni agua, no había ninguna higiene no había nada y lógicamente ellos ya estaban preparados que ese es el final y cada vez venían y se llevaban una cantidad.
Hubo una acción, digamos una acción cuando vi una razia, llevaban y los tenían cerca del tren, todos cerca del tren ya nos esperaban, capturaban con perros los soldados armados con metralletas, yo tenía en aquella época 11 años, yo los miraba como un niño, no entendía muy bien de lo que pasa, pero sí la miseria que sucedía, que las cartas de alimentación que nos daban no abastecían de comida, yo tenía cartas para comprar, pero llegaba al almacén no había nada. Y así íbamos pasando hasta que de repente en muy corto tiempo comenzaron a llevar los últimos miles de judíos que existían del pueblo y terminó. Desde que comenzaron las acciones en el mes de junio de 1943 y en julio ya no había judíos en el pueblo, un mes, entonces que sucedió: unos cuantos guardaron para que vayan limpiando la ciudad, con resguardo de los alemanes. Y cuando terminaron la limpieza de la ciudad los metieron en el tren y también los mandaron a Auschwitz o a otro campo, eso ahí término la guerra para nosotros y ahí comenzó el campo de concentración. Yo llegué exactamente el veintitantos de junio, fin de junio, la última semana de junio de 1943 llegué al campo de concentración de Auschwitz. Nadie estaba informado. ¿A dónde van? ¿Que van hacer? ¿Cómo es? Absolutamente incognito; yo creo que ese tema ya se sabe de cómo llegaron, porque todos llegamos exactamente igual.
Hemos llegado un transporte de 2000 judíos, fuimos escogidos un grupo de 19 personas de todo el grupo y el resto fue directamente a la cámara de gas; la víspera de ese día mi hermana, con mi cuñado donde vivíamos en el establo, mi tío, mi hermana tenía un bebé en brazos, un bebé de meses, mi tío tenía dos hijas primas mías, los llevaron a todos. Mi hermana como era temprano en la mañana veíamos por un hueco de la puerta que era la razia y no sabíamos por dónde escondernos, no había manera, agarró nos voltió la cama encima mío y encima de mi hermano, y entraron se los han llevado a todos ellos y nosotros hemos quedado debajo de la cama con el colchón tapados todos, no nos encontraron. Quedamos hasta el día siguiente, nos encontramos en la calle y quedaban unos cuantos sobrevivientes en el pueblo, como un pueblo fantasma, no sabíamos qué hacer, entonces yo con mi hermano, yo con 11 años y él con 13 años ó 14 años, estábamos de la mano, ¿qué hacemos, a quién le pedimos algo de comer? Nadie tenía, nos presentamos solos y nos llevaron al tren y llegamos a Auschwitz.
Llegando a Auschwitz se presentó el doctor Mengele, con otro Doctor que había al lado de él, nosotros no sabíamos nada estábamos la masa de gente, el doctor Mengele con el doctor Junen, nos escogieron un grupo de 19 y nos mandaron al campo grande de Auschwitz, en la central de Auschwitz, no Birkenau, Auschwitz y ahí hemos estado, llegamos, nos afeitaron, nos bañaron, nos echaron insecticidas, en fin, mil cosas y nos tatuaron, de ahí nos mandaron al Bloque 28 y nosotros no sabíamos ni de blog ni de manera, no nos dieron de comer nada, absolutamente nada, no sabíamos, en fin llegamos a unas habitaciones enormes con camarotes de tres pisos, una cosa indeterminada y arriba ahí dormimos la primera noche hasta el final inclusive, esto era el Bloque Hospital, que se llamaba ahí tenía su oficina, el comandante del campo de Auschwitz.
Ahí hemos asado casi tres meses, de junio hasta agosto, no sabíamos ni para qué estábamos porque uno les preguntaba a los otros, los que no pasaron a la cámara de gas tenían alguna definición, trabajaban o los mandaban afuera de la ciudad, nosotros nada, éramos niños. Teníamos una graduación de niños desde 9 años hasta 20 así en forma de escalera, entonces resulta que como nadie nos informó de nada, simplemente ellos siguieron su proceso, estuvimos tatuados nos dieron los uniformes rayados, a mí me dieron uniforme; yo era chiquito, yo era un niño, a mí me dieron un uniforme grande, me colgaba por todos los lados, con mis suecos, no sé qué tamaño era, pero no podía… entraba el pie y lo perdía, al levantar el pie se me caía.
Al final en este plan estuvimos la fecha que les digo, de junio hasta agosto y a mí me escogieron como muchacho de mandado del doctor Mengele porque supongo ahora, porque era muy inocente, yo era un niño que todo lo que veía no sabía que era y después cuando llegue al lugar, a las barracas donde él hacía los experimentos, no sabía qué experimentos son, ni cómo es, ni qué cosas, ni qué resultaba, no sabía nada, absolutamente nada, a esa edad uno no entiende nada.
¿Qué es lo que he visto allá? Estantes con locales de fetos de niños, trabajaban con mujeres embarazadas de los transportes judíos que sacaron y les sacaron los fetos, yo no sé qué exprímetenos hicieron; después hicieron experimentos con rayos x y lo que veía de vez en cuando pasaba un médico o alguna mujer que estaba dolida, con su bata que tenía del campo, que pasaba agarrándose y me veían a mí un niño, me hablaban, me preguntaban cómo me llamo, de dónde vengo, qué hago ahí, en yidis, hablando en yidis, solamente eran judíos; y así sucedió hasta el mes de agosto, el doctor Mengele mandó… nosotros normalmente fuimos internados en Auschwitz por el transporte de llegada, pero en realidad del Doctor Doment que nos había escogido, que supimos con el pasar del tiempo, eran para hacer experimentos con nosotros, experimentos médicos; éramos exactamente como cualquier conejo que estaba entre una jaula que dócilmente lo agarra por las orejas y lo mete en la jaula, exactamente igual y se dio la orden que 19 personas que no cumplen ninguna función de Auschwitz entonces el doctor Doment exigió que transfiera los presos (a nosotros) para el campo de concentración de Mauthausen que era más cerca para él para hacer los experimentos, ¿me dejo entender no cierto?
Entonces llegamos al campo de concentración de Mauthausen, nos llevaron nuevamente al hospital, no sabíamos de qué se trataba, nos metieron en un cuarto para 11 personas, un cuarto medianamente normal, un dormitorio, con dos hileras de camarotes.
Un buen día aparece el comandante médico, el que iba a hacer los experimentos con nosotros y ordenó ahí a los enfermeros, a la agente que tenía, que le ayudaban como prepararnos que nos hagan análisis, que nos tomen la fiebre, todo lo que pedía hacíamos; si venía con cuchillos nos cortaba el cuello era exactamente igual, nos entregábamos como cualquier animal para el último final, y el resto era lo que sucedía con todos los presos: la comida, la suerte nuestra, de nuestra salvación, cómo salimos del campo.
El campo de Mauthausen en la época en que hemos llegado nosotros no era un campo de exterminio rápido, quiere decir que había un cierto orden, era prohibido pegar a los presos, robarse el uno al otro, hacer abusos, dentro de los presos se hacía respetar eso y nosotros como estábamos en el hospital, no curaban a nadie por su puesto, era un hospital pero de curación no se puede hablar, en fin nosotros llamábamos hospital; y esto duro… muchas veces vino el doctor nos hizo experimentos, nos inyectaba, le controlaba la salud, nosotros no sabíamos nada, en verdad que las inyecciones que nos daba no hicieron mayor efecto y no sé de qué se trata ni cómo es, ahí viene el problema en el año 44 al final del año, dejó de venir el médico, nosotros no sabíamos ni por qué ni cuál es la razón ni nada, resulta que al final de la guerra lo supimos de que el doctor Doment que hacia los experimentos ya no venía más porque él efectuaba los experimentos con los datos que recogía de nosotros, los procesaba en un laboratorio en la ciudad de la universidad de Guisen; entonces bombardearon, los aliados bombardearon el laboratorio y quedo en pocas uno, ya no había experimentos, ya no justificaba que venga y ahí comenzó y la Guerra en iban cayendo ya era el fin del 44, nosotros nos importaba nada de que lo sucede, no sabíamos noticias no como van, ni cuánto tiempo hay que resistir ni nada, llevábamos nuestro estilo de vida.
En el campo en las barracas donde estuvimos, estuvimos muy bien tratados a nivel de campo. ¿Qué quiere decir bien tratados? La persona que distribuía la comida, la sopa, no vamos a hablar del menú, pero la sopa que distribuía, entonces ella tenía su maña para poder ahorrarse el contenido para ahorrarse un poco de sopa para la gente que él prefería ayudar, nosotros fuimos los privilegiados, cuando ya terminaban de distribuir la sopa y quedaba un poco nos tocaba la puerta y gritaba niños hay un poco de sopa, entonces nosotros pasábamos con el plato y nos echaba un poco de comida, y nos trataron muy bien, eran presos, hablo de presos, los enfermeros, los médicos, nunca nos metieron la mano, no nos molestaron en nada; al contrario en la barraca nuestra teníamos muchos noruegos y el medico principal del campo era un noruego.
Habían noruegos, habían polacos, habían de todo, inclusive teníamos un preso político, el primer presidente republicano de España Francisco Largo Caballero, yo no sabía que España, ni sabía dónde quedaba, ni quien era Francisco Caballero y me tenía mucho cariño, tenía en la habitación al lado nuestra, me hablaba, no me acuerdo, no puedo contestar en qué idioma hablábamos porque él era español y yo era polaco, pero creo que yo hablaba yidis, y él me hablaba en alemán. Probablemente nos llegamos a entender, pero una cosa sabíamos que estamos todos en el mismo problema, hasta cuándo. Pero nosotros personalmente no esperábamos ningún fin.
La libertad de nosotros fue a mi opinión, fue un grave error del final del holocausto que ellos habían previsto de borrar de la tierra, de alguna manera desaparecen los cadáveres, desaparecen las pruebas y desaparecen todo y tuvimos la gran suerte que la Guerra cambio el tema, los rusos avanzaron muy rápidamente y llegaron hasta el Puerto de Stettin, el Puerto de Stettin es calculo yo 30 ó 40 kilómetros de Berlín, o quizás más, no tengo idea, pero sé que fue la ante sala de la batalla de Berlín.
Esta misma noche, nos despertaron, nos hicieron vestir, todo el mundo en la plaza grande del campo y nos formaron grupos de 500 y nos distribuían un pan cada uno para el camino y nos lanzaron a las marchas de la Muerte, esto fue exactamente el 20 de abril que era el aniversario de Hitler. Y es tan así que un chico que estaba con nosotros en el mismo cuarto éramos todos del mismo pueblo, veníamos del mismo transporte del mismo pueblo, todo, hablamos el mismo idioma, entró a los cuartos y dijo: “prepárense algo va a suceder esta noche,” no sabía qué; resulta que él era un poco mayor que yo, él había entendido y comprendido el mensaje que badán por los auto parlantes en el campo y que sabía que ya el final estaba llegando, pero no quiere decir que nosotros estábamos a salvo, faltaba la marcha de la muerte y la decisión final de todo el sistema alemán, la suerte nuestra fue la marcha de la muerte; era el final; hemos sobrevivido.
Pero lo que quero interrumpir para insertar un hecho muy importante, en febrero de 1945 llegó una orden de aniquilar, o sea, desaparecernos del mapa, de todas las personas en las que se efectuaban experimentos en el campo; y nosotros, las barracas tenían letra A y letra B ósea que las barracas eran muy largas entonces se dividían en dos partes, nosotros estábamos en la parte A, era bastante bueno; nunca vi la parte B, nunca entre, teníamos orden estricta de no traspasar determinado límite en la vereda de la barraca. Vino la orden está en el mes de febrero, la orden de aniquilarnos, el doctor noruego que estaba en el campo con nosotros interceptó esa orden porque era secreto, él no tenía para qué intervenir, porque había una pequeña confabulación en la resistencia opuesta a los nazis, porque él también era preso político; entones interceptaron esto y nosotros estábamos a la orden de aniquilar de la gente de experimentos, intervino donde el comandante de Sachsenhausen que se llamaba Bonqueter, era un oversone Fhurer o sea, un alto grado de cuatro estrellas y ese día mando a llamar al mayor de los amigos que estábamos en el cuarto, había un muchacho que era de Berlín, judío, todos judíos de lo que te hablo son todos judíos, lo llamó a él porque hablaba perfectamente alemán, él era nacido en Berlín, solamente de padres polacos.
Entonces lo reclutaron hacía Polonia y de Polonia fue deportado, ósea no había escondite de país, ni de tierra, ni de cuidad, ni de lugar para los judíos; es lo mismo que una persecución de algún animal venenoso, comparable con cualquier cosa.
Entonces lo llamaron a él y le hizo prender fuego entre las dos barracas y le alcanzaba los archivos de los experimentos para quemarlos; como él tenía ya 20 años en aquel entonces, él sabía leer alemán y todo, logró ver el cuarto nuestro con la orden de quemarlo, se quemaron los documentos y con esto nosotros hemos desaparecido, no existimos más; pero con la intercepción del doctor noruego que se llamaba Sben Ofterban, tan así que después de la liberación que ellos fueron liberados un poco antes que termine la Guerra, debió haber sido en el mes de marzo, o hasta quien sabe en el mes de abril fue que lo soltaron, lo liberaron.
Este doctor intervino donde el doctor Bonqueter le rogó y le dijo: “Doctor, a los niños, perdónele la vida, la Guerra ya terminó, los niños están sanos, no están infectados”, porque todos los otros que estaban en la parte B, los experimentos eran ya inválidos, mutilados, quemados, intoxicados, con enfermedades contagiosas; no sé qué cosa era, no lo sé.
Me enteré después que en esta parte de la barraca gente que hacían experimentos, que desaparecieron, sumaban 4000 personas, 4000 y dio la orden que nos encierren a nosotros en los cuartos, que no saliéramos para que nadie nos vea, para que no capten la orden que nos ha perdonado la vida a nosotros y hasta que llegó el día de la marcha de la muerte.
Hemos caminado, sé que hemos caminado hacia el norte, No sé el nombre de ciudades, hoy en día existe el mapa exacto, pero en aquella entonces no lo sé; y nos ordenaron que no salgamos todos en el mismo grupo, entonces nosotros yo con un amigo que vive ahora en Israel, hemos caminado juntos y así de dos en dos salimos; cada grupo de gente salieron dos.
En el grupo nuestro, en el par que nos dio la hora de salir, la primera noche llegamos, no sé dónde era y dormimos en una granja en el camino y un preso igual que nosotros aparentemente era judío que se hacía pasar por polaco; con nosotros hablaba yidis y con los otros en silencio se camuflaba, porque el grupo nuestro de evacuación era polaco y los polacos no eran muy agradables, no nos querían mucho.
Bueno, este señor se acostó con nosotros y en la mañana al despertar, me doy con la gran sorpresa se comió mi pan, todo el pan, el pan nos representaba la vida, no había como tener otro pan, no había remedio. Felizmente mi amigo que estaba conmigo, me dijo no te preocupes, vamos a comer el mío entre los dos y bueno no duro mucho porque era quizás este medio kilo, o tres cuartos kilos, nos lo comimos, y se acabó entonces de ahí no les puedo dar informes qué comimos durante la marcha que duró entre 12 y 14 días, no sé exactamente, no me acuerdo bien la fecha donde se paró, no sé qué comimos; la gente dice que no se puede vivir sin comer y yo también digo lo mismo, pero no me acuerdo si nos dieron algo.
Una vez entramos en una propiedad campestre a dormir, en una granja algo por ahí y había ruido, había música, cantos, la casa donde vivía el hacendado era iluminada, en nosotros el estómago no paraba, el estómago pedía comida; así que yo si ya tenía este hábito de buscarme la vida, me levanté y comencé a husmear alrededor de la casa, dije: Voy a pedirle al campesino que me de algo de comer y me acerco, ¿qué encuentro ahí? Estaba la puerta abierta, y había un batallón de la Tropa, los Tanquistas alemanes, que estaban festejando, emborrachándose y cantando, etc. Cuando yo vi esto, no tenía nada que hacer, me escondí y regresé a mi lugar, pero comida no obtuve nada.
Y así hemos llegado a un lugar donde llegó un camión de la Cruz Roja y comenzó a repartir paquetes de comida para los presos, los caminantes, entonces era el grupo polaco en un grupo, se amontonó las cajas con los paquetes y cada uno hacía la cola y le daban un paquete; cuando yo paso para que me den el mío, el tipo que distribuía los paquetes me mira y me dice: tú no eres polaco, no te toca a ti el paquete y no me lo da; vino otro polaco y lo agarró y lo sacudió, le dice: yo soy tan polaco como tú y dale su paquete sino ya vas a ver, me dio el paquete, tenía el paquete, mi amigo tenía el de él, nos sentamos al lado de un árbol, abrimos no me acuerdo muy bien, lo que había un chocolate, jabón, cacao, leche, no se bien, era una cajita chiquita.
Bueno, comimos esto y cuando acabamos de comer, comencé a dar una vuelta, siempre he sido muy curioso hasta la fecha de hoy en día y eso me mantiene en vida. Yo aprendí muy bien el alemán, no sé cómo, no estudié jamás, y no tenía estudios de ninguna clase, el primer año de primaria que hice en Polonia, aprendía a leer y aprendí el abecedario, o sea, que me las arreglaba; ya leía alemán porque entendía yidis que es muy parecido y llegaba a entender algunas palabras, no eran importantes, pero lo entendía; entonces comencé a dar vuelta.
El chofer del camión habló con el SS que cuidaba al grupo, el jefe y el SS le pregunta al chofer, le dice: ¿Usted puede llevarse en el camión a los que ya no pueden caminar? Porque a los que no podían caminar los fusilaban, les metían una bala en la cabeza en el lugar mismo, en la pista; entonces yo escucho esto y el chofer le dice: Sí yo los puedo llevar, yo puedo llevar a los enfermos y yo fui y llamé a mi amigo que estaba sentado con los dos paquetes cuidando ahí y le digo… se llama Saúl, vive todavía y le digo: Saúl escuché esto del chofer con el SS, vamos al camión y fuimos al camión, los dos subimos al camión, camión grandazo, enorme, llegando al camión y había un médico que cuidaba quienes son enfermos, porque hacían subir a los enfermos, y como nosotros prácticamente no estábamos enfermos, estábamos sanos pero esqueléticos y el doctor dice: tú baja y no quería bajarme y me resistí, pero no había que resistirse mucho porque repetía tres veces y se acabó y bajaban del camión y los mismos presos que estaban encima me botaban yo entendía la situación muy bien, entonces avanzaba muy lentamente, mientras tanto ya el chofer estaba por arrancar el camión, viene alguien y cierra el camión de atrás y arranca el camión y nos fuimos y me quede en el camión.
Viajamos no sé cuanto exactamente creo, como día y medio, llegamos hasta Hamburgo, en el camino, nos agarra un ataque aéreo de los ingleses que atacaba las filas de los militares alemanes y quemaron todos los camiones y nosotros estábamos en medio de la pila de camiones; los alemanes se corrieron de todos los camiones, una fila, no sé cuántos, 20, 30, 50 no sé, pero de ambos lados, nosotros estábamos en medio, los alemanes se bajaron y a nosotros no nos dejaron bajar.
Nos cae una bomba pero había el peligro también de los fuegos de atrás y adelante que el camión nuestro también explote, nosotros no estábamos consientes, al menos yo pero el chofer sí estaba consiente porque si ataca el tanque de gasolina alguna llama, no le importaba nadie porque al final de cuentas éramos presos, ¿qué sucedió? El chofer se armó de coraje y arrancó el camión y pasamos el fuego a toda velocidad, toda la hilera hasta que tomamos la cabecera donde ya no había camiones que ardían y ahí seguimos viajando.
Llegamos a Hamburgo, era ya de noche, yo no sabía exactamente dónde estábamos, ni a que vamos, ni donde nos lleva, absolutamente nada, yo era un niño, hasta ahora me doy cuenta qué es un niño, cuando veo un chico de 12 años, digo no hay otro como yo, nadie pasó esto; yo tenía sed, yo tenía una cantimplora, esa que usaban los alemanes, la tenía colgada al pantalón, busca agua, porque el camión se paró hasta que salga el día para seguir viajando, porque de noche no se podía viajar, toda la ciudad estaba bombardeada.
Entonces en la noche yo me salgo, me bajo del camión con mi cantimplora y busco en las oscuras, digo debo encontrar algún caño, algo y encuentro, pongo la mano y encuentro un lugar donde tomaban agua los caballos; algún cajón de agua grande contra una pared, pongo la mano y siento agua, tomo el agua meto la cantimplora, la lleno y me meto al camión y me tomó el agua, sucedió lo que debió haber sucedido, me malogré el estómago y bueno, seguimos viajando; yo estaba sentado así, no pudimos hacer nada ni limpiar ni nada.
Seguimos viajando y llegamos hasta la ciudad de Lubeck, en Lubeck me llevaron con el camión a una escuela, y hemos bajado ahí y ya llegaron voluntarios, o no voluntarios, no se cómo eran que nos lavan, a medio día entran los ingleses, ya nos habían liberado, estas fechas existen en la historia no la conozco, pero eran cuestión de días, porque si era entre el 4 y el 8 de mayo hasta que se formó la amnistía, no sé qué día fue y no me importaba tampoco, no tenía nada por qué saberlo.
Conclusión, estábamos en Lubeck, liberados, estábamos con el uniforme, todo el mundo tenía el uniforme bajo el brazo y todo el mundo era libre, ya no había ni SS, ni solados ni alemanes ni nada. Entran los ingleses, toman el poder, a nosotros nos dieron algo de comer, no sé dónde procedía, todo era en un corto tiempo, el día dos días, no sé solo salía a la batalla a buscar la vida, había que comer.
Comienzo a caminar una calle por aquí, por allá, veo una tienda; la ciudad de Lubeck no fue bombardeada, era una ciudad bajo el dominio de la Cruz Roja sueca y había más de un millón de personas de la ciudad que vivían el Lubeck, prisioneras de guerra de otros países, en fin, infinidad de gente y veo una bodega con la vitrina rota lleno de comida y digo aquí esta mi garbanzal voy a buscar a Saúl para comer, y quiero entrar y me doy cuenta un soldado con un fusil al lado y me intercepta y no me deja entrar le digo “Yo soy sobreviviente, quiero comer algo, en inglés, le hablé en alemán y me escucho hablar alemán, no me creía que no era alemán entonces dijo: Ándate por allá, allá hay comida, comida popular, allá están distribuyendo comida y me botó, no llegué a nada.
En Lubeck nos juntamos cuatro amigos, el amigo con quien hice la marcha, un amigo también que estaba en un transporte, no sé en cuál, no sé de dónde provenía y un muchacho judío, también de Hamburgo y hicimos un grupo, éramos fraternales entre nosotros, éramos de la misma cosa, el mismo problema.
Cuando entraron los ingleses, el mayor que estaba con nosotros que se llamaba Samuel Movor murió en Israel y viene y nos dice: ¿Sabe qué? encontré una tienda de ropa donde vamos a ir todos y nos vamos a vestir; yo estaba con mi ropa del campo.
Llegamos al almacén, era un almacén enorme con ropa grande, de todo tipo de ropa, me subieron al mostrador y comencé a buscar ropa para niños, de mi edad, y encontré un pantalón corto, un saquito, un termito y no sé qué otra cosa me dio ahí, me vestí estaba bien, tengo fotos con esto, entonces ellos se vistieron también todos así y después saquearon todo; y salgo a la calle ya vestido bien y veo pasar en la calle un soldado con una gorra de 4 puntas, esto era la gorra polaca, esto era del uniforme y yo lo reconocí y sabía quería alguna información, algo, me acerco, le hablo a un polaco, no me acuerdo que le dije y el polaco me contesta, era un oficial polaco, me contesta me dice: “¿Ves todos estos solados de acá son judíos?” Dije: “un antisemita más”, y la verdad no me acerqué mucho y efectivamente me volteo y veo pasar un señor con una barba, así, un hombre de metro noventa, me acercó y le hablo, resulta que este señor era prisionero y prisionero de guerra del ejército francés de la reserva, de los que ya estaban fuera del servicio militar pero entraron de reservistas, era graduado, un mayor, o un comandante no sé qué era, se llamaba Marcus con, después supe… me preguntó de dónde venimos, le dije somos cuatro acá y esto lo otros, el campo le conté la historia, que queremos regresar a Polonia, entonces él dice a Polonia no tienen nada que hacer allá, allá no hay vida para ustedes, nosotros lo sabíamos pero que más le podíamos exigir solamente Polonia otra cosa no conocíamos y no hubiéramos llegado tampoco y nos dice, nos vamos a ir todos a Francia, de Francia está en el Mediterráneo, más cerca de Israel y nos iremos todos a Israel.
Bueno, seguimos ahí y en Libecum llega un día llega la orden que todos esos prisioneros políticos, prisioneros de guerra franceses judíos están repatriados a Francia, nosotros no somos franceses ni somos prisioneros de guerra no somos, ni nada, entonces ellos entre ellos ya conocíamos otros oficiales judíos, porque habían cinco mil judíos del ejército francés prisioneros allí y todos velaron por nosotros, dicen ustedes se van a ir con el capitán tal, que los va a llevar hasta París, daba igual París, Tokio, Shangái, lo mismo era.
Nos embarcamos, comenzamos el viaje con camiones, no había todavía trenes, todo estaba bombardeado, hemos viajado, no sé cuántos días, 2 días, 1 día, no me acuerdo muy bien hasta que llegamos a Holanda, en Holanda ya había tren, porque Holanda ya estaba liberada antes, ya estaba liberada por los americanos, por los ingleses, no sé por quién, resulta que ya estaban liberados.
Tomamos el tren, tuvimos recepciones como hoy día en el congreso, tuvimos recepciones en todas las estaciones, venía gente de la ciudad nos traían comidas, bebidas, cantando, en fin.
Llegamos a la frontera de Francia con Bélgica, los franceses entraron como en su casa, pero había aduana, habían autoridades; porque Francia estaba liberada ya un año, ya tenían orden a nosotros no nos dejan pasar, los que son prisioneros; preguntan: “¿quiénes son ustedes?” entonces el capitán este, era un capitán famoso reconocido le dice quienes somos, no hay ningún secreto, entonces llegaron a un acuerdo con las autoridades para solicitar una responsabilidad de nosotros en el consulado polaco que estaba en la ciudad de Lila que está en la frontera con Bélgica, nosotros esperamos ahí y nos dan el permiso que podemos pasar, llegamos a Paris, toda las recepciones se hicieron en el hotel Lutecia, llegamos al Lutecia, estamos nuevamente las nubes, el capitán nos dejó y se fue a ver a su madre, él era Francés, él tenía familia allá; estaba de novio, estaba la novia, estaba la madre, estaban otros familiares, no sé quiénes eran y nos dejó y ahí era un lugar donde llegaban todos los deportados, donde los sobrevivientes, los que vivían en el país que fueron liberados unían a buscar si algún pariente que regresa del campo de concentración deben encontrarlo allá, porque se publicaban todos los nombres que se habían regresado, por si los familiares los buscaban.
Y allá nos mira una señora y nosotros no nos movemos ni para acá ni por allá, se acerca, nos dice: “ustedes quiénes son,” ya sabíamos quienes somos, “de dónde vienen”, somos polacos, nos dice, “ustedes quieren ir conmigo, yo soy directora de un hogar con colegio, con todo”, uno dice que sí; ahí, al día siguiente nos llevaron.
Vino un señor y nos llevó al tren, viajamos toda la noche, llegamos al sur de Francia y era un orfelinato, colegio, todo conforme, todo muy bien y nos recibieron como reyes éramos cuidados, hemos sido sobre alimentados, nos cuidaron el descanso y esto era en el mes de junio de 1945 y ahí entró en vacaciones los colegios y volvía a comenzar en agosto, o septiembre, no sé exactamente, nosotros no hablamos francés no entendíamos nada, bueno, lo pasamos nos reponemos todos, todo bien, feliz de la vida era un hermoso pueblo donde había el campo, había los mejores frutos del mundo y comida a voluntad, en donde éramos estábamos limpios, tenían lavanderías que se ocupan, gente que nos regalaba ropa, no sabíamos quién, pero teníamos ropa limpia, todo, y en el mes de agosto, septiembre que hubo entrada al colegio, teníamos que ir a un colegio, pero yo aprendí francés en los tres meses que estaba antes del colegio ya era apto ya tenía casi 14 años, ya era apto ya haba francés y me llevan al colegio nos comienzan a educar, ya nos educamos, era un colegio como se llama, con oficios también manuales y cada uno nos veían qué aptitudes teníamos; yo escogí la ebanistería y me fue muy bien y así estudie y cuando recibí mi diploma ya de ebanista me han dicho, aquí termino la fiesta, que me vaya y ahí me fui a París a buscar fortuna de nuevo, no tenía nada de nada, porque de ahí nos dieron todo lo que había, nos trataron muy bien, quedamos en relaciones y agradecidos y todo, era la época de la verdadera crisis de la vida, lo que se llama crisis, hoy en día no hay crisis en el mundo, hoy en día un desocupado que lo llaman “para,” en España, “los parados” reciben trescientos cuatrocientos euros cada uno, allá no había un centavo si usted no tenía para el metro no tenía donde viajar.
Bueno conclusión, ahí estábamos vagando tiempo, conseguí un trabajo, no me pagaron nada, cuando me pagaron bajé para preguntar si alcanza para comprar un par de calcetines, los calcetines valían más de lo que yo tenía en la mano; en conclusión, no compré nada y seguía buscando trabajo encontré un trabajo, estaba inscrito en varias oficinas de desempleo como extranjero. En Francia como extranjero está controlado; tienes que tener un carnet para la profesión y que este ahí y con los papeles legales, no como hoy en día que pinta gratis, que busca medio precio, y yo no estaba dispuesto a hacerlo tampoco; yo hablo perfectamente el francés hasta la fecha y no me tocaba esa cosa. Conclusión: conseguí un trabajo en una fábrica pequeña, que fabricaba gabinetes para los radios; antiguamente eran de madera, no sé si se acuerdan, si han visto alguna vez, tengo uno acá en el patio.
Yo tenía 19 años en aquella época y me ponen en cadena de trabajo, porque esto se armaba en cadena y me desempeñaba perfectamente bien, estaba con dos españoles de ambos lados y muy bien, no había problema de ninguna clase y en esta fábrica me desempeñé tan bien, le digo que los gabinetes que salían de la producción fallados, yo los miré y como conocía de la profesión los miraba y le digo, al contra maestro: “sabe usted, yo puedo arreglar los gabinetes que se queman como basura, fallados”, se reía, me dice bueno vamos a hacer la prueba, me dice qué herramientas necesita, le digo nada, deme un espacio para mí y yo voy a hacerle la prueba, me da el espacio, me pone ahí, eran unas fallas que yo sabia cómo se arreglan y lo arreglé y le gustó la cosa; era perfecto, se salvaron los gabinetes y eso representaba un buen avance.
Entonces el contra maestro avisa al dueño de la fábrica lo que yo había encontrado y el dueño de la fábrica me llama, tenía la oficina en otro barrio, mandó un auto por mí, me recoge, me llevan y me comienza a preguntar si he hecho servicio militar, que no sé qué, me felicita por lo que encontré en el trabajo, lo que mejoró, lo que encontró el contra maestro y me dice: “el contra maestro se va a jubilar pronto y queremos prepararte a ti para que tú te hagas cargo de la fábrica, porque sabemos que entiendes bien de esta cosa”.
Yo dije está bien, pero no entraba mi mayor tema, porque no tenía ningún derecho al hacerlo ni aceptar tampoco; pero en realidad no me gustaba el trabajo, no es que no me gustara el trabajo, no me gustaba el ambiente en el cual yo trabajaba.
Yo era un niño polaco-judío y trabajaba entre puros cristianos que tomaban, porque a los franceses les gusta tomar, yo no los estoy criticando. En fin, le dije este trabajo no es para mí porque mañana van a darse cuenta, porque si yo les voy a decir algo y yo soy mucho menor que ellos, me van a reprochar, van a darse cuenta por razones x que soy judío, de no sé cuánto, después dije yo para qué necesito provocarlos; conclusión, no acepte el trabajo y no tenía dónde vivir tampoco y encontramos un lugar judío, un lugar que acogía a la gente como yo; que no tenía donde vivir y ahí conocí a un muchacho y nos hicimos muy amigos, también judío-polaco, ahí lo encontré y bueno, en ese trabajo trabajé un año creo; y lo otro era planchador de pantalones en una fábrica no ganaba gran cosa y yo ganaba igual que un adulto y como no pagaba casa y comida, comía cualquier cosa ;y con centavos, me compré ropa, compré un abrigo, me compré zapatos.
El futuro no se deslumbraba, siempre estaba en la calle, siempre estaba solo y entre los dos con mi amigo decidimos, vamos a inmigrar a Canadá; yo quería inmigrar a Estados Unidos pero Estados Unidos era imposible, porque los polacos tenían la cuota polaca y era muy limitada, más o menos tenía que esperar 10 años para que me llegue el turno, yo ya no podía esperar más, así que fuimos a la embajada de Canadá y nos dieron los formularios para llenar, a mi amigo y a mí; y mi amigo no dominaba el francés, así que yo llené el formulario de él y el mío, y en el formulario había una pregunta importantísima: ¿A dónde estaba usted del año 39 al años 45? Y yo no tenía la edad, así que le dije la verdad, “campo de concentración”, ahí estaba y mi amigo no estaba en campo de concentración, mi amigo era refugiado de Rusia y si él le ponía “Refugiado en Rusia” no le daban la visa, eso fue intuición propia mía responder a esta cuestión.
Presentamos los papeles, los dos del campo de concentración, la edad que tenemos, las condiciones en que estamos, nos dieron la visa rápido.
Mi amigo, saliendo con la visa en la mano, con un salvo conducto, pasaportes no habían, no había embajada, no había Polonia, no había nada, era imposible obtenerlo, no sabía como lo hacen.
Obtenemos la visa, saliendo de la embajada, mi amigo me dice, yo voy a tomar el primer barco a Canadá, bien, yo le dije que era verano y le dije Yo no tengo apuro, yo voy a ir después de las vacaciones a la Costa Azul, yo estaba bien introducido, bien adaptado en Francia, tengo que decir, feliz estaba, maravilloso país.
Le dije, nadie te espera allá, ni acá tampoco así que tu ándate, así que se fue y al llegar a Canadá comienza un nuevo drama, no habla inglés, no tiene ninguna profesión; no tiene ningún habilidad que se vislumbre o que pueda desempeñar un trabajo, estaba vagando un poco, el invierno es atroz y me escribe: Sabes, me dice: “quisiera regresar a Francia,” pero no puedo porque no tengo documentos, no tiene pasaporte no tiene nada para ir a ingresar a Francia, bueno mala suerte, qué le vamos a hacer.
Pero yo me dije: Si él está mal yo para que me voy a ir allá, hace frio ¿yo qué cosa voy a hacer allá? Conclusión no fui a Canadá y él se quedó y nos perdimos de contacto; no sé porque razón él perdió la dirección, o no sé qué. Conclusión, nos perdimos.
Pasaron como 35 años hasta que me encontró. Dice: “Te he buscado toda la vida”. Yo tenía una hermana en Nueva York, le dije yo a Canadá no he podido ir a visitarte pero cuando vaya Nueva York voy a Canadá a visitarte, muy bien, yo ya me había casado acá; ya habían pasado 35 años y me casé al poco tiempo que llegué acá.
Entonces me encuentro con él en Canadá, el hombre multimillonario, con gran almacén, montó un almacén de media manzana, con 20 cajas registradoras, empleados por todo lado y lleno de mercadería y yo soy el rey allá; y me dice: “yo necesito que tú te quedes conmigo,” le digo: “yo qué me voy a quedar contigo, yo estoy establecido en el Perú, a mí me va bien, tengo mujer con 4 hijos y qué harán ellos acá”; entonces me dice: “yo te ofrezco lo suficiente bien pagado, que vengas tú con tu mujer con tus hijos si se establecen en Canadá y al año yo te cedo la mitad de mi empresa” me dice: “yo necesito una persona de confianza aquí y lo poco que te conozco, lo que tú haz hecho por mí no lo hubiera hecho nadie, y gracias a ti yo estoy en Canadá”.
¿Qué te he hecho yo? Me dice tú me has puesto que yo estaba en campo de concentración, por eso me dieron la visa y tú no has venido a Canadá conmigo porque yo te escribí que yo estaba mal y efectivamente él estaba mal durante muchos años, nos dejamos de escribir y me ofreció esta oportunidad, yo no tenía necesidad yo llegue al Perú parado, yo llegue a los veinte años entre a trabajar a una fábrica por supuesto después de unos meses hasta que aprendí el castellano, yo llegué sin idioma. Yo no nací con idiomas así que caían del cielo, entonces encontré un trabajo en una fábrica de muebles de un francés y bueno, en aquella entonces pagaban poco a la gente, el sueldo básico era bajo y yo con el sueldo básico no podía vivir; estaba solo, tenía que pagar el cuarto y comida y no sé, y bueno en conclusión me pago muy bien; y yo me desempeñe en la fábrica muy bien, yo le lleve la fábrica, habían 70 hombres trabajando ahí, yo conozco el oficio, dirigí la fábrica, le hice progresar la fábrica; y vino un señor que de Estados Unidos que va a abrir una fábrica en Lima y no encontraba una persona con yo, necesitaba un profesional, yo tenía 21 años entonces vino y me buscó a mí, le dije yo trabajo acá estoy muy contento y me invitaba que lo acompañe a cenar durante 15 ó 20 días haciéndome preguntas respecto al trabajo, a la fábrica él iba a establecer.
Y todo le contesté perfectamente bien, entonces me dice: “¿cuánto ganas?” le dije tanto, me dice: “yo te pago el doble”, bueno me intereso por supuesto pero yo no tenía motivo especial del irme del otro lado sin avisarle porqué me voy, me diría si por el doble sueldo, entonces el otro dijo: “quédate, yo te voy a pagar el doble también” y me pagaron muy bien; trabajé ahí como tres años me junte un poco de dinero porque ganaba mucho en aquella época, ganaba tres veces más que un administrador de banco, y que tenía familia y todo.
Después de tres años de trabajo en la fábrica aprendí todo, aprendí de idioma, todo, todo, a escribir al 100% y le digo un día al dueño, sabe que me voy a retirar, me dice: “porqué te vas a retirar, no estás contento, no te pago bien”, no sé, me voy a retirar, me voy a casar y voy a trabajar por mi cuenta, dicho y hecho, renuncio me caso me hago mi negocio; hasta la fecha nunca más trabajé para nadie.
Hace 50 años me compré esta casa al contado, no pague alquiler nunca, pague alquiler cuando me case el primer año, mi señora salió embaraza, adquirimos un departamento en la Victoria en el cuarto piso, me dijo: “yo no puedo trepar le dije bueno nos mudamos”, salimos en Arequipa donde estaba el tipo del edificio el dorado, al frente de donde está la clínica Franco, al lado hay una clínica y ahí vivimos como dos años, después el ingeniero que construyó esto vivía también en el mismo edificio y mis hijos cuando estaban en el colegio al frente; entonces me dice: “¿Por qué no te compras la casa allá?” Entonces me vine con él y le dije buena idea (porque allá venía el ómnibus a recogerlo) yo tengo cuatro hijos me compro la casa me quede acá me abrí mi negocio me ha ido bien, he ganado dinero, tenía todo el viajado, todo, muy bien.
Me retiro del trabajo, me arme de todo. Todo lo que yo hice es increíble lo último que tuve fábrica de chompas, me construí un edificio de lujo en Lima, uno de los primeros edificios de lujo que esta hasta hoy en día; he importado, he fabricado muebles de cocina, el primero en el Perú, hay testigos de lo que digo, toda es la pura verdad, he tenido éxito en todo.
Gané bastante dinero, llegó la hora de retirarme y dije con los intereses que me paga el banco tengo sobrado para vivir, ya se casaron mis hijos, les ayude a todos, yo vivía de las rentas y seguía ayudándoles. El banco quebró y quedé en la calle. ¿Pero saben qué gané? Gane bueno esta casa, la compré y no debía nada a nadie, fui honesto, correcto, yo en la manera que yo viví, yo dije yo no necesito ayuda de nadie, vivieron de la comunidad judía diciéndome sabemos lo que te ha pasado te vamos a ayudar, le dije qué me van a usted es ayudar, a mí no me puede ayudar nadie; porque yo sé vivir con 10 soles, con 100 soles o con mil soles, con lo que sea, esta casa no me mueve nadie, no debo nada a nadie. Así que yo me quedo acá y me quedé, después conseguí socios capitalistas de mucho dinero y comenzamos a construir, yo era el constructor, el ingeniero, el arquitecto, todo, por supuesto que tenía ingenieros titulados que hacían los planos adecuadamente para el municipio, pero yo dirigía la obra, hicimos una gran obra en Lince, compramos un terreno casi toda una cuadra, en la esquina iba levantar un edificio de 10 pisos, mandé a hacer los planos al mejor arquitecto, al mejor calculista, terminamos las otras casas, las vendemos, ganamos dinero.
Luego dije hora voy a levantar el edificio y me voy a hacer el penthouse para mí. Bueno vino Velazco, mis socios eran capitalistas, tenían una fábrica de harina de pescado, pero Velazco le quito la fábrica y no tenían que invertir un centavo, se retiraron, pero ellos estaban llenos de plata yo tenía un poco de dinero, pero no me pasó nada, no baje el nivel de vida, nada, yo siempre fui modesto.
Y hasta hoy en día vivo, recibo ayuda de un sobrino mío en una forma maravillosa, una persona increíble y vivo, no me falta nada, todo lo que quiero tengo y la inclusión me ofrece mejorar, pero yo no necesito, no quiero nada, yo estoy feliz acá ahí voy terminar, bueno yo creo que con esto tienen bastante tema.
Muy buena su historia, le agradezco muchísimo.
Yo espero que saquen buenos artículos de esto y buenas conclusiones y creo que lo que he contado tiene coherencia.
Y ustedes saben perfectamente que lo que he contado es de pura verdad. Ustedes saben mucho más de lo que sé, muchas de lo que yo no puedo contar ustedes lo pueden completar, así de simple. Y la gente que me conoce, las amistades y todo creen mucho en mí, me quieren y saben que yo no poseo bienes, nunca tenía, no me interesaba, tenía suficiente dinero con liquidar mi fabrica con todo, y vivía sobrado, que les voy a decir, era un hombre rico a mi manera, cada uno tiene su manera, hay gente que tiene cien millones y quieren mil más yo no quiero, yo sé que los años terminan antes que el dinero.
Yo no necesito más, nadie come con dos cucharas, ni nadie vive más. Yo estoy feliz de mi vida, bueno, ya yo sé que mejor que la vida no hay vida, hay una sola y se acabó.
Pregunta: ¿Tus hijos viven en Perú?
Tengo mi hijo con el que pusimos las bayas, con mis nietos y tengo tres hijas mujeres y viven en Israel, las establecí las tres en Israel, ya en la tarde mi hija está en contacto con un portátil que vieron toda la ceremonia.
Había una amiga de mi hija y amigo mío todavía transmitieron y se encargó que la llame por teléfono, la llame por teléfono me encargue de hablar con ella ya está al tanto como si estuviera viviendo acá, ahora tengo seis nietos, tengo dos nietas casadas, estoy esperando ser próximamente, muy próximo bis abuelo, y después que venga lo que venga, me dicen: “la muerte”, la muerte no es nada para mí, al contrario, se retardó.
Pregunta: ¿Y aprovechó muy bien el tiempo?
Me siento muy bien, la memoria me funciona y su cuando no funciona la memoria es mejor informarse, me chocó un poco la revista que me regalaron y es que cuando lo ve una persona normal, no puede creer lo que ve.
¿Está conectado todavía? En el Bloque 28 en Auswitch donde yo vivía, que se llamaba el hospital, en estas camas venía al atardecer un alemán con un mantel blanco, con un azafata y con inyecciones y todos los que venían a curarse para que los atiendan que estaban en los camarotes y los inyectaba, y amanecían muertos todos en la mañana; esto se lo cuento a ustedes porque yo sé que los que lo van a leer van a saber lo que digo, después me enteré que el supuesto “enfermero” era de profesión carpintero, pero para poner inyecciones así no necesita un artista.
Precisamente ese es uno de los objetivos del proyecto: que ustedes puedan dar a conocer su historia, aunque muchos ya lo han hecho.