Dr. William Soto | Universidad Autónoma Gabriel René Moreno de Bolivia.

Dr. William Soto | Universidad Autónoma Gabriel René Moreno de Bolivia.

Magnífico Rector, Lic. Saúl Rosas Ferrufino; distinguido Vice-Rector, Dr. Oswaldo Ulloa Peña; apreciado Decano de la Facultad de Contaduría Pública, Lic. Ezequiel Paniagua; distinguidas autoridades nacionales e internacionales; decanos y directores de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno; autoridades cívicas, honorables diputados nacionales, invitados internacionales, profesores y estudiantes, amables televidentes, muy buenas noches.

La Universidad Autónoma Gabriel René Moreno —como el referente académico más importante de la sociedad cruceña— ha venido asumiendo una actuación de liderazgo en el cumplimiento del compromiso internacional de recordación y enseñanza del Holocausto, como eficaz herramienta para prevenir y evitar la futura comisión de actos genocidas cometidos por los seres humanos, y que desbordan la maldad, la crueldad, el odio y la intolerancia.

Cuando se estudia el Holocausto con agudeza y detenimiento, se toma conciencia de su perplejidad y se concluye que acontecimientos de esta naturaleza no tienen una explicación simple, sino que son el resultado de la convergencia de una multiplicidad de factores sociales, históricos, económicos, religiosos y políticos que deben ser estudiados. Esto, a su vez, ayuda a entender que la prevención del genocidio y de las atrocidades masivas, puede empezar con la identificación de las señales de alarma.

La Organización de las Naciones Unidas, en la Resolución 60/7 del 1º de noviembre de 2005, “insta a los Estados miembros a que elaboren programas educativos que inculquen a las generaciones futuras la enseñanza del Holocausto con el fin de ayudar a prevenir actos de genocidio en el futuro”.

En la Resolución 61/255 de enero de 2007: “Se rechazan las tentativas de negar el Holocausto, que, al ignorar el carácter histórico de esos terribles sucesos, aumentan el riesgo de que se repitan.”

El Manual “El Holocausto, paradigma del genocidio,” es una herramienta académica y pedagógica que guiará a los profesores y estudiantes de la Universidad Gabriel René Moreno, y demás universidades de América Latina, en el acatamiento de la exhortación que hace la Organización de las Naciones Unidas para que se difunda y se enseñe el Holocausto, y en la puesta en marcha de la iniciativa de la Embajada de Activistas por la Paz, para que las universidades incorporen en sus programas académicos el estudio del Holocausto como una cátedra transversal, desde la perspectiva histórica, psicológica, sociológica, política e investigativa, que permita a los profesores y estudiantes reflexionar sobre la naturaleza de este crimen internacional y sus consecuencias para la familia humana; y de esta forma evitar que actos de esta índole se repitan.

Muchos se preguntarán: ¿Por qué debemos enseñar el Holocausto en las escuelas y universidades? ¿Por qué profundizar específicamente en este tema?

Si bien han existido otros genocidios, el Holocausto dividió la historia de la sociedad civilizada en un antes y un después, y dejó muchas enseñanzas. Fue un intento, sin precedentes, de aniquilar a un pueblo. Con este propósito, de manera sistemática, organizada y planificada, el régimen nazi utilizó la ciencia, la industria y toda tecnología disponible a su alcance, para aniquilar en forma masiva a los judíos; aun aquellos que se encontraban fuera del territorio alemán. Todo por la razón de ser judíos.

Testigos de Jehová, judíos, gitanos, homosexuales, disidentes políticos, discapacitados mentales, fueron considerados “no puros” por el régimen nazi. Lo que impulsó a Hitler y a su ejército, fue una ideología racista: creían en una jerarquía racial, en una única raza superior (según ellos: la aria), y otras consideradas inferiores o parásitas, cuya existencia amenazaba la pureza de la “raza aria”; y así justificaban el exterminio. Una ideología que los nazis implantaron desde las escuelas.

Hitler llegó a la deshumanización del hombre; por esa causa el Holocausto es considerado como un genocidio sin precedentes en la historia de la Humanidad, donde el objetivo primario para el exterminio de ese pueblo no era económico, social o político.

El Holocausto es una mancha de indignidad y oprobio en la hoja de vida de la raza humana, porque no solamente fueron culpables de la muerte de millones de personas aquellos que perpetraron los hechos, sino también quienes al guardar silencio y omitir el refugio a las víctimas se convirtieron en cómplices de la barbarie.

El 27 de enero de 2013 en Conmemoración del Día Internacional en memoria de las víctimas del Holocausto, la Unesco publicó el documento titulado: “¿Por qué educar sobre el Holocausto?”, donde el profesor Yehuda Bauer, una autoridad mundial en la historia del Holocausto, afirma: “Aunque uno viva en África central, en la República Popular China, en el Pacífico Sur o en Suiza, hay que ser consciente del peligro que representa el genocidio.”

La educación relativa al Holocausto tiene como objetivo último, poner a la Humanidad lo más a salvo posible de semejante tipo de exterminio masivo.

En este Manual se enfoca el Holocausto como un referente histórico que permitirá profundizar en las estrategias para prevenir el genocidio, y reflexionar sobre la importancia de una educación centrada en valores y principios, que permita a la sociedad ejecutar acciones en defensa de los Derechos Humanos para contrarrestar la violencia y la intolerancia, y para respetar la identidad de los grupos, así estos sean minoritarios.

Lecciones del pasado que tienen enseñanzas vivas para las presentes y futuras generaciones, hechos que aunque hayan acontecido en otro continente, permitirán a los estudiantes aprender acerca de las consecuencias de la intolerancia, el odio, la discriminación, los prejuicios, los estereotipos, la falta de respeto por la vida y la dignidad humana; y les ayudará a identificar las señales de alarma frente al surgimiento de gobiernos, grupos o personas extremistas que con su intolerancia puedan desencadenar un nuevo delito internacional como el genocidio, los crímenes de lesa humanidad y los crímenes de guerra.

El ser humano físicamente es el mismo de hace quinientos años, lo que cambia, según va pasando el tiempo, es el nivel de conocimiento; y el conocimiento se adquiere por medio de la educación. Por eso consideramos que la educación es la clave fundamental para transformar mentalidades.

El Holocausto surgió en la mente de Hitler, quien utilizó la Educación como herramienta de adoctrinamiento. Se puede educar para la paz o para la guerra. Actualmente los docentes tienen una responsabilidad mucho más grande ya que están educando a una generación que vive en una sociedad globalizada, con grandes avances científicos y tecnológicos, y con armas de destrucción masiva; por lo tanto, es fundamental que reciban una enseñanza basada en el respeto al prójimo y el amor por la vida, para que tomen conciencia de que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y en derechos.

Si bien en la década de los ‘40 el régimen nazi adoctrinó acerca de la jerarquía racial, hoy tenemos claro que existe una sola raza: la raza humana, y que somos parte de una sola familia: la gran familia humana.

Diferentes historiadores coinciden en que el Holocausto dejó enseñanzas universales, de las cuales debemos aprender. A mi modo de ver, una de ellas es reconocer que en el ser humano está la semilla del bien y del mal; los humanos son los únicos seres vivos que persiguen a los de su misma especie para exterminarlos en masa. Hay que evitar que se siembre la semilla del odio y corregir el mal en la semilla.

¿Y cómo corregir el mal en la semilla? Evitando que esa semilla de odio y de discriminación se propague. Esa es una tarea de todos; en especial, es una responsabilidad de las universidades y de los profesores como forjadores de conciencias.

La importancia de una Educación fundamentada en valores y principios.

La Educación no solamente debe tener como objetivo el desarrollo del conocimiento científico y tecnológico, pues éste no es suficiente para evitar la repetición de un hecho tan atroz como el Holocausto, que costó millones de vidas humanas.

Como en varios escenarios lo he reiterado, Hitler llevó a cabo el Holocausto en una de las naciones más avanzadas para aquella época. Por lo tanto, la Educación centrada en valores es el fundamento de todos los restantes instrumentos para evitar que un nuevo genocidio se repita.

Antes que la política criminal, la mejor herramienta para prevenir que otro Holocausto se repita es la política social y educativa.

El historiador Yehuda Bauer considera que el elemento esencial de cualquier interpretación de las políticas nazis, es la historia de la élite intelectual alemana. Sin el apoyo de los intelectuales el régimen nazi no habría podido llegar al poder ni tampoco conservarlo; fue de las pilas de la intelectualidad, de donde se reclutaron las personas que dirigieron los crímenes nazis.

Obviamente, la conclusión es que el conocimiento por sí mismo, no garantiza un enfoque humanístico de la vida, y que no hay nada tan peligroso como asesinos masivos inteligentes.

Todas las acciones discriminatorias y violentas de los regímenes extremistas conducen a la violación de los Derechos Humanos.

Al revisar el Holocausto, concluimos que la inacción y el silencio de la población civil y de los gobiernos que en su época fueron testigos de la barbarie del genocidio, así como el negacionismo actual, los convierte como encubridores de esa masacre humana.

La importancia de recordar el Holocausto para que no se repitan tales crímenes internacionales.

Creemos que olvidar el Holocausto no solo es un atentado contra el derecho a la verdad, una desfiguración y amnesia de la historia, sino que además nos aboca a la probabilidad de una nueva comisión de este crimen olvidado. Un solo día no es suficiente para recordar a los sobrevivientes de los diferentes genocidios, hay que establecer actividades y escenarios que nos permitan reflexionar día a día sobre las lecciones de este crimen internacional.

El plan de acción para enfrentar este tipo de crímenes internacionales, es a través de la Educación centrada en valores humanos, ética, principios constitucionales y Derecho Internacional, para, de esta forma, rechazar todo acto discriminatorio, donde se enseñe a vivir en una sociedad diversa y respetuosa de las diferencias.

Es importante destacar que así como Hitler utilizó la Educación como herramienta para sembrar el odio, nosotros también podemos educar para la paz, para la convivencia armónica y pacífica, en medio de las diferencias ideológicas, políticas, religiosas y culturales.

¿Y cuál es el mejor escenario para lograr este objetivo?

Es en este ambiente, es en las universidades donde podemos propagar un mensaje de amor, fraternidad al prójimo, fundamentado en el respeto a la dignidad humana y en el reconocimiento de los derechos fundamentales.

Por esta razón, las universidades deben ser autónomas y permanecer en dicha condición, al margen de cualquier modelo político, ideológico o religioso.

Apreciados miembros de la intelectualidad cruceña: El genocidio es el producto de la insensibilidad e irracionalidad en todos los ámbitos, sean éstos económicos, sociales, culturales, políticos y educativos. El profesor como guía-mentor es el sembrador de la semilla; por eso Hitler utilizó a los maestros y a los medios disponibles a su alcance, para difundir su ideología discriminatoria extremista y aniquiladora.

La Organización de las Naciones Unidas, a través de la Unesco, en el estudio publicado en el año 2013 en Francia, concluyó que los genocidios ocurren a partir de actos de gobierno que permiten perpetuar la discriminación y las persecuciones. Las catástrofes con el fin de exterminio masivo, provocadas por el ser humano, no son accidentes; por lo mismo, pueden ser evitadas.

En vuestras manos está una herramienta fundamental para la prevención del genocidio como crimen internacional: La Educación centrada en valores, principios, en normas constitucionales, y basada en el respeto a las diferencias y a la autonomía de los pueblos, donde la diversidad cultural y religiosa, así como la confrontación de intereses distintos, nos permitan abrigar la esperanza de una convivencia armónica y pacífica.

Público presente: ¿Cuántos valores hemos perdido en nuestra sociedad? Pero ¡los rescataremos por medio de la Educación!; pues es mejor educar para prevenir, que juzgar para castigar.

Razón le asistió a Nelson Mandela cuando afirmó: La Educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar al mundo.

Muchas gracias.

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Fecha: 
access_time Vie, 10/25/2013 - 00:00