Dr. William Soto | Conmemoración en memoria de las Víctimas del Holocausto
Club Militar – Bogotá D.C., Colombia
S.E. Yona Metzger, Gran Rabino de Israel; S.E. Reverendísima Aldo Cavalli, Nuncio Apostólico para Colombia; Honorable Embajador de Israel en Colombia, Yoed Magen; señores miembros del cuerpo diplomático, señores miembros de las instituciones gubernamentales y académicas, señores rabinos, obispos, imanes; señoras y señores.
Nos encontramos hoy reunidos para honrar tanto a los sobrevivientes de la Shoá, como la memoria de los que perecieron. Así también, es importante renovar nuestro compromiso con aquellos que hoy continúan la lucha por preservar su existencia.
Es un honor para mí compartir con tan distinguidos participantes en este evento; en especial con mi amigo, el Gran Rabino de Israel, Yona Metzger, que también hace un año nos acompañó en un evento como éste en la Ciudad de México. Gracias Gran Rabino, porque siempre podemos contar con su apoyo, y sea usted bienvenido entre nosotros.
A los sobrevivientes quiero expresarles mis respetos, porque ellos, por sí mismos, constituyen un homenaje a la vida; su presencia honra esta reunión y es motivo de orgullo conocerlos y tener la oportunidad de expresarles nuestra admiración. Vienen acompañados de sus hijos y nietos, lo cual representa la continuidad de su existencia. Entendemos que aunque puedan reconstruir sus vidas, es posible que haya un daño moral que aún el paso de los años no ha logrado sanar.
En memoria de las víctimas del genocidio hemos encendido las velas, pero también es el propósito que, con actos como éste, el recuerdo de estos mártires mantenga a la humanidad por el sendero de la hermandad y del respeto; y genocidios como el perpetrado por los nazis, nunca más sucedan.
El odio y la intolerancia son terribles caminos que no deben recorrerse de nuevo, y con nuestra campaña “Alcemos nuestra voz: Paz en Tierra Santa” hemos aunado esfuerzos por conseguir la paz en Tierra Santa. En nuestra campaña promovemos el mensaje del diálogo y el reconocimiento mutuo, y creemos que la sumatoria de buenas voluntades debe concluir en la sinergia de cambio hacia el diálogo, la inclusión y el respeto.
Participar en la Campaña es una oportunidad para cualquier persona, en cualquier parte del mundo, de expresarse y convertirse en un agente activo de la solución. Si en efecto el planeta Tierra es cada día más una “aldea global”, entonces ninguna situación perturbadora de la paz y de la hermandad entre los pueblos debe sernos indiferente.
A finales de diciembre de 1944, cuando la derrota era más que inminente, Hitler le dijo a Nikolaus von Below, su secuaz y ayudante en la Luftwaffe: “Podemos caer pero arrastraremos un mundo con nosotros”. Ante tal atrocidad de odio y destrucción, pensaríamos que algo así no volvería a ocurrir.
Sin embargo, hace menos de dos décadas, Ruanda fue testigo de otro genocidio. Era el final del siglo XX y se creía que ese tipo de cosas ya no se repetirían; pero sucedieron y nuevamente la vergüenza se cirnió sobre la raza humana. También Bosnia, el Kurdistán o algunas etnias indígenas tienen historias que contar.
La abundante documentación histórica que hoy existe alrededor de lo que se ha denominado el Holocausto, nos muestra que muchos de los sobrevivientes encontraron algún tipo de ayuda en algún momento, y que un gesto desinteresado de otro ser humano produjo para ellos la diferencia entre la vida y la muerte.
Sin embargo, también sabemos ahora, que cuando le preguntaban a la población civil sobre el por qué no habían hecho algo por sus vecinos o amigos judíos, la respuesta típica de la época era que lo que se hiciera individualmente no cambiaría nada el curso de los acontecimientos.
De seguro los sobrevivientes y sus descendientes no piensan así.
Es lamentable que las personas que vivieron en ese tiempo, por las circunstancias o por temor, hayan asumido una actitud pasiva frente a estos terribles hechos que presenciaron. Hoy debemos dedicarnos a mantener en alto la importancia que tiene para la humanidad la defensa de los principios y valores que nos definen como seres humanos, aun asumiendo los riesgos que a veces se presentan.
Por todas estas cosas, es necesario que no solo aprendamos la lección que nos brinda la historia, sino que las apliquemos.
Es preciso ponernos en estado de alerta si se levanta otro hombre, por más irracional o desquiciado que parezca, amenazando con destruir a una raza o nación. La invitación es a ocuparnos no solo por nuestras propias vidas, sino por el futuro de nuestra especie, la familia humana.
Buscar la paz es el más noble objetivo que podemos imponernos, y no hay nada que ahora parezca tan necesario. Si todos contribuimos a lograrla, será nuestro mejor homenaje a los sobrevivientes de la Shoá y a la memoria de sus víctimas.
Muchas gracias