Dr. Luis Carlos Salinas | Foro Universitario “Educando para Recordar” Ibagué, Tolima
Director del observatorio de paz y derechos humanos de la Universidad del Tolima
Muy buenos días a todos, a los amigos de la mesa directiva que nos acompañan, a los estudiantes, a todas las autoridades que se hacen hoy presentes en este importante evento.
Yo creo que es siempre importante tomarnos una pausa para reflexionar, y esta es una de esas pausas en un mundo tan agitado como en el que vivimos nosotros, en esta sociedad capitalista, donde a veces el tiempo lo es todo, termina siendo nada; y eventos como estos deben empezar a hacer una pausa para tomar conciencia en el pueblo colombiano y en los ciudadanos del mundo, para pensar en la humanidad.
Aunque antes de la Segunda Guerra Mundial ya existían muchos antecedentes de un sentimiento por la humanidad o por los derechos de otras personas, fue tan solo a partir de la Segunda Guerra Mundial que se empieza a hablar en serio y normativamente de los derechos humanos, con la creación de las naciones unidas.
El Holocausto como capacidad de deshumanizar aún está presente en nosotros, en Colombia y en diversas regiones del mundo, el Holocausto no es otra cosa que la separación entre la razón y el amor. Recuerden eso: el derecho es racional y en nombre del derecho se cometen muchas veces muchos vejámenes contra la humanidad; en especial en sistemas opresivos como los que hace un rato mencionaban algunos de los conferencistas. Cada ser debe hacer de sí mismo un sagrario, un sagrario de la humanidad. Cuando se cometen vejámenes contra la humanidad, estamos cometiendo vejámenes contra nosotros mismos contra cada uno como ser humano, la deshumanización del otro no puede partir sino de un lugar, de un ser que se ha deshumanizado. Esta es la génesis de los derechos humanos, no volver a deshumanizar lo humano y aun a caminar más allá.
El Dr. William Coto en la cartilla que algunos tienen a construido el concepto de ecocidio. Hoy debemos pensar en que la naturaleza también es parte de nuestra vida, que no hay ser humano sin un entorno, no hay ser humano sin una tierra; y la irracionalidad del poder económico, social y político, está llevando a desbastar la tierra, sin pensar el lugar que ella ocupa en nuestra vida o el lugar que nosotros ocupamos en la vida de la tierra.
Hoy el mundo está presenciando dos mundos: el mundo que nos muestran los medios de comunicación, muchas veces un mundo que no existe, un mundo donde los opresores se muestran como oprimidos, un mundo donde las víctimas se muestran como opresores, un mundo donde los miles de víctimas que tenemos aparecen como con causa justificada para la deshumanización, para la victimización, para la vulneración de los derechos humanos nunca jamás va a ver una causa justificada. Pero está en cada uno de nosotros, en cada uno de nosotros como jóvenes, en cada uno como niños, como adultos, como funcionarios, como seres humanos tomar la decisión. Tenemos la capacidad de decidir por construir un mundo más humano, esa decisión está en cada uno de nosotros, no está en otro lugar; y reconocernos como humanos va más allá de los derechos, los derechos son la consecuencia moral del sentimiento de reconocer al otro.
Debemos lograr que ese sentimiento de ser humanos supere esas ambiciones, todos las ambiciones que enceguecen nuestro actuar, nuestro pensar, y que someten la conciencia humana, a tal punto de olvidarnos de la humanidad entera. El Holocausto no es un hecho histórico, el Holocausto aún pervive en cada uno de nosotros; y la educación, las nuevas generaciones y los adultos hoy tenemos una responsabilidad fundamental en países como Colombia. Tal vez en 70 años estemos haciendo eventos como estos para mostrar el Holocausto que ha vivido y sigue viviendo en nuestro país. Cada minuto hay diez víctimas en Colombia, en Colombia tenemos hoy más de seis millones de campesinos, personas desplazadas como sucedió en el Holocausto.
Nosotros también tenemos nuestro propio Holocausto, personas que las vemos en las calles, en los semáforos, en condiciones de indignidad humana. Al igual que en el Holocausto, en Colombia hay más de seiscientas mil personas desaparecidas en fosas comunes que no son distintas a esas a las que ustedes vieron en las fotografías. En este Holocausto podemos hablar con funcionarios públicos, con militares, que son victimizadores y lo reconocen, y ellos a su vez también son víctimas de su propio Holocausto.
En esta sociedad, la sociedad colombiana, no debemos culpar a nadie, debemos empezar a reconocer el papel histórico que cada uno de nosotros tiene en la construcción de una nueva Colombia, y porque este Holocausto no se repita, ni en nosotros como un sagrario del humano, ni en los otros. Muchas gracias.