Dr. Carlos Eduardo Osorio | Foro Universitario “Educando para Recordar” Ibagué, Tolima
Representante a la Cámara por Colombia al Parlamento Andino
Bueno, muy buenos días para todas y para todos, quiero empezar por agradecer la presencia representativa en este magno evento, darle la bienvenida al Dr. William Soto Santiago a esta nación, que se enorgullece con esa noble tarea que personas al nivel mundial hacen día a día para trabajar por la paz del mundo, expresión esta “paz” que nos resulta tan familiar Dr. William Soto, en una nación y en una sociedad como la colombiana que está habida y deseosa interesada en lograrla, en conquistarla, que la persigue, que a veces pareciera que no la alcanzamos; pero en la cual tenemos que o por la cual tenemos que luchar.
Quiero, por supuesto, darle la bienvenida a toda la mesa principal, a todos los asistentes, pero en especial a los estudiantes; y quiero saludarlos de manera detenida y puntual, porque mi intervención en buena medida va dirigida a ustedes: jóvenes del Colegio San Bonifacio de las Lanzas, del Colegio CONFENALCO, del Colegio Sintra Municipales, del Colegio ciudad de Ibagué, del Colegio Técnico Joaquín París, del Colegio María Inmaculada, del Colegio Eucarístico, del Colegio Normal Superior y del Colegio COLMAYOR; son ustedes queridos jóvenes, son ustedes queridos jóvenes, si se quiere la principal razón de estos eventos que a nivel mundial se desarrollan porque si bien algunos de quienes pasamos por las aulas, quizás no aprendimos la tarea, serán ustedes los pioneros, los que tendrán que enarbolar la bandera de la paz esa paz estable y duradera por la que tenemos que luchar, no solamente para nuestro país sino para el mundo.
Yo no tengo los conocimientos que las personas que me precedieron en el uso de la palabra tienen para hablar de fenómenos y de episodios históricos tan dolorosos como el del Holocausto, apenas tuve la oportunidad en el año 2013 de estar en Israel; tal vez en ese museo que la doctora y especialista Jacqueline Szapiro mencionaba, y en la cual como ustedes han podido evidenciar hoy con unas imágenes, se evidencian, o mejor, se perciben evidencias de esos trágicos hechos donde se pueden visualizar los zapatos amontonados de las personas que antes de ser pasados por las cámaras de gas, los dejaban en algún lugar; y se siente usted como compenetrado, interiorizado, familiarizado con un momento de la historia en la cual o un padre que pudo ser el de nosotros, o un hermano que pudo ser el de nosotros, o un hijo que pudo ser el de nosotros tuvo que padecer y tuvo que soportar tal indo minio.
Pues bien, eso que ocurrió allá en Europa, no ayer ni antier, pero tampoco hace siglos; hace apenas 50-60 años. Realmente eso fue ayer, eso es lo que tenemos que recordar para no olvidar, uno de los grandes problemas y dificultades que hay a nivel mundial y lo hay en Colombia es la falta de memoria histórica. Y yo aspiro, queridos estudiantes, niñas y niños, jóvenes, que hoy ustedes hayan interiorizado este mensaje; seguramente en sus clases de historia ya algunos maestros algunos profesores les hayan podido compartir algo de estos episodios, pero eso, como no lo dijeron acá es cierto, no son fotomontajes, ocurrió: asesinaban a las personas por el simple hecho (a los niños, lo que más me duele) por el simple hecho de ser judíos.
Hoy la discriminación proscrita en el artículo trece la constitución de Colombia, pulula por doquier, hoy por ser homosexual o por tener una determinada creencia ideológica, se siguen vulnerando derechos fundamentales de los ciudadanos; y son ustedes, queridos jóvenes, los llamados a cambiar la historia.
Si han captado los mensajes que nos han dejado hoy acá, nos han expresado que la clave está en la educación; y si se quiere en la conciencia para generarse a través de la educación, un reciente ex presidente uruguayo Pepe Mujica, hablaba de que él en su país quería invertir básicamente en tres: cosas en educación, en educación y en educación. Yo compro y hago propia esa idea, y por eso es que quiero que en esta sociedad colombiana que tanto demanda y que tanto requiere y que tanto lucha por la paz, justamente formemos con los valores que reclamamos y con los valores que pretendemos que les sean interiorizados a ustedes jóvenes; y por supuesto que desde nuestros hogares, desde nuestras familias, los padres contribuyan a eso; inculquemos valores de reconciliación, valores de perdón valores de convivencia pacífica, para lograr la paz que tanto anhelamos.
Yo podría contarles o podría decirles que, como representante a la cámara que soy, del departamento del Tolima, cuya capital es Ibagué, donde nos encontramos, en el Congreso de la República y como parlamentario andino también un honor adicional que ostentó dado el legado que me hicieron los congresistas allí en Bogotá, he venido luchando y trabajando por la paz. No es una tarea fácil, es una tarea si se quiere compleja, que tiene muchos enemigos, pero esos enemigos hay que volverlos amigos porque con ellos es que hay que hacer la paz. La paz no se hace con los amigos.
Y puedo contarles a todos ustedes que en el año 2011 comenzamos una gesta en un momento complejo y difícil, donde quizás solamente las posiciones belicistas eran las que predominaban en la nación; y creemos naturalmente en las políticas de seguridad; pero entendemos que esas políticas deben conducir a una paz estable y duradera.
Y en el año 2011 tuve el honor de ser ponente en una iniciativa en el Congreso de la República que se conoce como “el marco jurídico para la paz”. Es justamente el instrumento sobre el cual descansa hoy todo el ejercicio que el gobierno nacional seguramente con muchas críticas, seguramente con muchas observaciones ciudadanas, ha venido adelantando este proceso. Es un pequeño aporte que, desde Ibagué, desde el Tolima le hemos brindado a la nación, y es así, como les repito, fui coautor y ponente único en la cámara de representantes del marco jurídico para la paz. Proceso de paz que hoy se adelanta no con pocas dificultades, proceso de paz en los cuales en algunos momentos la opinión pública tiene ciertos niveles de optimismo o de pesimismo.
Hace unos pocos días en el Departamento del Cauca, un departamento muy cercano, masacraron a unos compatriotas, a unos soldados colombianos, a unas personas de bien, a unos hijos de una familia, como podría ser la de cualquiera de ustedes. En ese momento el pesimismo, como en otros momentos difíciles que hemos tenido, cuando nuestras almas, llegó a nuestros espíritus. Pero el mensaje que quiero transmitirles el día de hoy, como quizás un humorista colombiano que trabajaba por la paz y que fue asesinado, justamente trabajando por la paz, como fue Jaime Garzón, quiero recordarles una expresión que alguna vez la escuché en alguna entrevista: “Cuando hayan dificultades en la carrera que estemos haciendo en búsqueda de la paz, no importa los obstáculos, si nos caemos debemos pararnos y si nos caemos nuevamente debemos tomar más impulso, todo para decirles que este proceso lleno de sobresaltos, de obstáculos, seguramente no va a terminar mañana, seguramente habrán muchas más dificultades, pero por la paz hay que hacerlo todo”.
Y justamente para garantizar un derecho, volviendo al tema del Holocausto, que es el derecho de la no repetición. Esos hechos que ustedes visualizaron en esas pantallas, esas imágenes que pudieron ser proyectadas, no tendrán que repetirse nunca más; y ojalá que en setenta años en sentido contrario a lo expuesto no tengamos que estar recordando lo ocurrido en Colombia, simplemente porque digamos por ejemplo que en el año 2015 suscribimos un acuerdo de paz; y vendrán momentos difíciles naturalmente, lo que se conoce como el posconflicto.
Pero tenemos que prepararnos, tenemos que revisar a experiencias internacionales; y es allí donde jóvenes ustedes que hoy apenas terminan su secundaria y en unos pocos años serán profesionales, tendrán que ser los artífices para que esa paz tan anhelada en Colombia sea estable y duradera.
Yo me siento muy orgulloso maestro, de que nos haya visitado, de que nos haya transmitido este mensaje de esperanza; y a todas las personas que nos han transcurrido sus experiencias porque justamente el legado que ellos nos dejan, es que tenemos que trabajar fuertemente para que en Colombia y en el mundo, nada de lo que hoy hemos recordado vuelva a ocurrir. Muchas gracias para todos.