Dr. Jacobo Wapinski Kleiman | Presentación de la Quinta Placa “Huellas para no olvidar” en México
Representante de la comunidad israelita de Monterrey
Quisiera tratar de poner un poco del aspecto sentimental y emocional a mucho de lo que se dijo, así como de la señora Paula Feldman Hams, que lo trajo al nivel de lo que ella sintió, de las personas que estaban allí.
Porque es muy difícil traducir lo que fue un acto masivo de destrucción como el Dr. William Soto lo describía a cosas pequeñas. Es imaginarnos que todo Nuevo León, por lo menos todo Nuevo León en seis años no quede vivo ni una sola persona, ni un niño, ni una niña, ni un adulto; nadie, todos desaparecidos en seis años.
La casa de los abuelos era grande, más aún, para un niño de ocho años empeñado en hurgar escondrijos, sería la curiosidad que me llevaría a encontrar ese libro en la parte baja del librero; parecía olvidado, como la ropa vieja que dejas en el fondo del armario, y que no quieres usar porque has engordado, vives cómodo y no quieres recordar épocas de trapos viejos.
Aquel libro, contenía fotos de hombres y mujeres, niños y ancianos, humillados, fusilados, gaseados, cremados; los almacenes con dientes de oro, cabellos, lentes, zapatos, muñecas con jabón, jabón hecho de barata grasa judía, una foto; la de un niño con las manos en alto y una mirada angustiada, un soldado nazi con su rifle apuntándole a la espalda, niños sin nombre, con rostro de miedo; frágil ceniza congelada en papel.
Ante la figura de un niño que conducen a la muerte, ordeno el poeta León Felipe, a los poetas: Dante y Rimbaud; callar y guardar silencio, que un infierno así, solo ha sido creado en Auschwitz; imagen de un niño que murió en Europa que vivió en mí, para matar al niño que vivía en mí.
Jamás pueblo alguno sufrió como los judíos de los alemanes y sus entusiastas colaboradores, crueldad entre humanos, sadismo y depravaciones ha sido practicadas en el pasado; pero nunca se diseñó un plan maestro para el exterminio de un pueblo, construyendo fábricas de muerte y de organizaciones estructuradas con este solo fin.
El botín y despojo fueron secundarios, la meta era obliterar de la faz de la tierra al pueblo judío, las instrucciones cayeron en suelo fértil; ejecutadas con celo religioso en toda Europa, molinos de vientos desde España y los países bajos esparcieron cenizas judías hasta el Bósforo y el Volga.
La primera gran empresa tras europea, una gran vergüenza para “la cuna de la civilización occidental”. ¿Por qué?, no creo tener respuesta completa, he tratado de entender para cesar de pretender entender; duele demasiado, solamente esto me queda claro, no olvidar para que no se repita jamás a los judíos ni a ningún otro grupo, pueblo o nación.
El antisemitismo que llego a su clímax en el Holocausto, persiste en nuevas formas, la primera es el doble estándar que se aplica a los judíos, ahora vestidos de soldados o con pasaporte israelí, se amonesta el lado negativo de la ocupación israelí; todos lo vemos eso en las noticias, hay un video hoy que está circulando por todas partes, por el uso de fuerzas que causa daños colaterales a la población civil, sin criticar a las organizaciones terroristas que asesinan inocentes. El odio se disfraza, así como una ideología de apoyo a los débiles.
La segunda es la discriminación de ciudadanos israelíes por los ciudadanos de países musulmanes y organizaciones internacionales, en justas deportivas, con boicot contra compañías que comercian con Israel, negando visas y relaciones vetadas, hasta la recepción de asistencia en tragedias como las de Indonesia y Pakistán, que ha ofrecido Israel.
La tercera forma de antisemitismo es abierta y se fortalece cada vez más, la encontramos en Europa, con ataques y asesinatos, ya muy conocidos y reportados en sinagogas, museos y tiendas de comercio judías, o simplemente el ataque que se hacen a judíos que circulan con su Kipá, con su gorra judía, con ciertos barrios de muchas capitales y ciudades importantes europeas.
¿Cómo?, ¿Cuándo? Y ¿Con que frecuencia recordar?, para un sobreviviente, del horror del Holocausto, no se han inventado instrumentos para medir ni ceremonias capaces de borrar su sufrimiento, no lo hay ¿Es así señora Feldman? ¡No hay!
Las 6.000.000 víctimas eran seres individuales, cada uno con cara y nombre, con hijos y padre y amigos, junto con ellos murió toda una forma de vida; su lenguaje y costumbres, canciones y aromas, sonidos y sueños y esperanzas.
¿Cómo recordar?, no tiene fáciles respuestas, como la que no recibió el niño que encontró ese libro a los ocho años, los que perecieron en el Holocausto no tuvieron la opción de morir, nosotros tenemos la opción de recordar y de no olvidar.
En México, en los últimos años vivimos y padecemos una manifestación de violencia sin precedentes desde la revolución; debemos de tomar las lecciones del Holocausto en cuenta para fomentar una cultura de la paz.
En nombre de la comunidad israelita de Monterrey, que honrosamente represento hoy y en el mío propio, agradecemos mucho y muy sinceramente a la EMAP, por sus invaluables esfuerzos sembrando y siguiendo huellas para no olvidar. Gracias.