Dr. William Soto | Presentación del Proyecto de Ley “William Soto” Ante la comisión de Educación en México.
Agradezco esta oportunidad que nos han brindado para presentar la propuesta de la Embajada de Activistas por la Paz, de incluir como materia de estudio: “El Holocausto, paradigma del genocidio” en el sistema educativo de la nación mexicana, en acatamiento de las directrices y exhortaciones de la Organización de las Naciones Unidas.
El Holocausto es una mancha de indignidad y oprobio en la hoja de vida de la raza humana; porque no fueron culpables de la muerte de millones de personas solamente aquellos que perpetraron los hechos, sino también quienes al guardar silencio se convirtieron en cómplices de la barbarie.
El Holocausto no fue un crimen contra un solo pueblo, fue un crimen contra la Humanidad, porque los nazis mataron también a Testigos de Jehová, judíos, gitanos, homosexuales, comunistas, disidentes políticos, discapacitados mentales, que fueron considerados “no puros” por el régimen nazi.
Lo que movió a Hitler fue una ideología racista: creía en una jerarquía de razas. Según esta teoría, algunas eran superiores mientras que otras eran consideradas “inferiores” o “parásitas”, y así justificaban el exterminio; una ideología que Hitler implantó desde las escuelas.
Si bien han existido otros genocidios, el Holocausto dividió la historia de la sociedad civilizada en un antes y un después, porque el odio y la intolerancia que Hitler promovió y ejecutó, llegó hasta la deshumanización del hombre; usó la educación, la ciencia, la tecnología y la industria con fines de destrucción masiva.
¡El Holocausto dejó muchas enseñanzas universales!
En la Resolución 60/7 del 1° de noviembre de 2005, la Organización de las Naciones Unidas “insta a los Estados Miembros a que elaboren programas educativos que inculquen a las generaciones futuras la enseñanza del Holocausto con el fin de ayudar a prevenir actos de genocidio en el futuro”. Y en la Resolución 61/255 del 26 de enero de 2007 “se rechazan las tentativas de negar el Holocausto, que, al ignorar el carácter histórico de esos terribles sucesos, aumentan el riesgo de que se repitan.”
El Holocausto es el paradigma por excelencia del acto genocida. Como tal, y en acatamiento de las directrices trazadas por la Organización de las Naciones Unidas, el Holocausto debe ser objeto de estudio en las escuelas y colegios públicos y privados, así como en las universidades, a manera de cátedra transversal.
Debemos dar a conocer “El Holocausto, paradigma del genocidio” como una herramienta educativa para prevenir la reiteración de crímenes de lesa humanidad; desde los diferentes centros de estudio debemos fomentar una educación con valores, centrada en el respeto de la dignidad del ser humano; para que así los y las estudiantes aprendan el valor de la defensa de los Derechos Humanos, tomen conciencia de la importancia de construir caminos para la paz de la familia humana, y dimensionen las consecuencias de las guerras y de cualquier otra actitud beligerante o discriminatoria.
El Holocausto no surgió en forma abrupta ni por casualidad. Fue el resultado de la educación con base en el antisemitismo. Fue fruto del odio, de la discriminación, de los prejuicios y de la intolerancia.
Muchos de ustedes se preguntarán: ¿Y por qué estudiar específicamente el Holocausto como paradigma del genocidio?
Según los tratadistas de Derecho Internacional, el genocidio es el crimen capital. A su vez, según la Organización de las Naciones Unidas, el Holocausto es el paradigma o referente universal para el estudio del genocidio.
En la Embajada de Activistas por la Paz vemos con preocupación que los jóvenes tienen poco conocimiento sobre el Holocausto, sobre los factores políticos, económicos y sociales que desencadenaron este crimen tan atroz, y sobre las enseñanzas que dejó al mundo. Es importante recordar y, ante todo, educar para no olvidar; porque como decía el filósofo George Santayana: “Aquellos que no recuerdan el pasado, están condenados a repetirlo”. Por eso es indispensable crear espacios para conocer y reflexionar sobre este tema con los estudiantes.
El 27 de enero de 2013, en la Conmemoración del Día Internacional en memoria de las víctimas del Holocausto, la Unesco publicó el documento titulado: “¿Por qué educar sobre el Holocausto?”, donde el profesor Yehuda Bauer, una autoridad mundial en la historia del Holocausto, afirma: “Aunque uno viva en África Central, en China, en el Pacífico Sur o en Suiza, hay que ser consciente del peligro que representa el genocidio. La educación acerca del Holocausto tiene como objetivo último poner a la humanidad lo más a salvo posible de semejante tipo de exterminio masivo”.
Las consecuencias de este crimen tan atroz aún se viven en el mundo. Sin embargo, la memoria colectiva de la Humanidad pretende dar “vuelta a la página” sin haber aprendido las lecciones de la historia; y una de las más fuertes enseñanzas del Holocausto es que la Educación como simple transferencia de conocimiento es insuficiente, y que se precisa de la formación en valores y en Derechos Humanos.
Hemos aprendido de la historia, que el desarrollo del conocimiento científico y tecnológico no es suficiente para evitar la repetición de un hecho tan atroz como el Holocausto, que costó millones de vidas humanas. Hitler llevó a cabo este genocidio en una de las naciones más avanzadas para aquella época, y llevó adelante estos crímenes con la ayuda de científicos, médicos, académicos, entre otros profesionales, formados en los mejores centros de estudio; por lo tanto, la educación con valores es el principal instrumento para prevenir el genocidio, el crimen de lesa humanidad, las masacres o actos violentos. Hitler utilizó la Educación como instrumento ideológico.
El historiador Yehuda Bauer considera que el elemento esencial de cualquier interpretación de las políticas nazis, es la historia de la élite intelectual alemana. Sin el apoyo de los intelectuales el régimen nazi no habría podido llegar al poder ni tampoco conservarlo; fue de las filas de la intelectualidad de donde se reclutaron las personas que dirigieron los crímenes nazis. Obviamente, la conclusión es que el conocimiento por sí mismo, no garantiza un enfoque humanístico de la vida, y que no hay nada tan peligroso como asesinos masivos inteligentes.
Por lo tanto, LA EDUCACIÓN CON VALORES ES UNO DE LOS INSTRUMENTOS CLAVES PARA EVITAR QUE UN NUEVO GENOCIDIO SE REPITA. Se puede educar para la guerra o para la paz.
Otra de las razones por las cuales se debe enseñar acerca del Holocausto, es que este crimen internacional trajo consigo lecciones del pasado que tienen enseñanzas vivas para las presentes y futuras generaciones; hechos que aunque hayan acontecido en otro continente, permitirán a los estudiantes aprender acerca de las consecuencias de la intolerancia, el odio, la discriminación, los prejuicios, los estereotipos, la violencia, la falta de respeto por la vida y la dignidad humana; factores que provocaron el Holocausto y que, a pesar del tiempo transcurrido, podemos ver que son los mismos factores que en nuestros países latinoamericanos han desencadenado una serie de problemáticas sociales.
El ser humano físicamente es el mismo de hace quinientos años, lo que cambia, según va pasando el tiempo, es el nivel de conocimiento; y el conocimiento se adquiere por medio de la educación. Por eso consideramos que la educación es la clave fundamental para transformar mentalidades.
Por otra parte, el estudio de “El Holocausto como paradigma del genocidio” ayudará al estudiante a identificar las señales de alarma frente al surgimiento de Gobiernos, grupos o personas extremistas o totalitarias, que con su intolerancia puedan desencadenar un nuevo delito internacional como el genocidio, los crímenes de lesa humanidad y los crímenes de guerra.
El Holocausto surgió en la mente de Hitler, quien utilizó la Educación como herramienta de adoctrinamiento; y actualmente los centros de estudio tienen una responsabilidad mucho más grande, ya que están educando a una generación que vive en una sociedad globalizada, con grandes avances científicos y tecnológicos, y con armas de destrucción masiva; por lo tanto, es fundamental que los niños y jóvenes reciban una enseñanza basada en el respeto al prójimo y el amor por la vida, para que tomen conciencia de que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y en derechos.
Cuando se estudia el Holocausto con detenimiento, se adquiere un sentimiento profundo de su complejidad, y se toma conciencia de que esos acontecimientos no tienen una explicación simple, sino que son el resultado de la convergencia de una multiplicidad de factores históricos, económicos, religiosos y políticos que deben ser estudiados. A su vez, esto ayuda a entender que la prevención del genocidio y de las atrocidades masivas puede empezar con la identificación de las señales de alarma.
Cuando los jóvenes estudien otros casos de genocidio y de crímenes contra la humanidad, entenderán que las catástrofes provocadas por el ser humano no son accidentes de la naturaleza; y por lo mismo, pueden ser evitadas.
Diferentes historiadores coinciden en que el Holocausto dejó enseñanzas universales, de las cuales debemos aprender. A mi modo de ver, una de ellas es reconocer que en el ser humano está la semilla del bien y del mal; los humanos son los únicos seres vivos que persiguen a los de su misma especie para exterminarlos en masa. Hay que evitar que se siembre la semilla del odio y corregir el mal en la semilla.
¿Y cómo corregir el mal en la semilla? Evitando que esa semilla de odio y de discriminación se propague. Esa es una tarea de todos. En especial, es una responsabilidad de las universidades y de los profesores como forjadores de conciencias, y de ustedes como legisladores y gobernantes, como autoridades políticas, que a través de leyes y proyectos que mueven a la acción, pueden cambiar la mentalidad de la población mexicana creando conciencia y forjando una sociedad más inclusiva, tolerante y en paz.
En este proyecto de ley se enfoca el Holocausto como un referente histórico que permitirá profundizar en las estrategias para prevenir el genocidio, y reflexionar sobre la importancia de una Educación centrada en valores y principios, que permita a la sociedad ejecutar acciones en defensa de los Derechos Humanos para contrarrestar la violencia y la intolerancia, y para respetar la identidad de los grupos, así estos sean minoritarios.
Después de los crímenes perpetrados por el régimen nazi, se hizo evidente la necesidad de prevenir actos de barbarie humana, poniendo en práctica la teoría de la responsabilidad individual y no sOlo de los Estados. Con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial fueron creados diferentes organismos internacionales destinados a reprimir los graves atentados contra los Derechos Humanos y promover el respeto por la vida, la justicia y la dignidad humana; también fue creada la Corte Internacional de Justicia y la Corte Penal Internacional; surgió un nuevo enfoque del Código de Ética Médica, con motivo de la evidencia aportada en el Tribunal de Núremberg; la acuñación, entre otros, de los conceptos “crímenes de guerra” y “crímenes de lesa humanidad” en el Derecho Penal Internacional; y la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
En la Embajada de Activistas por la Paz creemos que si el Holocausto dejó tantas enseñanzas en materia de prevención a la violación de los Derechos Humanos, es un deber enseñarlo en las escuelas, colegios, y como cátedra transversal en las universidades públicas y privadas de todos los países.
Para aquellos que piensan que hechos como el Holocausto jamás van a volver a ocurrir, quisiera recordarles que la historia registra a lo largo del tiempo y en todos los rincones del planeta, múltiples casos de los que hoy se califican como genocidio, por causas que van desde lo racial a lo religioso. El siglo XXI contempla nuevos hechos similares, y la situación de crisis económica, religiosa y política impulsa una serie de hechos que demuestran que casos como los de Bosnia y Ruanda pueden repetirse en cualquier momento.
La Organización de las Naciones Unidas, a través de la Unesco, en un estudio publicado al principio de este año en Francia, manifestó que los genocidios ocurren porque las personas y los Gobiernos toman decisiones que permiten perpetrar la discriminación y las persecuciones; por lo tanto, es deber de los legisladores crear los instrumentos normativos, y de los Gobiernos: adoptar las acciones para evitar que un genocidio se repita.
Nuestra meta como Embajada de Activistas por la Paz es educar a las presentes y futuras generaciones para que tomen conciencia sobre las consecuencias de la discriminación e intolerancia; y nunca más acontezcan crímenes contra un grupo de personas por discriminación racial, étnica, lingüística, cultural, idiomática, religiosa, de género o de cualquier otra índole.
Para lograr esa meta, quiero proponerles, honorables diputados, que mediante una ley del Congreso se incluya “El Holocausto como paradigma del acto genocida”, como tema de estudio y de debate en los últimos grados en las escuelas, colegios, y como una materia o cátedra transversal en las universidades, como una forma de generar reflexión sobre el valor de la vida y de la dignidad humana.
El genocidio se puede repetir. De hecho, en la actualidad están dadas las condiciones precursoras para que ocurra otro genocidio; lo cual es evitable, si concientizamos a la población mundial que no podemos ser indiferentes ni pasivos ante las circunstancias actuales de intolerancia y de discriminación. Y al ver el resurgimiento de grupos extremistas, especialmente neonazis, en América Latina y en Europa, nos damos cuenta de que estamos frente a las señales de alarma que nos convocan a la acción.
Honorables diputados: Ustedes tienen la libertad pero también la responsabilidad política, y el compromiso ético y moral, de promover y promulgar leyes en defensa de los Derechos Humanos, que garanticen el derecho a la vida y proscriban toda forma de discriminación. La enseñanza de la génesis, historia y repercusiones de “El Holocausto como paradigma del genocidio”, concientizará a las nuevas generaciones de los estragos del odio y de la intolerancia, y les permitirá identificar las señales de alarma para contrarrestarlas; y así prevenir la repetición de otro genocidio.
Si esta propuesta es bienvenida entre ustedes, ofrezco toda la ayuda que la Embajada de Activistas por la Paz pueda brindar.