Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos
Cámara de Senadores
República del Paraguay
Buenos días, Dr. William Soto Santiago, presidente ejecutivo y embajador mundial de la Embajada de Activistas por la Paz; Dr. Carlos Enrique Peña, vicerrector de la Universidad Santa María de la República de Venezuela; Dra. Luci Bento, directora de Posgrado de la Universidad Nihon Gakko, secretaria pro tempore de la ALIUP Paraguay; miembros del cuerpo diplomático, en especial al embajador de mi querido país, de la República del Paraguay ante la República Bolivariana de Venezuela, Dr. Enrique Jara Ocampos; Dr. Miguel Bermúdez Marín, coordinador internacional de la EMAP, y su esposa Lcda. Ruth Flórez, coordinadora de la EMAP en Venezuela; Dr. Julio Cesar Pineda, diplomático, exembajador de Venezuela en varios países; representantes y autoridades académicas, políticas, jurídicas y de la sociedad civil organizada; coordinadores nacionales y Activistas por la Paz en Venezuela; miembros de la prensa, señoras, señores, tengan ustedes muy buenos días.
Los derechos humanos son la pieza esencial para la convivencia democrática; y los que hacemos política —más allá de nuestras creencias e ideas personales— debemos promover su concreción en políticas públicas que aseguren la libertad individual, la justicia social, la vida alejada de toda forma de discriminación.
Vivimos en un mundo en el cual debemos esforzarnos cada día por lograr una sociedad mejor, la misma que se vea expresada en una convivencia sana, un respeto mutuo, y en la cual la práctica de los valores no sea una casualidad.
Para este objetivo, coincido con todos aquellos que consideran indispensable una formación de la persona basada en su desarrollo humano, fundamentando en el principio de que el hombre es un ser capaz de ser mejor para bienestar suyo y el de los demás.
El aprendizaje se nos presenta como el medio por el cual los hombres podemos llegar a mejorarnos los unos a los otros, toda vez que existen cosas que podemos aprender y que merecen serlo a través de la educación, radicando justamente en este aspecto su vital importancia.
Es necesario ver la educación como una motivación a “ser más”, en lugar de una motivación a “tener más”; implicando, además, el hecho de “ser más”, un compromiso para ayudar también a los otros a “ser más”.
Y es que ser humano consiste también en la vocación de compartir lo que ya sabemos, y de esa manera hacernos socialmente válidos, pues nuestra existencia como seres humanos se realiza y tiene sentido a partir de la relación con nuestros semejantes; siendo tal la razón por la cual la educación no solo debe ser vista como la formación en conocimientos, sino como una formación para la vida en relación con los demás.
En ese sentido, permítanme comentarles que en mi país he presentado un proyecto de ley cuya finalidad es incluir en toda la malla curricular de la educación, la enseñanza —como materia— de los derechos humanos.
Por otro lado también estoy impulsando el debate acerca de la problemática cotidiana y dolorosa para miles de familias sobre la discriminación. Paraguay es el único país de esta parte del mundo sin una ley que proteja a sus ciudadanos y ciudadanas de ella. Es una larga deuda de nuestra democracia que espero —pronto y con urgencia—, junto con mis colegas, saldar esa deuda.
Y por otro lado, estoy luchando también y trabajando, con varias instituciones hemos conformado una mesa interinstitucional para luchar por la paridad, por la igualdad, por los derechos de las mujeres. Hemos iniciado ese camino y pondré todo mi esfuerzo para que esto se vuelva realidad. Espero ver pronto una legislación contra toda forma de discriminación, proyecto sobre el cual estoy trabajando pronto y lo voy a presentar.
Sería el sueño grande de muchas familias y compatriotas que esperan de nosotros (más allá de nuestras diferencias), garanticemos un espacio mínimo de convivencia tolerante y democrática. Sabemos que tenemos en nuestras manos el mundo, y principalmente en las manos de los políticos; y coincido cuando dijo el vicerrector: “El pueblo no hace la guerra, sino los políticos”. Yo soy político, es cierto, pero no lo tomo por aludida, porque yo estoy tratando de luchar por la paz y por la tolerancia.
Si ponemos ahínco, y por sobre todo, voluntad en eliminar todo acto de violencia, odio, de discriminación entre hombres y mujeres; si enterramos el prejuicio, la controversia estéril en la que está sometida la sociedad; y una vez que comprendamos que la causa última que arrastra a los hombres al enfrentamiento y finalmente a la guerra es el egoísmo; y que sus secuelas son la intolerancia, el orgullo y la ambición. Si somos capaces de poner orden en nuestro interior habrá automáticamente orden en la sociedad, pues depende de cada uno de nosotros cambiar.
La paz es el mayor tesoro en todo el mundo, es el factor más importante e indispensable para todo crecimiento y desarrollo de una sociedad. Pongamos empeño y trabajemos para que en este mundo haya respeto, tolerancia, igualdad, solidaridad, diálogo y convivencia pacífica. Si nos mentalizamos y la practicamos, lograremos alcanzar la paz anhelada.
Destaco y felicito el trabajo de la Alianza Internacional Universitaria por la Paz y de la Embajada Mundial de Activistas por la Paz; quién más que los universitarios y los docentes universitarios que trabajen y que eduquen por la paz.
Que día a día trabajemos todos juntos por construir una cultura de paz a través de la educación de calidad, que se orienta al desarrollo de competencias profesionales fundamentada en el respeto de la dignidad, en la protección y promoción de los derechos humanos.
Mi propósito siempre ha sido y es luchar por el respeto irrestricto de los derechos humanos, apoyando proyectos de leyes y atendiendo las diversas denuncias que la ciudadanía nos acerca. Mi compromiso es fuerte y esto lo seguiré haciendo de manera firme y convencida que no hay otro camino para lograr un mundo mejor.
Muchas gracias.
Dr. Julio César Pineda
Moderador
Bueno, después de escuchar esta intervención muy importante, ella es miembro del Parlamento paraguayo, es senadora; y como ella lo ha resaltado, lo fundamental es una cultura de paz, pero como parlamentaria insiste en crear leyes que puedan servir dentro del marco de nuestros países a esa cultura de paz y al respeto de los derechos humanos.
Además, como venezolanos, ahora también somos no solamente miembros del Parlamento Nacional, sino que tenemos la extensión al Parlamento del Mercosur, del cual también es parte, precisamente, el Paraguay; y cada parlamento —lo ha señalado ella— tiene que hacer esas leyes en función de esa cultura de paz y en función de la dignidad humana; pero también es interesante señalar que Paraguay es, en el Mercosur, la instancia donde está el Tribunal del Mercosur, que entra en la resolución de los conflictos que puedan presentarse.
Así que ahora una tarea más, y ella es parlamentaria del Paraguay, pero también participa en el Mercosur. Es a través de Mercosur, en un espacio mucho mayor que el espacio nacional, y dentro del proyecto del embajador William Soto, que hablaba esta mañana sobre la paz como fundamento de los derechos humanos, pero también la paz como esencial para el desarrollo del ser humano y de nuestros pueblos.
Tal vez esa proyección que usted señala sea muy útil en las instancias de parlamentos regionales, en nuestro caso el Parlasur o lo que pasa en el caso del Parlamento Latinoamericano, el Parlamento Centroamericano o el Parlamento Andino; pero nuestra situación —muy particular—, ojalá que también ya que estamos en un Parlamento tan importante como el Mercosur, trabajar en esa dirección.