El enfoque de la educación superior en valores, basado en el liderazgo - Iris de Gil

Magíster en Gerencia, Mención y Sistema Educativo

Jefe del Departamento de Investigación y Posgrado del Instituto Universitario Antonio José de Sucre

Puerto de la Cruz, Anzoátegui

Buenos días a todos, mil gracias por la invitación que muy cordialmente llegó hasta mi terruño, Puerto de la Cruz, estado Anzoátegui; mis autoridades están completamente agradecidas de esta invitación, especialmente al Dr. William Soto y el resto de los panelistas.

La educación superior plantea que la variedad y cada vez más compleja demanda que la sociedad se propone, hace recomendable que sus profesores dispongan en su desempeño, labores de las competencias propias del liderazgo; de este tipo de liderazgo transformacional. ¿Qué entendemos por liderazgo transformacional? Conforme lo establece Bernard Bass en 1985: está implícita la motivación, el optimismo, la intelectualidad, las consideraciones y, sobre todo, la tolerancia.

Esto con el fin de que se le propicie a un aprendizaje mucho más significativo en sus alumnos, e inducir el cambio de la innovación en las instituciones universitarias; y sobre todo, promover grupos de trabajo en función de la paz y por la paz, donde pueda conformarse una comunidad educativa que posibilite la consistencia, coherencia de las visiones, la motivación, la tolerancia, el amor, la comprensión de sus integrantes por la paz.

La necesidad de perdurar en un mundo cada día más exigente, ha obligado a las instituciones de educación superior a realizar cambios en sus estructuras orientadas a mejorar la calidad en su proceso.

En este sentido, el liderazgo transformacional para la paz se ha convertido en una herramienta útil para la gerencia universitaria en la búsqueda para alcanzar el logro de sus objetivos; pero ¿cómo? Con motivación, con solidaridad, con armonía, con tolerancia, sobre todo, con amor.

Las clases de estudio que imparte la educación superior deben enfocarse hacia el desarrollo de un liderazgo eficaz, ¿en función de qué?, de la paz; en el desempeño laboral de sus docentes y en la formación de sus educandos; convirtiéndose en un punto crítico de trabajo para un abordaje en las instituciones de educación superior a partir de la comprensión de su realidad; ya que en una sociedad cada vez más exigente, se evidencia la imperiosa necesidad de asumir, por parte del docente, el rol de líder de paz, que le permita transformar su quehacer cotidiano.

Bajo esta perspectiva, la educación superior se debe plantear como un reto innovador para construir la nueva sociedad por la paz, del conocimiento basado en la responsabilidad y el compromiso de nosotros los docentes de este campo educativo, en asumir las competencias propias de un liderazgo que permita transformar los espacios académicos mediante la calidad del servicio prestado a sus usuarios, que son nuestros educandos; capacitándolos así, cada día, a construir grupos para que se propicie un aprendizaje significativo en sus alumnos, con mira a establecer como meta una convivencia por la paz.

Ante la situación emerge la necesidad de mejorar la educación superior y, por ende, la praxis docente; humanizando su desempeño laboral al incorporar características existentes en el liderazgo transformacional por la paz, considerándose uno de los factores claves de poder influir positivamente en la excelencia académica, para lograr el desarrollo pleno en la formación de actitudes y valores de sus alumnos; hechos que repercutirán en la vida futura de estos, tanto en la empresa, comunidades y en todo el país donde se ejerza la profesión que estos vayan a lograr, pero siempre con amor y paz.

Ahora bien, es necesario entonces formular una estrategia que proyecte la educación superior en las instituciones de la educación universitaria como la aplicación de un liderazgo transformacional por la paz, con recursos efectivos para desarrollar la gestión de aprendizaje, ofreciendo las herramientas al ente universitario para ser un líder capaz de proyectar la misión y la visión a todas las comunidades educativas, y lograr cambios en su forma de pensar, sentir, actuar, encaminados al crecimiento y desarrollo de las instituciones.

Ahora bien, el éxito de la educación superior en nuestras universidades o en nuestras instituciones universitarias están supeditadas a que sus líderes encuentren el balance entre los técnicos principios y los valores por construir la paz a los más altos niveles éticos y morales.

De esto se desprende que el gerente o la gerencia, conjuntamente con el liderazgo de la educación superior, deben orientarse a una relación balanceada, que implique la administración de los recursos físicos a través de procesos gerenciales adecuados y la ampliación de factores éticos que se adecuen a las necesidades de nuestra sociedad; es decir, aquellas que sean ampliamente deseables y aceptables por parte de la mayoría de todos los integrantes de una comunidad que realmente deseen la paz.

A todas estas, quiero decirles que en mi corazón me llevo esta gran Embajada, que como decían mis antecesores: relacionar corazón con mente, si este decide, es lo que haremos.

Muchísimas gracias.

 

Dra. Luci Bento

Moderadora

Y bueno, así escuchamos a la magíster Iris de Gil con un tema apasionante, que podemos resumirlo: cuán importante es el liderazgo que ejercen los docentes en el proceso formativo del profesional.

Así como la calidad y la competencia tienen varias denominaciones dependiendo de los actores, el liderazgo también lo tiene; pero busquemos un concepto sencillo y aplicable para ese tema tan apasionante que estamos desarrollando el día de hoy; y es la influencia que el líder pueda ejercer, y en este caso, a los estudiantes.

Entonces, los docentes con un liderazgo nato, natural, que lo permite desarrollar a través de las cátedras, es de suma importancia en el ámbito de la educación superior. Aprovechemos ese poder que nos dan las cátedras que tenemos en nuestras manos para desarrollarla; y así como nos dice Iris de Gil: “El liderazgo del docente puede transformar la educación superior”.

Y que importante sería que dentro de los indicadores de calidad para la acreditación de las carreras empiece a trabajar fuertemente el perfil profesional por competencia. Como nos decía la colega de Colombia, que en su país para llegar a acreditar, basta con que uno “conozca”; solo se miden los conocimientos en uno de los indicadores. Pues eso hay que trabajarlo y por eso seguir propiciando espacios de esta naturaleza, de manera participativa, y que se involucren también las instancias reguladoras de la educación superior y las instancias acreditadoras de la educación superior, como un apoyo fuerte para el impulso del desarrollo humano en el ámbito de la educación superior.