Docente del Programa de Psicología Universitaria
Universidad Cooperativa de Colombia
Bueno, buenos días. En representación de la Universidad Cooperativa de Colombia, un saludo cordial de parte del Dr. Eduardo Valencia Porras. Le doy un cordial saludo a la mesa directiva, a ustedes, al Dr. William Soto, a la Dra. Gabriela, a la Dra. Luci y demás asistentes, por ver este esfuerzo que hacen para unirnos en un tema que es coyuntural a nivel mundial, y en especial en mi país, sobre el proceso de paz.
Sin embargo, hoy quiero compartirles algo, unos temas relacionados con nuestro trabajo en la Universidad Cooperativa: de qué forma estamos aportando al tema de la paz.
Como académica en estos temas, ustedes saben que nosotros a veces tenemos ciertas resistencias a los nuevos órdenes de educación, pero realmente no vine a contradecir sino a llevarme un nuevo modo de enseñar, de compartir, de transformar; porque realmente es lo que nos hace falta a muchos académicos. Y desde que he estado ahí escuchando todas las ponencias he visto unas variables, unas categorías que han sido escindidas, es decir, han sido eliminadas del contexto académico como es ese asunto del corazón.
Dentro de las acciones que nosotros hemos realizado, las pocas (nos hacen falta para adelantar, muchas, pues trabajo con víctimas del conflicto armado, que ha sido mi trabajo en la comunidad y con semilleros de investigación), es inicialmente un artículo titulado: “La indemnización del dolor y la subjetivación del trauma”. Es un artículo de reflexión que surge de un trabajo con víctimas, como coordinadora de un proyecto de conexión social, Cigef* Internacional, viviendo esa realidad con ellas bajo el marco de la Ley 975 de 2005 en Colombia; luego paso a la academia; pero me asaltaba una gran preocupación por un evento que sucedió el 13 de mayo del 2008, por el Decreto de Reparación por Vía Administrativa, ustedes recuerdan que se extraditaron un grupo de paramilitares para ser enjuiciados en otro país.
Para las víctimas, para algunas que ya entraron en proceso de reparación, en el marco de la Ley de Justicia y Paz, esto generó cierto malestar, generó cierta inconformidad y levantó un manto de dudas en el proceso de Justicia y Paz enmarcado en la verdad, la justicia y la reparación.
Entonces fue con un ánimo de unirme a ese sentir de esta población afectada, entendiendo a la víctima como: aquellas que sufren un daño directo o indirecto, tanto psicológico como moral, por algún delito de lesa humanidad. Entonces quise unirme a ese sentir con esta población haciendo un artículo de reflexión muy polémico, fue más de crítica en ese momento para el Estado por ese proceso, que por muchas víctimas en mi país, especialmente en Montería (estoy hablando de una población específica), no fue bien visto.
O sea, ellas no se sentían representadas, ellas dicen: “Si se los llevaron ¿cómo vamos a hacer ahora con el proceso?, ¿quién nos va a decir la verdad?, ¿quién nos va a decir por qué mataron a mi hijo?”. Entonces eso en general generó ciertas discrepancias y por eso le di ese título: “Indemnización del dolor…” como una forma de decir que el dolor no se paga con nada.
Y creo que uno de los errores que ha realizado nuestro Gobierno (con respeto y estoy apoyando ese proceso), y es que empezamos por la reparación material, no por sanar esas áreas que ustedes hoy fielmente tocan, que es ese asunto del corazón y del alma; porque aún todavía muchas víctimas siguen llorando, siguen elaborando el duelo, siguen ahí enclaustradas en el trauma; entendiendo el trauma como aquel evento que sobrepasa la comprensión del umbral del sujeto, es aquello que despliega un orden y lo ubica en una crisis, y las crisis no necesariamente generan cambios positivos, sino que hay algunas que se relegan.
Otro de los estudios que he realizado, fue el estudio sobre: “La subjetivación de la violencia” en un grupo de mujeres de Montería, con el enfoque cualitativo. Ustedes saben que los enfoques cualitativos no tienen la validez externa; es decir, solo explica el fenómeno en una sola comunidad, en un solo - una realidad social, lo que no permite la generalización. Con esto quiero aclararles que con este estudio, lo que yo les manifiesto acá, no es que todas las víctimas de Colombia estén pensando lo mismo, hay que aclarar eso.
Este estudio se hizo de tipo descriptivo, con estudio de casos, con una población de víctimas del sur de Montería, y se ordenaron en dos momentos: el descriptivo y el analítico, donde se desarrollaron las categorías, que son: sin recurso, la forma del otro y lo imposible de olvidar.
Otro estudio…, ya metiéndonos, miren que ya aparece el titular: “Acciones realizadas: una reflexión para la paz”. Como Colombia ha sido un país pionero en generación de leyes, ya estamos como legitimados y autorizados para hacer acciones; me puse en la tarea con un grupo de estudiantes de Psicología, de hacer un estado del arte de todas las universidades de Montería que han adelantado trabajos con víctimas y qué acciones se han realizado a partir de la ley.
Nos tomamos desde 1997 por la Ley 387, con el asunto de desplazamiento forzado y nos llegamos hasta el 2013. Ahí encontramos muchos vacíos investigativos, encontramos que hay muchas universidades todavía que no han incluido este tipo de población para trabajar con ellas.
Afortunadamente, en la Universidad Cooperativa, en el Programa de Psicología y Derecho, hemos dado inicio a estos trabajos y estamos generando formas, no solamente de decir qué pasó, porque esa es otra deficiencia para la academia (yo me considero y estoy estudiando para ser docente investigadora, estoy adelantando mi doctorado): nosotros a veces nos quedamos solamente con resultados y no proponemos hacer nada para demostrar cambios.
Entonces, encontramos vacíos y solamente un artículo en una universidad publicado (de allá de Montería); encontramos en torno a la Ley 1448 del 2011 un gran evento, lo que es el PAPSIVI (que era la atención integral a víctimas), donde ya se incluye el factor psicosocial, porque antes no era incluido, sino que todas las leyes anteriores tenían sus componentes solamente asistencialistas; o sea, devolver el daño a partir de lo material, pero el efecto del daño moral, psicológico, o sea, esa herida del alma, esa herida psíquica no era trabajada.
Y un proyecto en curso que anoto ahí, que es “Salud mental y restitución de tierras”, que es un estudio que está en curso con mi semillero.
Un proyecto que hicimos también allá sobre “Comprensión subjetiva de posconflicto en mujeres víctimas de Montería”, sobre el asunto de la paz. Hay víctimas que... en esto encontramos... queríamos saber cómo lo están percibiendo las víctimas del conflicto armado, qué piensan de la paz, cómo se están sintiendo, cómo están aceptando estos encuentros que se están dando en La Habana.
Encontramos que algunas víctimas aún no se sienten representadas; y escuchándolos ahora a ustedes con estos temas, yo creo que el asunto de no sentirse representado es porque cuando no se habla desde el sentir del otro, desde el alma, nadie siente que el otro lleva su voz, no es liderado.
Entonces, en este estudio encontramos que ellas no están entendiendo, no todas (estoy hablando de ese sector), qué está pasando allá. Algunas que han ido no son precisamente las líderes, aquellas que han estado... o sea, es decir, ¿cómo les explico esto sin entrar en cuestionamientos?, ustedes saben que son temas muy espinosos. Aquellos líderes que han ido no son necesariamente la voz del pueblo, no son aquellos que salen de ese dolor, que emerjan de esas asociaciones de víctimas; y ustedes se han dado cuenta, y es a nivel mundial, hasta dónde va el avance de nuestro proceso.
No perdemos la fe, no estoy cuestionando mi Estado, al Gobierno. Ahora me llevo una postura distinta: ¿Qué voy a hacer yo por ese proceso a partir de la academia?, ¿de dónde puedo avanzar? Porque parece que todavía siguen muchos eventos que no han dado, por la otra parte, compromiso de hacer realmente un proceso.
Entendamos que la paz no es firmar un documento. Ustedes lo han dicho, la paz tiene muchas variables; y un día publiqué allá con mis estudiantes: “La paz tiene mil caras”, tiene infinitas caras; y esta mañana lo hablábamos, lo hablaba con la Dra. Gaby; el asunto de la paz es un esquema muy amplio, el asunto de la paz se define desde cada sujeto, desde una necesidad básica a veces.
Entonces, tenemos que buscar la forma, cómo integrar desde la academia este concepto de paz, porque para algunos la paz es tener sus necesidades básicas, y aquí nos vamos a la teoría de Abraham Harold Maslow; y otra es la necesidad de satisfacción, la necesidad de escucha. Es múltiple el sentido de la paz. Pero podemos llegar a un punto de encuentro en el asunto para no llegar a una polisemia de la paz, que no sea un significado que se integre.
Sucede en este asunto, encontramos como categorías que algunas víctimas no están entendiendo qué está pasando, otras dicen: “Es imposible superar esto”, otra dice: “Es el momento del perdón. Si ellos nos hirieron es porque también ellos fueron heridos”. Entonces, si alguien llega a esa comprensión, eso es un apunte de resiliencia para poder salir adelante.
El reconocimiento también, de los eventos que se han realizado en torno a la paz en la universidad: estamos haciendo mínimos encuentros académicos en reflexiones sobre la paz. ¿Qué estamos haciendo? Brigadas de salud mental. En el sur de Córdoba, en las zonas de alto riesgo, donde hemos encontramos víctimas del conflicto que todavía no están dentro del sistema nacional y no están recibiendo ninguna ayuda; entonces nos hemos dirigido con un grupo de estudiantes de Psicología y de Derecho a estas comunidades a dar un espacio de escucha, un espacio donde la víctima se sienta escuchada.
A veces estamos buscando indicadores para decir: “Se atendieron ‘tantas’ víctimas”, pero realmente ¿cuál es el espacio que se le dedica a cada sujeto? Por eso al inicio anoté: “De sujeto a víctima”, porque hay una movilización psíquica cuando el sujeto sufre el daño, y ya hay una ley que lo legitima como víctima, ¿cómo lo retornamos a sentirse una persona digna después de ese proceso de trauma?
Retomo aquí dentro de esto, las brigadas que hemos hecho, porque he estado siguiendo algunos artículos de acá de la Embajada Mundial, liderada por el Dr. William Soto, sobre el buen trato y sobre ese tema de “Huellas para no olvidar”. Y así me animé, liderando el proceso de reformación curricular en la universidad, en el programa de Psicología, los Seminarios Regionales I, II y III, a desarrollar módulos sobre memoria individual y memoria colectiva, sobre procesos de paz y sobre la restitución; o sea, la reconstrucción del tejido psicosocial.
Uno es el papel de la memoria individual y colectiva en la reconstrucción del tejido. Juan David Villa es un docente de doctorado, quien ha escrito en Antioquia más sobre víctimas, de ahí destacamos los patrones generadores de violencia; y tomo también uno de los artículos que habló el Dr. William sobre “señales de alarma”: ya tenemos una señal de alarma a nivel mundial sobre este generador de violencia.
Y algo que finalmente yo quiero decirles a ustedes que me impactó mucho, y es el asunto del reconocimiento al corazón como fundamento de educación.
Les cuento que llevo unos diez años de estar estudiando Psicología con especialización, maestría y doctorado, y hace rato no hablaba del corazón; porque para nosotros... los psicólogos a veces (lo que decía la Dra. Luci), no específicamente de Psicología sino de todas las disciplinas, le damos..., cambiamos el nombre a las cosas. Para nosotros no existe el ser en las tres dimensiones: alma, cuerpo y espíritu; para nosotros es un ser biopsicosocial: es biológico, psicológico. Pero lo social ¿a quién se le responsabiliza? Y cuando le quitamos el nombre a las cosas caen en el anonimato; y cuando caen en el anonimato, se pierde en el discurso.
Entonces, en nuestro afán de tecnificar todos estos procesos nos perdemos en el discurso, nos perdemos en las referencias y estamos solamente apuntando a conocimientos.
En algún momento, comentaba ahora, que en Colombia es importante para el proceso de acreditación de las universidades, las Pruebas Saber Pro, y se evalúa solamente conocimiento. La universidad y los estudiantes que más puntúen en conocimiento serán las universidades acreditadas; y en términos de acreditación, aun las mejores universidades de mi país han generado, han soltado productos humanos que han hecho mucho daño a nuestro país.
Finalmente, dentro de este proceso de reconstrucción de tejido psicosocial, me llevo “suturar las heridas con amor” emanado de ese asunto del corazón. ¿Qué es suturar? Es reconstruir el tejido, si se reconstruye el tejido con amor yo creo que se puede saldar un valor, que es respeto, la tolerancia.
Me llevo un gran mensaje para mi país, para la academia. Es un gran reto. Yo les dije: “No vine a contradecir, vine a llevarme una mejor forma de seguir educando”.
Muchas gracias.
Dr. Julio César Pineda
Moderador
Este punto ha sido tan interesante que el propio secretario general de las Naciones Unidas recientemente decía que más allá de los conflictos tradicionales o clásicos, se olvidaban siempre (antes) de las víctimas; el Derecho Penal sancionaba o castigaba al culpable y se olvidaba de la víctima; y solamente en la crisis de Siria, decía él, hay trescientos mil muertos, pero hay cinco millones de desplazados refugiados en países vecinos, y miles y miles de víctimas que habrá que atender; porque no solamente es el conflicto, sino como decía nuestra panelista, el posconflicto.
Por cierto, mañana va a hablar sobre el Derecho Penal el Dr. Luis Ortiz, a quien saludamos, del Tribunal Supremo de Justicia, nos visita, bienvenido.
Vamos a seguir entonces con la segunda mesa de trabajo, con la Dra. Luci Bento.
Por cierto, me decía la senadora Blanca Fonseca, que ella es miembro del Parlatino (doce diputados tiene cada país en el Parlatino) y que hay una reunión en México en septiembre, que va a pedir autorización a la Embajada para presentar en el Parlatino una sesión especial sobre estos temas que le parecen de extraordinaria importancia en materia de educación y derechos humanos; así que creo que es una iniciativa muy buena.