César Salazar Grande | 3er Encuentro Internacional de los Hijos de la madre Tierra, Izalco El Salvador.
Muchas gracias. Me siento muy honrado y muy contento de estar con ustedes, al señor doctor William Soto Santiago, presidente ejecutivo de la Embajada de Activistas por la Paz, señor Jorge Jiménez, representante de la Cancillería de la República de El Salvador, doctora Mirna Cunningham, embajadora especial del Año de la Agricultura, asesora del presidente de la Asamblea General de la ONU, señores delegados del Consejo Indígena Centroamericano, funcionarios del Gobierno de El Salvador, un saludo especial a Betty Pérez (tengo el gusto de conocerla), al licenciado Escobar, coordinador nacional, y especialmente a mi amigo José Antonio Menjivar, coordinador nacional de Nicaragua.
Muchas gracias por esta invitación, como les digo me siento muy honrado de estar acá, y quiero decirles que en esta ocasión yo no represento Gobierno alguno, sino represento el pilar de la justicia regional; y como pilar de la justicia regional estoy queriendo poner un grano de arena a su trabajo de este día.
Escuché muy atentamente de las palabras del doctor William Soto, que requieren de un espacio, de establecer un espacio de diálogo, un espacio de participación de los pueblos indígenas en la formulación de políticas públicas para proteger la Madre Tierra, su armonía, su depredación y sus consecuencias; no me cabe ninguna duda de que ustedes en esta jornada van a poder lograr muchos objetivos, y quiero por eso dejarles un documento que ha sido aprobado por los presidentes centroamericanos, que recoge todo lo que ahora llaman los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Estoy hablando precisamente de la Alianza para el desarrollo sostenible, que los países centroamericanos adoptaron ya hace varios años, el concepto de desarrollo sostenible para Centroamérica es el siguiente, dice:
“...desarrollo sostenible es un proceso de cambio progresivo en la calidad de vida del ser humano, que lo coloca como centro y sujeto primordial del desarrollo, por medio del crecimiento económico con equidad social y transformación de los métodos de producción y de los patrones de consumo, y que se sustentan en el equilibrio ecológico y el soporte vital de la región.
Este proceso implica el respeto a la diversidad, etnia y cultura, regional, nacional y local, así como el fortalecimiento y la plena participación ciudadana en convivencia pacífica y en armonía con la naturaleza, sin comprometer y garantizando la calidad de vida de las generaciones futuras.”
Este concepto de desarrollo sostenible ya es un acuerdo regional plenamente vigente en Centroamérica, complementario al Protocolo Tegucigalpa. Con este concepto: desarrollo sostenible, ya no necesitamos más normativas, ya tenemos las normas, los derechos sustantivos aprobados en la reunión de presidentes; por eso es que este documento deben tomarlo en cuenta en esta jornada.
¿Cuáles son los siete principios fundamentales de la Alianza para el desarrollo sostenible? Primero, el respeto a la vida en todas sus manifestaciones; segundo, el mejoramiento de la calidad de vida humana; tercero, el respeto y aprovechamiento de la vitalidad y diversidad de la tierra de manera sostenible; cuarto, la promoción de la paz y la democracia como forma básica de convivencia humana; quinto, el respeto a la pluriculturalidad y diversidad étnica de la región; sexto, el logro de mayor grado de integración económica entre los países de la región; y séptimo, la responsabilidad intergeneracional con el desarrollo sostenible.
Yo creo que estos principios nos vienen al dedillo para poder trabajar este día y poder realmente exigir, porque lo que a nosotros nos corresponde ahora es exigir a las autoridades nacionales el cumplimiento de los acuerdos a los que llegan.
Solamente la sociedad civil, las organizaciones —en este caso del Consejo Indígena Centroamericano y de otras organizaciones como la de afrodescendientes en Centroamérica— deben de ser capaces de exigir el cumplimiento de la Alianza para el desarrollo sostenible en Centroamérica; pero no solamente exigir sino que también preguntar a los Gobiernos: “¿En qué manera podemos sumar para poder cumplir este compromiso de carácter regional?”
Quiero decirles que, desde hace años he venido apoyando a las organizaciones de la sociedad civil para que tengan un espacio dentro del Sistema de la Integración Centroamericana; ha sido difícil. Aquí hay gente presente que sabe que hemos intentado tener esos espacios - se han tenido, es decir, en este momento se negocia la posibilidad de que sea el espacio formal que ustedes quieren; es decir, esto ya se está negociando con sus líderes representantes de la sociedad civil en el Sistema de la Integración Centroamericana (que no se haya logrado todavía no quiere decir de que no estemos en ese objetivo).
A mí me parece realmente que todos debemos de buscar - primero identificar esos espacios, creo que en esta jornada pueden lograrlo y —además de eso— participar activamente y ser protagonistas de esa formulación de políticas públicas de las que hizo mención el doctor William Soto Santiago.
Estoy convencido de que este es el camino para Centroamérica. Estoy convencido de que ustedes pueden hacer la diferencia, y quiero convencerlos de que tienen todo mi apoyo.
Quiero dejarles un mensaje final del cual —creo yo, que en esta jornada— puede dejar también un saludo fraternal y de apoyo para ustedes: El desafío de hoy debe consistir en entregar lo mejor de nosotros, siempre en la búsqueda de la paz, el bien común y la justicia; “No hay paz sin justicia —dijo el doctor William Soto Santiago—, no hay justicia sin verdad…”, y yo agrego: No hay bien común sin solidaridad.
La necesidad imperiosa del humanismo nos debe llevar a superar los condicionamientos materiales y a avanzar en el desarrollo del ser humano con responsabilidad y conciencia.
Avancemos en una valiente revolución cultural, que nos ayude a recuperar los valores contra el desenfreno del antropocentrismo que no nos permite sentir la naturaleza como norma válida y refugio de vida, que no nos permite preocuparnos por el daño a la naturaleza, así como un visible desinterés por la misma.
Estas son manifestaciones externas de una crisis ética incapaz de conocer, amar y dialogar; del ser humano que se coloca en el centro para dar prioridad absoluta a sus conveniencias ante el disfrute y la adoración del poder humano sin límites, donde todo se vuelve irrelevante si no sirve para los propios intereses.
La noción del bien común incorpora la solidaridad a las generaciones futuras: la solidaridad intergeneracional e intrageneracional; es decir, la solidaridad con el desposeído actual y la solidaridad con el desposeído futuro.
Debemos mirar no solo el presente para no gastarnos todo, sino para no acumular más de lo que debemos, ya que lo que recibimos pertenece también a los que vendrán y a los que están; esta es la casa de todos, los estilos de vida y el consumo afectan a todos. La incapacidad de pensar en las futuras generaciones está ligada a nuestra incapacidad de ampliar los intereses actuales y pensar en quienes quedan excluidos.
Cambiemos como nunca hijos de la Madre Tierra, busquemos un nuevo comienzo, tengamos consciencia de un origen común, de una pertenencia mutua y de un futuro compartido por todos.
La pobreza tiene que tener límite para que podamos hablar de una dignidad humana aceptable, pero también debe tener límite la acumulación y la abundancia de algunos pocos.
Muchas gracias.