Ati Quigua | III Foro Judicial Nacional - Bogotá, Colombia

Ati Quigua | III Foro Judicial Nacional - Bogotá, Colombia

Delegado Comisión Asesora de Paz Presidencia de la República

Colombia

[Habla en lengua de origen] Buenas tardes, buenas tardes. Del corazón de la tierra, la Sierra Nevada de Santa Marta un saludo muy especial a los organizadores de este foro en nombre de los pueblos indígenas, agradecerles esta invitación.

Voy a tratar de en estos 25 minutos, hacer un contexto histórico sobre los derechos humanos desde la perspectiva indígena, abordar nuestro contexto de nuestro país en el tema de paz y cerrar pues con un saludo de parte de nuestros mamos para todos.

El tema de los derechos humanos es un tema nuevo en la cosmovisión de los pueblos indígenas del mundo. Cuando se proclaman los derechos humanos en ninguna lengua indígena existía este concepto, ese es un tema nuevo también para nuestras culturas.

Es muy importante tener en cuenta esto, porque este tema hay que situarlo también en un contexto cultural y ese contexto cultural tiene que ver con una visión antropocéntrica o una visión que mira el ser humano como epicentro del cosmos, del mundo.

Para nosotros los pueblos indígenas somos nosotros los que somos parte de todo lo que existe de la tierra, somos nosotros los que somos parte del ciclo del agua. Nuestra identidad es una identidad elemental somos lo que comemos, somos lo que bebemos, somos lo que respiramos energizados por las estrellas.

Es nuestra identidad, es algo básico, de tal manera que los derechos humanos nos hizo reflexionar sobre la importancia de reconocer también los derechos de los demás seres.

Es así como en esa Declaración de los Derechos Humanos, los derechos de los pueblos indígenas no estaban allí, pasaron aproximadamente cuatro décadas y solo hasta el año 2007 los estados firmaron la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas y con la llegada de la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas surgen dos temas muy importantes: los derechos humanos se pueden resumir en sus derechos de primera, de segunda y de tercera generación o los derechos políticos, sociales, los culturales, los económicos.

Con la llegada de los derechos de los pueblos indígenas se reconocen los derechos espirituales y este es un principio muy importante para nosotros que se llama aluna o anuwe en nuestra lengua.

Para nosotros está demostrado que somos más que la materia, somos más que el cuerpo físico, somos lo que pensamos, somos lo que sentimos y en ese sentido para nosotros la realidad es simplemente un reflejo de lo que estamos pensando.

Dicen nuestros mamos y nuestras sagas sabias si quieres conocer el espíritu de un pueblo, de una nación conocen sus ríos porque allí se refleja el espíritu de la nación, los sentimientos de la nación.

Y de esa manera cuando venimos a hacer nuestros tributos al río Bogotá nos damos cuenta que los cambios que necesitamos hacer como sociedad son cambios profundos, cambios de conciencia, para que los ríos puedan fluir limpios, para que los ríos puedan fluir libres, porque somos agua, no solamente nuestro cuerpo, sino articulados y tejidos a esa gran trama de la vida.

Entonces este principio para nosotros fue una gran conquista ante los estados partes, de las Naciones Unidas y viene otro tema muy importante y en eso América del Sur ha sido pionera y son los derechos de la naturaleza.

Es así como por primera vez en la Constitución de Bolivia se incorporan once derechos de la naturaleza, de la tierra, el derecho a no ser contaminada, el derecho a ser respetada como fuente de alimento y enseñanza, el derecho que tienen todos los seres a vivir en armonía con los ciclos y procesos vitales, el ciclo del agua, el ciclo de la luna, el ciclo del sol.

Así es como Ecuador incorpora también en su constitución los derechos de la naturaleza, por primera vez llevamos a Naciones Unidas el tema del derecho fundamental, el derecho humano al agua. Fue muy interesante este diálogo intercultural entre formas de ver el derecho diferente, porque ha llevado a que los pueblos también empiecen a fundamentar sus constituciones incorporando los principios ancestrales.

Es muy importante recordar la historia de los pueblos indígenas en Colombia, si ustedes conocen la Constitución del 86, solo hasta el año de 1991 se nos dio el estatus de ciudadanos, de seres humanos, es decir, yo estoy estrenando mi ciudadanía.

Agradezco la invitación que me ha hecho el señor Presidente de la República a ser parte de la Comisión Asesora de Paz, donde pues están diferentes formas de pensamiento para poder compartirles la visión también de los pueblos indígenas en el marco de este proceso.

La mujer indígena aún no ha tenido la voz suficiente para recordar, por ejemplo que nuestra nación tiene origen, antes de llamarnos Colombia que significa Tierra de Colón, nuestro nombre era Cariba, yo a veces me pregunto si en doscientos años de vida republicana olvidamos de dónde venimos, porque aquí no vinieron mujeres, las mujeres estaban aquí, y yo creo que es muy importante saber de dónde venimos, que tenemos una matriz cultural, para pensar quienes somos, dónde estamos y la visión de futuro para dónde vamos.

Para mí, esta nación es un parto de mujeres indígenas, y todos tenemos una esencia nativa que llevamos dentro, porque todos absolutamente todos somos agua, somos tierra, somos aire.

Lo fundamental para un proyecto de nación es tener identidad, saber quiénes somos, y es ahí donde yo considero que el papel de la seguridad es un papel fundamental para el futuro de nuestro país, el futuro será el agua o no habrá futuro.

Existen más de veinte conflictos armados en el mundo y hoy nuestro país tiene la posibilidad a través del diálogo de resolver un conflicto armado que ha golpeado a unos pueblos más que a otros, sobre todo aquellos pueblos que han estado en la ruralidad.

Y allí me quiero referir a los pueblos indígenas en vía de extinción, a los Nukak Maku que tal vez son los más frágiles, que han sufrido de todos lados, de la guerrilla, de los paramilitares también por parte del olvido del estado. Nos quedan los últimos que tienen su lengua, que nos recuerdan nuestros orígenes.

Se supone que es el patrimonio cultural de la nación la diversidad cultural, por eso hemos colocado muchas víctimas y nosotros queremos pedirle a ustedes que están también comprometidos día a día con la seguridad nacional de que podamos desarmar en primer lugar nuestras ideas, desarmar nuestros corazones.

 

Llevamos cincuenta años preparándonos para la guerra, no dejemos pasar esta oportunidad en la historia para prepararnos para vivir en paz. Esto requiere una nueva doctrina, esto requiere un nuevo entrenamiento, esto requiere que desarmemos las palabras.

Yo les pido disculpas porque no soy muy experta en los códigos y en la doctrina que ustedes tienen, pero en estos días sé que el lenguaje y los símbolos son muy importantes. Por ejemplo, no es lo mismo hablar de entrega de armas que dejación de armas, para quienes no sabemos del lenguaje militar puede pasar desapercibido, pero para quienes han estado en confrontación puede ser un tema que incluso puede ser utilizado por algunos políticos hábilmente.

En el caso la guerrilla ha dicho, nosotros no estamos derrotados, no vamos a entregar las armas, vamos a dejar las armas y algún político que aprovecha este tipo de tecnicismos, de una vez afirma que no se van a dejar las armas. Yo sé que el honor de los hombres que han estado en guerra, el ego es muy grande, pero con humildad en nombre de los pueblos indígenas, que yo creo de los niños y niñas hoy el 70% de los niños y niñas indígenas viven en desnutrición crónica, es la señal del exterminio de nuestros pueblos, el conflicto armado, las fumigaciones.

Nosotros queremos pedirles que hagamos todo nuestros esfuerzos para que cesado el conflicto armado podamos hacer una agenda de paz, pero una paz, no solamente para beneficiar a las trasnacionales como lo que pasa en la Guajira, que la empresa de Carbón gasta más de diecisiete millones de litros de agua al día, mientras los niños no tienen acceso al agua.

Que se roban en nuestras narices los ríos, como es el río Ranchería, por eso yo pienso que en el fin del conflicto armado la seguridad ecológica, la seguridad del acceso al agua y al agua principalmente para la gente de nuestro país es una labor fundamental.

Garantizar los derechos, pero no solamente los derechos para las personas jurídicas internacionales, sino los derechos ante todo de la gente de esta nación, queremos justicia, porque sin justicia no hay paz.

Yo creo que hay demasiadas sensibilidades en este tema y ustedes serán garantes de que esto pueda realmente llegar a un objetivo que es el fin del conflicto armado en el país.

Por eso viene un momento muy importante y es el momento de la refrendación de esos acuerdos; yo creo que son cinco puntos muy concretos: el tema de la reforma agraria integral, el tema del narcotráfico, el tema de la justicia, tenemos tres temas de derecho público internacional, está el tratado de Roma está el tema del narcotráfico y está también el derecho a la consulta previa que tienen los indígenas y también las comunidades afro.

Ustedes vieron lo que paso, lo que se pensaba fuera la primera experiencia de una reserva campesina en el Catatumbo, se demandó porque la zona donde se pensaba constituir la reserva campesina tocaba tierras ancestrales de los Bari, los Bari que en estos años fueron reducidos de ser diecisiete mil a tres mil, para mí esto tiene nombre propio, a esto en un foro anterior hablábamos de los etnocidios y yo pienso que a esto hay que hacerle un seguimiento de tipo académico, hay que mirar de qué manera los acuerdos que se van a hacer sobre la tierra son sostenibles, porque ya tenemos casos internacionales como el caso de Honduras, donde el estado entrego tierras de los indígenas a otros sectores y la Corte Interamericana de Derechos Humanos ordenó devolverle esos territorios a las comunidades indígenas.

Que va a pasar con el territorio de los Nukak Maku, es una pregunta que quiero dejar, será que después de todo lo que han sufrido sus tierras… yo pienso que definitivamente este es un acuerdo, el acuerdo sobre la democracia de la tierra, es un acuerdo que tiene que garantizar una paz duradera para nuestro país, nosotros le llamamos a este acuerdo Unsewa, un acuerdo sobre la tierra, un acuerdo sobre el agua, un acuerdo sobre el respeto a la semillas, a las semillas nativas.

Las semillas que llevan miles y miles de años en este territorio y son la síntesis y la expresión de la biodiversidad y son la base del sustento de muchos pueblos, nosotros criamos las semillas y las semillas nos crían a nosotros. Sin embargo, sentimos también que nuestras semillas están en riesgo, están en riesgo porque se le da más garantías muchas veces a las semillas terminator, a las semillas modificadas genéticamente, se protege más las prácticas agro toxicas transgénicas para beneficiar las trasnacionales semilleras que la agroecología que la biodiversidad, que la diversidad cultural.

Para mí el entendimiento de la diversidad cultural es la base de la paz y armonizar la visión de futuro con nuestras aguas, con nuestra vocación ambiental, somos el país por área más biodiverso del mundo, el 65% de los páramos, las fábricas de agua están en nuestro país, es nuestro mayor patrimonio, nuestros ríos y debemos garantizar que sigan siendo bienes comunes.

Quiero citar las palabras del vicepresidente del Banco Mundial hace unos años, que pronosticó que se viene cumpliendo, dijo: “las guerras de este siglo fueron por el petróleo, pero las guerras que vienen serán por el agua y en menos de 15 años el 70% del agua dulce estará en manos de corporaciones privadas”.

Yo espero que si llegamos al conflicto armado el día de mañana no estemos nosotros nuevamente en conflictos por los ríos, nuevamente en conflictos por nuestros páramos, hay que garantizar ante todo los derechos humanos, y un derecho humano que es un mínimo vital de que todas nuestras familias puedan tener acceso a los bienes comunes, a la naturaleza. [Cuánto llevamos]

Quisiera que nos levantáramos un minuto para que compartiéramos un saludo todos [si me tienes por favor] vamos a llevar nuestros dedos al centro, este dedito gordo que fue el que nos permitió desarrollar muchas herramientas, que nos humanizó, la mano izquierda donde guardamos las semillas que es aquí justo debajo del ombligo y la mano derecha arriba, es una postura que la hacemos como compromiso de cuidar la semilla humana y la tierra y la mano arriba como compromiso de que nuestra conciencia sea como el sol, alumbre a toda la humanidad y vamos a decir: “somos uno con el agua, la tierra, el aire, el sol, en pensamiento, en corazón, en espíritu y cuerpo, con las plantas, con los animales, con los minerales y la diversidad humana y lo llevemos al corazón. Duni bababa que quiere decir hoy y siempre infinitas gracias.

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Fecha: 
access_time Jue, 05/07/2015 - 00:00