Hilda Domico Bailarin | “El papel de la mujer indígena en el conocimiento ancestral a la actualidad”
Estudiante de licenciatura de la Pedagogía de la Madre Tierra
Consejera del cabildo Chibcariwak de Medellín
[Lengua nativa]
Buenos días para todos y todas. Dando un agradecimiento a todos y a todas las personas que hoy se encuentran presentes y al equipo organizador de este gran evento, para nosotros como comunidades indígenas es un espacio en el cual nos permite reflexionar, aportar y también compartir con otros pueblos acerca de nuestra Madre Tierra, que es la que todos y todas debemos tener cuidado en la defensa de ella, ya que habitamos un mismo territorio y en muchos espacios pareciera no conocernos.
Inicio entonces, compartiendo un escrito acerca de nuestra cultura Embera, llamado Nepono:
“Como una luz que en el amanecer enceguece a la noche, Nepono había traspasado las entrañas de su madre para aferrarse a la tierra; su madre, una mujer de muchos silencios, había caminado hacia el monte en la noche con su canasto lleno de plantas, telas y guaduas, para esperar allí acompañada de la selva a la primera de sus 7 hijos.
Cuando sintió deslizarse por sus pies agua tibia, se inclinó para ver aflorar a Nepono, la tomó de la tierra entre sus manos, dio gracias y la ofreció a los dioses, después para pintar todo su cuerpo con jagua, dijo que sería fuerte como un árbol, solidaria como la tierra y serena como el río.
Dijo que se llamaría Nepono, como la flor que en los campos erguía aún entre la maleza, pintando de alegría los verdes de la montaña, flor sagrada y poderosa. Todas las fuerzas de la naturaleza la acompañarían siempre.
Enterró el ombligo cerca de su tambo, debajo de un árbol y regresaron a la comunidad ese día, y esa noche el jaibaná cantó y todos danzaron y cantaron y bebieron chicha de maíz, para recordar siempre quiénes eran y de dónde venían.
Nepono creció entre el río y la selva, aprendió los secretos de la naturaleza, aprendió a escuchar a los sabios y aprendió a comunicarse con los espíritus, y muy pronto se hizo mujer sabia de su pueblo.
Una noche soñó que su pueblo desaparecía, vio cómo las mujeres llorando se levantaban al río, los mayores morían, los niños se enfermaban, la tierra triste, seca ya no daba de comer y el río enfurecido se desbordaba de color rojo.
Despertó con el alma agazapada y caminó hasta el río para sumergirse en las aguas, porque era sabido por todos que para ahuyentar los malos sueños había que meterse en el agua que corre para que se los lleve. Reunió a su pueblo para contar los malos sueños, sabía que se aproximaban tiempos malos, y por esos días se habían aposentado un pájaro negro que sólo cantaba cuando la muerte estaba cerca.
En un día como hoy, en un lugar que no era este, en una tierra de aguas anchas y caudalosas, de extensas selvas y gente sencilla como la vida, los vientos del mar arrastraron la codicia hasta las playas chocoanas donde habitan todas las poblaciones que merecen cuidar todos los elementos de la madre naturaleza.
De allí había dicho Nepono que la resistencia era todos juntos defender a la Madre Tierra, que resistencia era no dejar de escuchar las señales de la naturaleza, era no olvidar nunca quienes éramos y de dónde veníamos, dijo que resistir era tener el corazón limpio y los pies firmes aferrados a la tierra como un árbol.”
Una reflexión que nos permite, desde la palabra y la transmisión de los saberes de nuestros abuelos y las abuelas, quería compartirles esto porque nos acerca muchísimo a cómo cada día -como mujeres indígenas- debemos proteger a nuestra Madre naturaleza; no lo debemos hacer solo desde las mujeres indígenas, porque las mujeres indígenas construimos en conjunto con los hombres y la naturaleza y sus elementos.
En él, queremos entonces, manifestar que en el nombre de las mujeres indígenas, habitantes de la ciudad de Medellín, hemos venido buscando espacios para compartir, igualmente transmitir estos saberes a nuestros hijos e hijas.
La gran preocupación que hoy surge es que cada vez de lo que se habla -digamos el cuidado de la Madre Tierra-, en momentos nos aleja, en otros solo pareciera ser que se vuelven sueños, porque estamos compartiendo un territorio y no solo habitamos la comunidad indígena, sino también la población mayoritaria, en donde compartiendo un mismo territorio no nos conocemos.
Por ello, el afán, no solo de pensar en un diálogo de paz que hoy se evidencia en el país, sino también mirar cómo, si bien estamos acercándonos a un diálogo en donde la paz es importante, la paz para los pueblos indígenas, y en especial para las familias indígenas sigue siendo todo el componente integral que debemos llevar a nivel cultural, a nivel del conocimiento de participación social y política; e igualmente desde ese mismo reconocimiento que debemos tener como pueblos, no solo los pueblos indígenas, sino todos los seres humanos que habitamos en este gran territorio.
En esa misma medida, desde el grupo de mujeres indígenas se ha venido planteando trabajar lo que es el significado; qué significa realmente la conexión con nuestra Madre naturaleza para equilibrarnos como familias indígenas o como comunidades indígenas.
En las propuestas de mujeres indígenas, buscamos espacios; que hablar de paz no solo es ir a un diálogo y escuchar al otro, hablar de paz también es concentrarnos y poder conversar, poder proponer nuestros sueños a cómo nosotros también queremos que sea nuestro territorio para seguirla construyendo, cuidandola e igualmente protegiéndola, porque de ahí depende el futuro de nuestros hijos e hijas y las nuevas generaciones que conozcan estas historias, que de generación en generación nuestros abuelos abuelas han venido transmitiendonos.
No queremos alejarnos de esa realidad de la situaciones que hoy también atraviesa el país para los pueblos indígenas y las diferentes comunidades, y es la constante en cuanto al desplazamiento forzado, la desterritorialización de la población indígena de sus comunidades e igualmente la implementación de los megaproyectos que hoy tienen gran preocupación a la mayoría de los pueblos indígenas en el país.
Y a pesar de que nosotros y nosotras habitemos aquí en la ciudad pensando también en qué pasaría con nuestros resguardos en nuestros territorios, es una constante preocupación, el cual hablar de paz, también es buscar el equilibrio con la tranquilidad para poder tener una relación sana con la Madre Tierra
Igualmente, compartimos cuando hablaban en las intervenciones anteriores: el cuidado de la Madre Tierra depende de la educación, depende del conocimiento y reconocimiento de esa diversidad de culturas que habitamos en un mismo territorio; depende de cómo también dentro de la participación social y política estamos planteando esa necesidad de reconocer a la Madre Tierra como un elemento, como un ser que debemos defenderla.
En nombre del cabildo indígena Chibcariwak, en nombre también de la Universidad, queremos dejar una tarea, y es la de compartir desde el conocimiento qué pensamos acerca del cuidado de la Madre Tierra, qué pensamos acerca de cómo podemos transmitir estos conocimientos para continuar defendiendo a nuestra Madre Tierra.
No lo decimos solo desde las comunidades indígenas, sino que la preocupación debe ser de toda la ciudadanía, porque la diversidad es lo que hace al ser humano y el ser humano es lo que demanda desde el conocimiento de la Madre Tierra, en donde para buscar el equilibrio debemos conocernos, reconocer al otro, valorar desde nuestra espiritualidad y también tener ese compartir unos espacios dignos en donde se nos permita integrarnos. Hasta hoy esta es como la gran tarea.
Muchas gracias a todos y a todas, esperamos estar y continuar en este proceso maravilloso que es el que ha empezado, y pues desde los pueblos indígenas estamos abiertos a seguir compartiendo.
Muchas gracias.