Dr. José Luis Valladares Guifarro
Presidente del Colegio de Abogados de Honduras
Buenas tardes a todos y a todas. Realmente es un honor compartir con estos dos distinguidos panelistas, igualmente las personas que los acompañan. Observo aquí hasta maestros míos del Instituto Central Vicente Cáceres, del año 93 al año 1997.
Es para mí realmente un honor representar al Colegio de Abogados de Honduras, y que la Universidad Pedagógica nos haya invitado a compartir estos temas, a los abogados de Honduras, los cuales tenemos una gran responsabilidad con el pueblo hondureño. Los pleitos ahí están y los abogados debemos trabajar por la paz.
No hay duda de que el tema nos llena de mucho interés; he pasado por otras universidades: la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, la Universidad UNITEC, hoy estoy aquí en la Pedagógica hablando de paz, de paradigmas, de desafíos; y eso realmente me llena mi corazón.
Casualmente ayer una persona me decía: “Mirá, llevemos la fiesta en paz”. Y es el presidente electo del Colegio de Abogados de Honduras. Yo entrego el 30 de abril y el presidente electo me dice: “Mirá, llevemos la fiesta en paz”. Le digo: “Fui al Colegio de Abogados de Honduras a enseñarte armonía y convivencia”. Ustedes no han vuelto a escuchar actos de corrupción en el Colegio de Abogados, no han vuelto a escuchar si ya eso es entre abogados; que ustedes saben que eso nos distinguía anteriormente en la UNAH. Así que le digo: “Mi hermano, la armonía, la convivencia, lo traigo en mí; así que tranquilo, la fiesta viene en paz”.
Pero bueno, el tema que hoy nos han dado dice: “La administración de los nuevos paradigmas en la Educación Superior”.
Educación Superior, instrumento de desarrollo personal y de profundo impacto social.
Quien les habla aquí frente a ustedes: soy un campesino de la aldea La Guacamaya Manto Olancho. Si no hubiesen existido estas universidades gratuitas, tal vez como dice el doctor, continuaría sembrando fríjoles y maíz, trabajando por la paz siempre; pero sé que desde aquí podemos hacer muchas cosas.
El valor de la paz parece distante de las sociedades actuales; y es responsabilidad del mundo académico superior promoverlo, no como enseñanza, sino como un estilo de vida que marcará los cambios profundos que necesitan las sociedades.
Es importante reafirmar que la educación debe ser un instrumento no solo de desarrollo personal, sino también de profundo impacto social; y únicamente en la medida que se involucre a la educación con el desarrollo humano y la sostenibilidad del ambiente, se podrá estar dando esperanzas a las presentes y futuras generaciones, que estamos en presencia de un mundo mejor y con iguales oportunidades para todos.
El hecho de que se nos permita estudiar, a las personas que venimos de los pueblos, de las aldeas, que no tenemos recursos…; o como les digo a los abogados que yo juramento cada día, allá en el Colegio de Abogados, abogados jóvenes de 21, 22, 25 años, y abogados ya mayores, que se han graduado a los 50, 70 años; miren, les digo: “Cuando yo vine a juramentarme en el año 2002 (aquí al Colegio de Abogados de Honduras), el traje que andaba puesto era prestado, los zapatos eran prestados, eran del dueño del cuarto que nos alquilaba una habitación en la Quinta Avenida de Comayaguela, ahí por el Mamachepa”.
Entonces no hay duda de que si trabajamos en esto podemos cambiar el mundo. Yo soy el vivo ejemplo de eso. Estoy aquí frente ustedes a mis 35 años. Sé sembrar frijoles, sé sembrar maíz, sé ordeñar una vaca, pero también Dios me ha dado ese don; y ustedes, ustedes los que están allí sentados me han ayudado a hacerlo, dándome educación superior. Así que hoy me siento orgulloso por eso. Pero no hay duda de que la Educación Superior está en un constante cambio. Entendido este, como una experiencia cotidiana de la vida y un reto para adaptarse al mismo.
Desde luego que no todos los cambios son buenos, y es aquí cuando la educación desempeña un papel básico para tratar de humanizar aquellos cambios que están descarnados de la figura central del panorama terráqueo: el ser humano.
Nuestra Constitución de la República, en su Artículo 59, dice: “La persona humana es el fin supremo de la sociedad y del Estado.” La persona humana, como decía el doctor: “Pero aquí nos hemos dedicado solo a ver cuánto produzco; capitalismo está bien (dice), pero quitémosle el salvaje”. No hay duda que sí, la persona humana es el fin supremo de la sociedad y del Estado.
Creo que eso lo compartió la doctora Lisy anteriormente en horas de la mañana, con quien formamos parte de lo que fue la elección de los nuevos magistrados de la Corte Suprema de Justicia.
Vengo llegando de Comayagua y hablarles del proceso a los estudiantes de la Universidad José Cecilio del Valle, de lo que fue ese proceso de elección de magistrados. Dentro de los alumnos yo no sabía que había dos diputados de dos partidos diferentes. Gracias a Dios no dije nada malo ahí. Solo les dije: “Miren, ya estábamos aburridos. Tres sí, cuatro sí, cinco sí.” Ni la novela podíamos ver, ¿Se recuerdan?
Pero gracias a Dios que ese Congreso Nacional se pudo poner de acuerdo, gracias a Dios que se pudo poner de acuerdo, aun en esa diversidad de pensamientos.
En el Colegio de Abogados de Honduras eso somos. Hay cuatro frentes diferentes, con ideologías y pensamientos totalmente diferentes; y yo les digo: “Miren, ¿qué quieren que hagamos? Aquí yo no tengo mayoría. Robar no puedo porque el tesorero no es mío”. Mi campaña fue: ‘No robar, no hurtar’; por eso me eligió el gremio de los abogados.
Por eso cuando decimos: “Un cambio”, ese cambio debe partir precisamente de que el ser humano, la persona humana, es el fin supremo de la sociedad y del Estado.
Todo está cambiando, el arribo de nuevas tecnologías, descubrimientos científicos sorprendentes; nuevas realidades sociales, políticas, culturales y económicas y legales dan lugar a la necesidad de destruir los paradigmas anacrónicos, para dar lugar a novedosos paradigmas educativos.
En estas últimas décadas estamos en presencia de cambios tan acelerados que dificultan a la mente estándar poder procesarlos, asimilarlos y actuar congruentemente con la impronta de los mismos. No es fácil y a veces se sentirán como una amenaza. Y he ahí entonces el poder de impacto que tiene la Educación Superior, pues se le debe enseñar a los jóvenes cómo manejar los cambios a través de la correcta educación de los nuevos paradigmas que irrumpen sus vidas.
Tomando en cuenta las dos definiciones anteriores, estas dos situaciones; un paradigma es un conjunto de reglas y de exposiciones escritas o no, que hace dos cosas:
1. Establece o define límites.
2. Indica cómo comportarse dentro de los límites para tener éxito.
Tomando en cuenta las dos definiciones anteriores se puede asimilar que ambas son aplicables a la Educación Superior.
Las formas de conducir el proceso de enseñanza-aprendizaje, necesitan la aplicación de otras reglas que hagan experimentar al educando su compromiso con él mismo, la sociedad y la Madre Tierra.
Me siento orgulloso de estar estudiando en la Universidad Pedagógica Francisco Morazán. Solo llevo dos módulos (estoy sacando el segundo módulo), pero en ambos me han hablado de valores.
Yo quiero dar clases, y lo voy a lograr. Pero he venido aquí a la Universidad Pedagógica a prepararme para no solo enseñarle a los abogados cómo ganar los juicios; ese era nuestro lema más antes, de los abogados: “Les voy a enseñar cómo ganar los juicios”. Pero aparte de eso está la persona humana y es donde entramos nosotros, enseñarle al abogado el cuidado del medio ambiente, que no basta conseguir el permiso para la explotación de la empresa minera, sino ver qué consecuencias va a traer; no basta conseguir la licencia en la Secretaría de Recursos Naturales para ver como se instala un proyecto de energía. Ya hemos visto los temas ambientales que tenemos, hasta asesinatos y situaciones.
En ese sentido debemos de ser parte, y yo felicito a esta universidad. Como les digo, en esos dos módulos que hemos tenido, nos están hablando precisamente de eso, del ser humano, de la Madre Tierra, del respeto a los recursos naturales.
Al respecto del sistema educativo o los mismos maestros de Educación Superior, pueden caer en la inactividad al no dejar su zona de comodidad, pues su parálisis paradigmática no les permite dilucidar el panorama emergente.
En materia de educación se debe de estar consciente que cuando un paradigma ya no es útil para resolver los asuntos de una sociedad, es importante restituirlo por otro paradigma. Ahora bien, no todo cambio de paradigma es beneficioso, y sobretodo cuando se refiere a Educación Superior. Se debe sopesar antes de proceder a la implantación del mismo, y a reflexionar exhaustivamente si este paradigma se enmarca dentro de los tres ángulos de un triángulo: la ética, la moral y las buenas costumbres.
Hablar de cultura de paz, no hay duda de que sí la necesitamos. Yo vengo de una tierra, que es Manto Olancho; he leído muchos libros de Olancho, pero creo que de los libros más vendidos, es aquel pleito que se tendrían entre los Nájeras y los Turcios. Gracias a Dios esas situaciones también pasaron.
Mi departamento somos gente muy pacífica, pero cuando dicen: “Cuando nos tocan, se convierte en una venganza permanente hasta que se acaban todos (como dicen).” Pero nosotros que hemos estudiado, podemos ir a las escuelas, a los colegios; desde aquí proyectar esa imagen de paz.
Si yo como el presidente del Colegio de Abogados me comporto de manera violenta en los medios de comunicación, ante la Asamblea de los Abogados; no hay duda de que estoy afectando al pueblo hondureño.
Ustedes me vieron en los medios de comunicación, siempre que hablaba en esa junta nominadora lo hacía con equilibrio. Prometí serle fiel a mi país, le pido a Dios que los bendiga, que nos colabore, que se entiendan allí en el Congreso. Eso debemos de hacer todos. Y ustedes, los maestros, son los verdaderos asesores de nosotros, son los verdaderos líderes. Uno de alumno hace lo que el maestro le enseña.
Yo recuerdo cada uno de mis maestros, los que me enseñaron en la parte práctica, también aquellos que me dijeron: “Mire, es malo robar, es malo hurtar” y uno lo va combinando ya con las capacidades que le van dando acá. “Es malo cepear, deje de andar anotando en las sillas, más bien píntelas para que estén bonitas”. Por ello es importante que el tema de los paradigmas sea objeto de reflexión y luego de una correcta administración y progreso en la vida de los alumnos.
Es importante recordar que la educación no solo le servirá al joven para vivir mejor, sino también para convivir mejor con sus semejantes y todo elemento vivo, y recursos, de la única casa que posee: el planeta Tierra.
Me da lástima ir a Olancho, ir a Yoro, o venir en un avión y ver cómo se ve ese tema del gorgojo que nos está destruyendo todos nuestros bosques. Nosotros, los que tenemos esos conocimiento, los ingenieros, debemos de buscar la forma, ver cómo se combate esto. No solo ver cómo se le da ‘chamba’ a unos cuantos activistas políticos, sino ver, combatir en realidad esto. En los lugares donde yo me crié era totalmente verde, ahorita usted va y se ve todo aquello como un desierto. Es muy lamentable.
Esas son las situaciones que nosotros debemos de combatir como Educación Superior, lo que actualmente estamos viendo.
Una vez socializado y reflexionado qué cambios se necesitan en el campo educativo-social de nivel superior, es de capital importancia para aplicar los paradigmas conducentes, analizar los siguientes procesos y cambios que se están dando en los cinco continentes:
- El desarrollo de la teleinformática y de las comunicaciones.
- El avance cotidiano de internet.
- Presencia de ingeniería genética y biotecnología.
- La caída de los sistemas ideológicos y surgimiento de otros.
Miren, a nosotros se nos debe preparar en Educación Superior. No solo enseñarnos (como les digo) a llevar una demanda de alimentos, a cómo sacar a alguien de la cárcel que empujó o golpeó su esposa; también se nos deben enseñar otras herramientas, otro paradigma.
José Luis Valladares de andar en un burro, a un carro año 80, lo suben en una prado, en un avión y le dicen: “Vas para París a hablar a una conferencia sobre el asesinato contra los profesionales del Derecho”. Jamás en mi vida había usado yo lo que es un instrumento que uno se lo coloca para que estén conectados todos los idiomas. Yo llegue y yo miraba, y bueno… este está hablando en chino, otro hablando en inglés, ¿los de español…?, yo buscando mi grupito. Al rato me doy cuenta que existían esos aparatos, nadie me lo había dicho; y yo estaba al otro lado del Atlántico buscando recursos para ver cómo protejo mis agremiados del Colegio de Abogados de Honduras, porque los están asesinando. Cosas que nos pasan.
Por eso no solo se le debe de enseñar, solo elementos, sino enseñarle a vivir, en la vida; que cuando le toque salir, aprenda todas esas cosas.
Vengo llegando de la Guacamaya Manto Olancho al Instituto Central Vicente Cáceres… una maestra grande, alta, bien recta, clase de inglés, año 1991: “¿What is your name?” me dice. “¿Qué pasó?”, le digo yo. Cipote me dice: “¿Y vos de dónde venís?”.
Óigame, pasaron dos años de kínder, seis años de escuela y jamás una palabra en inglés. No sé si ustedes lo vivieron eso. Y yo sé que pueda ser que sí o alguno de sus compañeros, porque se ríen. Gracias a Dios hemos ido evolucionando y esas situaciones han ido pasando; pero esto que les cuento le ha pasado al presidente del Colegio de Abogados de Honduras.
Por lo tanto debemos de trabajar bastante en el uso y el manejo de la tecnología, y explicarles todos estos procedimientos; porque ya no solo vivimos en Honduras, somos una aldea global, y nos toca agarrar avioncito y pasar todo el Atlántico, etc, etc.
- Las grandes migraciones. (Debemos de trabajar sobre eso).
- Nuevas enfermedades y peligros de epidemias.
- Graves problemas ecológicos.
- Acelerada globalización de las economías.
- Ampliación y profundización de las crisis financieras.
- Incremento en los riesgos de seguridad por el extremismo fundamentalista.
- Mayor participación de sectores sociales que han estado excluidos de la educación.
- Fuerte eclosión de fenómenos especiales en materia de sexo, droga y otros patrones socioculturales.
Los cambios en la inserción de otros paradigmas, entonces, en la Educación Superior son esenciales para ahora y no para después. No solo es una cuestión de tiempo, sino de capacidad adaptativa, imperiosa e impostergable para el mundo tan cambiante e inestable que ya nos toca experimentar.
En este siglo XXI la permanencia se localiza en el cambio y en la transformación, sobretodo en esta Era de la información, donde lo que no evoluciona produce inestabilidad, crisis y lleva casi siempre al irremediable camino del no retorno, para finalmente desaparecer.
Es fundamental recordar y recalcar que la educación busca como uno de sus objetivos máximos, la formación integral del ser humano, y por ende, de la comunidad y sociedad a la que pertenece.
El profesional de hoy no es ciudadano de una aldea, sino ciudadano del mundo. Lo que yo les explicaba. No es lo mismo ir a un Congreso en Valencia, España, a ir a la aldea de Las Guacamayas.
Por eso los maestros no se deben quedar con nada para ellos; muéstrenle todo a sus alumnos, no sean egoístas. Igualmente deben estar alegres siempre. Uno recuerda más a aquellos maestros que son alegres, que son sonrientes. Actualmente me está dando clase una maestra que es bien alegre, sonriente. Liduvina Sierra, me imagino que todos ustedes la conocen, jubilada de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.
Otro olanchano, Darío Celaya, que es el que lo recibe en un diplomado acá a uno; alegre, ameno, lo enseña; me dice: “¿Verdad que cuando vos venías de Las Guacamayas, antes de pasarte ese bulevar te quedabas viendo así”, me dijo. Pero esas cosas hacen que las clases sean amenas, y hay que enseñarle cosas para la vida.
El tema este de las dimensiones cognitivas: dimensión motora, dimensión axiológica, pues eso creo que, como dice el doctor, no nos vamos a meter mucho a esto; pero sí creo que es fundamental la Dimensión Axiológica. Es triste contemplar a profesionales destacados, con habilidades sorprendentes, pero que carecen de valores. No estamos formando máquinas, señores. Lo que ustedes forman son los futuros diputados, los futuros ministros, los futuros presidentes, los futuros magistrados de la Corte Suprema de Justicia; por lo tanto, hay que formarlos en valores.
Yo le puedo enseñar a alguien muy bien cómo defenderse en los juzgados y tribunales de la república; y hay que enseñarles bien.
Me tocó evaluar a un joven sobre una tesis de: “Las penas y su ejecución en los juzgados de nuestro país”, y cuando le pregunto: “¿Dónde está ubicado el juzgado de ejecución aquí en Tegucigalpa?”. —“No sé”, me dice. —“¡Muchacho! (le digo) Estás haciendo una tesis sobre la ejecución de las penas y no conoces dónde esta el juzgado. Queda allí en el obelisco (le digo), ahí, andáte al frente, segundo piso, los jueces son tales y tales; sos abogados tienes que averiguar eso”. Entonces debemos de trabajar a fondo, ir más allá, no ser egoístas los maestros.
Pues no se le brindó una educación inclusiva, que se velará por la justicia social, el respeto a la vida humana y sus derechos inherentes. Y la toma de consciencia de ser y saber ser un artesano de la civilización, de la integración y la integridad.
Finalmente, la Educación Superior no solo consiste en brindarle al alumno la capacidad de solucionar los múltiples problemas que llegarán a su puerta, sino también en ayudarle a formar esa capacidad de adaptarse a una Madre Tierra compartida, en la cual el valor más alto es el respeto a la misma y a los seres que la pueblan.
Amigos y amigas, este cipote de la Aldea las Guacamayas lo que les puede decir… y presidente del Colegio de Abogados de Honduras: Sigamos cambiando lo que tengamos que cambiar donde estemos; seamos guardias, seamos campesinos, seamos maestros, seamos rectores de universidades prestigiosas del mundo, seamos quien sea, podemos cambiar este mundo, podemos cambiar nuestro país.
Yo sí creo que vivir en paz se puede. Me sorprendió, nunca lo había visto desde ese punto de vista, cuando él dice: “¿Cómo es que la paz se la hemos dejado a los políticos?”. ¿Y ustedes saben que dice nuestra Constitución de la República? Artículo 205 de la Constitución de la República, numeral 11 (creo, por ahí): “Corresponde al Congreso Nacional declarar la guerra y hacer la paz”. Constitución de 1982. “Declarar la guerra y hacer la paz”.
La pregunta es: ¿Esos 128 señores, que están allí con sus 128 suplentes, tendrán los valores suficientes para antes de preferir la guerra, la paz? O como dice la Biblia, hay un pasaje que siempre me gusta: “Pongo ante ustedes la muerte y la vida, escojan la vida”.
Por eso yo los invito a que escojamos la vida; y ha sido un honor estar aquí frente a ustedes.